Se llama Francisca Alonso Risco y tiene 71 años. Su madre murió por un ictus. Ella no ha sufrido ninguno y tiene la suerte de poder decirlo gracias, en parte, a la intervención de su farmacéutico Francisco Marín, que regenta una botica en Cádiz. ¿Y por qué gracias al farmacéutico? Porque, como ella misma cuenta a este periódico, llevaba tiempo sufriendo un dolor intenso en la pierna izquierda y malestar estomacal. Previamente fue operada de la rodilla y siempre ha tenido problemas de varices. Nadie podía sospechar que lo que a Francisca le pasaba es que podía tener un trombo en la pierna tras la intervención que le hicieron en la rodilla.
Un día de estos que amaneció con el dolor y que se sentía "mal del estómago", dice, decidió bajar a su farmacia para que le tomaran la tensión. Y es aquí donde entra en juego Francisco Marín, quien le tomó la tensión y le detectó que tenía una arritmia. Como él tiene un dispositivo que se conecta al móvil para hacer electrocardiogramas, le realizó uno y la prueba mostraba una posible fibrilación auricular. "Me dijo que tenía muchas pulsaciones y me sugirió que fuera al centro de salud. Allí la doctora me hizo un electro y me mandó rápidamente a la Clínica San Rafael donde entré por Urgencias y me ingresaron durante tres días porque tenía una arritmia que no revertía. Finalmente, me la controlaron, me dieron el alta, y me dijeron que necesitaba un tratamiento anticoagulante, que actualmente estoy tomando. Al día siguiente de darme el alta, el dolor de la pantorrilla me desapareció. Se lo comenté a mi cardiólogo y me dijo que, probablemente, podía ser un pequeño trombo que podría tener tras la operación de la rodilla".
"Ahora estoy muy bien", relata con alivio, y son pocas las palabras de agradecimiento que muestra al farmacéutico. "Gracias al farmacéutico me han detectado un problema que desconocía y con mis antecedentes...", se queda pensando en lo que podría haber pasado y no ha ocurrido gracias a Francisco Marín.
"Sigo acudiendo a la farmacia -continúa-, ya que me dan mucha tranquilidad, porque cuando me he visto que me he notado la arritmia he ido para asegurarme de lo que me está pasando y saber si me tengo que tomar una segunda pastilla".
Un proyecto bien armado
Pero esto no es una intervención aislada de un farmacéutico sin más. Lo que hizo y sigue haciendo Marín forma parte del proyecto AxónIctus, que nació en Cádiz, pero que se ha extendido a toda Andalucía bajo el paraguas del Consejo Andaluz de COF. Y lo más importante, se sustenta en un protocolo de actuación consensuado con médicos.
Francisco Marín, que es miembro de la Comisión de Servicios Profesionales del Consejo Andaluz y el alma mater de la iniciativa, justifica su puesta en marcha con múltiples argumentos. "El ictus es una enfermedad muy devastadora, que no tiene tratamiento, solo profilaxis: o se evita o cuando viene lo hace con todo lo que viene detrás. Además, nos planteamos que la fibrilación auricular es la culpable de un porcentaje importante de este tipo de ictus, y que nosotros podríamos detectar para que se ponga el tratamiento correspondiente".
A esta premisa se sumó que en el año 2020 salieron guías nuevas, como la europea de fibrilación auricular, "en la que se ponía sobre la mesa la necesidad de la detección precoz de la FA" y de "extender los cribados oportunistas, mencionando específicamente a la farmacia". Además, por entonces salieron al mercado unos dispositivos muy pequeños, que se asocian al teléfono, y que hacen de forma muy rápida un pequeño electro, con el que se puede detectar si hay fibrilación auricular o no".
Con todo a favor, diseñaron AxónIctus, contando con la colaboración del cardiólogo Rafael Colman, que estaba en ese momento en el Hospital Puerta del Mar, de Cádiz, y era responsable de la Consulta de Rehabilitación Cardiaca, y Mª José Fierro, médico de familia del centro de salud El Olivillo, en Cádiz. Con ellos diseñaron un protocolo de actuación, donde se marcan los límites con los que tiene que trabajar el farmacéutico para, una vez realizado el electro, saber dónde tiene que derivar al paciente que muestra una posible fibrilación auricular: si a Urgencias o al centro de salud. "No podíamos derivar a todo el que tuviera una alteración en el electro" y menos en una situación de pandemia, que fue cuando se dieron los primeros pasos.
Según el protocolo, en el caso de sospecha de fibrilación auricular en pacientes con pulso irregular (fibrilación auricular no conocida) y, tras la realización del electro mediante dispositivo Kardia, el farmacéutico derivará al médico de atención primaria con carácter preferente si el paciente es sintomático y su frecuencia cardiaca está por debajo de las 110 pulsaciones por minuto o si es asintomático, pero su frecuencia cardiaca supera las 110 pulsaciones. Si no tuviera síntomas y la frecuencia cardiaca fuera inferior a 110 pulsaciones por minutos se recomienda ir al médico, pero sin esa preferencia. ¿Y cuando dice el protocolo que se deriva a Urgencias? Cuando es sintomático y la frecuencia cardiaca está por encima de 110 pulsaciones por minuto.
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