La esofagitis eosinofílica (EoE, por sus siglas en inglés) es una inflamación crónica del esófago debida a que los eosinófilos (un tipo de glóbulos blancos) se infiltran en la mucosa provocando dificultad para tragar. Su prevalencia está aumentando de forma muy rápida, y en algunos estudios se ha reportado de hasta 118 casos por cada 100.000 habitantes, siendo este incremento superior al que vemos en el resto de enfermedades alérgicas. Lo explica Roger Garcia Puig, pediatra especializado en Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica y jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Mutua de Terrassa, en Barcelona.
Entre las causas de ese incremento señala que estarían las ambientales (se han identificado fiebre materna periparto, prematuridad, parto por cesárea y el uso de antibióticos o supresores de ácido en la infancia), pero también una mejor detección de la enfermedad, aunque sigue habiendo infradiagnóstico, y, en menor medida, el auge de la inmunoterapia con alérgenos para tratar alergias alimentarias y de otro tipo, de la que la EoE sería un efecto indeseado.
Y es que esta enfermedad es en un 92% de los casos consecuencia de una alergia no IgE mediada alimentaria y en el resto de los casos inducida por aeroalergénos. "En su patogenia influyen factores genéticos y una respuesta inmune Th2 inducida principalmente por antígenos alimentarios", apunta Garcia Puig, que es miembro core de los grupos de trabajo de Trastornos Gastrointestinales Eosinofílicos de la Sociedad Española de Gasteroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (Seghnp) y de Enfermedades Gastrointestinales de la Sociedad Europea de Gatroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (Espghan), así como autor de múltiples artículos nacionales e internacionales al respecto, entre ellos la guía pediátrica de la Espghan (2014) y su actualización (2023).
Afecta a niños y adultos
Esta enfermedad afecta a niños y adultos. Los síntomas aparecen cuando se altera la función del esófago (conducir e impulsar los alimentos masticados hacia el estómago) a causa de la inflamación crónica de su mucosa, y son variados: molestias al tragar, atragantamientos, sensación de “atasco con la comida”, quemazón durante o después de la comida, ascenso del contenido del estómago hacia la boca, náuseas y/o vómitos. Algunos pacientes no son conscientes del problema de salud que tienen, por un fenómeno de “habituación”.
"Aún es poco conocida y en el caso de los niños y adolescentes pueden pasar dos años y medio hasta que se logra diagnosticar bien la enfermedad; y en el de los adultos, hasta 7 años", explica el experto, que ha participado en el IV Congreso Nacional EoE, celebrado el sábado en el Auditorio del Hospital Materno infantil de Sant Joan de Déu en Barcelona con la asistencia de 1.100 personas (800 de ellas, médicos).
Para su diagnóstico es necesario una endoscopia digestiva superior, que es la forma de ver cuál es el aspecto de la mucosa del esófago, y tomar muestras de biopsia en distintos niveles para confirmar si hay inflamación por eosinófilos.
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