Salió del hospital con los brazos vacíos, porque su hijo había muerto tras el parto, pero "con el corazón lleno". ¿Cómo así? Sara Moreno cuenta la experiencia del parto de Oli, su segundo hijo. Vivió una hora y media. Murió de una cardiopatía. Intentaron reanimarlo, pero no lo consiguieron.
En el Hospital Universitario de Zúrich (Suiza), donde Moreno dio a luz, el protocolo de atención al duelo tras una muerte perinatal es especialmente sensible con la mujer. Moreno vive en la ciudad suiza y al contar su experiencia a otras mujeres que habían pasado por lo mismo, la pérdida de un hijo en el vientre o al poco de nacer, descubrió que la consideraban una privilegiada. ¿Por qué?
Moreno fue atendida por una psicóloga clínica cuando le dijeron que su hijo había fallecido. "Para mi fue un shock total, porque no me esperaba nada y tuve un parto de tres horas que me resultó salvaje. Tenía una sensación de irrealidad muy fuerte", cuenta.
Y continúa: "La ginecóloga que me atendió, la matrona y la jefa de Neonatología fueron con mucho tacto, luz baja y, de manera muy cuidadosa, me comentaron que podía estar con mi hijo en brazos y que, si era mi deseo, podía llevar a mi hijo sin vida a casa. En mi cabeza pensaba: ¡qué locura! ¡qué están diciendo! Me resultó todo muy raro".
Moreno estuvo cinco días con su hijo muerto en el hospital de Zúrich. Tiene más de cien fotos de ese momento. A Oli, lo conocieron sus abuelos y su hermano mayor. Conserva una caja de recuerdos de su hijo y cuenta su historia porque considera que tener derecho a un duelo perinatal no debe ser cuestión de suerte, del hospital que te toque o del país.
¿Una locura?
Habrá a quien todo esto le parezca una completa locura: estar con el niño muerto cinco días, poder llevarlo a tu casa, sacarle fotos. Sin ir más lejos, le parecía una locura a Moreno, antes de perder a su bebé y pasar por ello.
Y a usted, que está leyendo esta información, seguro que también. Y, espere, a Arancha Fernández Sánchez, psicóloga clínica en el Hospital Universitario de La Paz, hace menos de diez años, también le resultaba inconcebible que una mujer recién parida quisiera pasar tiempo con su bebé muerto.
Fernández Sánchez dejó de juzgarlo así cuando empezó a formarse y a estudiar sobre este tema: sobre cómo ayudar a las madres y a las parejas a superar la pérdida de un hijo en gestación o al poco de nacer.
Arancha Fernández Sánchez forma parte de la unidad de salud mental perinatal del Hospital Universitario de La Paz junto a la enfermera Sofía Manrique y a la psiquiatra de adultos Susana Cebolla. Son tres. Funcionan desde 2019 y reciben derivaciones de Neonatología, Obstetricia, Genética... En esta unidad del hospital de Madrid hacen un trabajo de acompañamiento al duelo perinatal similar al que relata Moreno al contar su experiencia en Zúrich. También acompañan a las familias cuando salen del hospital. Y van avanzando en este camino.
"La primera vez que una madre dijo en nuestra Maternidad de La Paz que no le era suficiente con estar solo un rato con su hijo muerto en brazos, recién parida, que quería estar con él toda la noche, se armó un revuelo en la unidad. Ahora, la madre que acaba de parir a un niño muerto puede pasar con su bebé toda la noche y también puede llevárselo a casa", cuenta Fernández Sánchez.
Dudas razonables
Y en este punto es inevitable preguntarse: ¿Cómo pueden llevarse el cuerpo del bebé muerto a casa? ¿No tendrán que hacerle una autopsia? ¿No habrá riesgo de descomposición? ¿Es legal?
Con mucha normalidad, la psicóloga de La Paz tiene respuestas para cada pregunta. Explica: "Son los patólogos quienes autorizan sacar el cuerpo de la morgue, donde llega, en algunos casos, cuando la madre no quiere verlo, en un primer momento, y luego se arrepienten. Trabajamos de manera muy estrecha con Anatomía Patológica. A las familias les decimos que deben ponerse en contacto con una funeraria y proceder como lo harían con cualquier cuerpo al que se vela en casa. Preparamos el cuerpo del niño antes de dárselo a los padres y estamos detrás de conseguir una cuna fría para la unidad".
"Lo terrible no es ver a tu hijo muerto, lo terrible es que se haya muerto", sentencia Fernández Sánchez.
Más hospitales que el de La Paz
El Hospital de La Paz en Madrid no es el único con esta unidad específica de acompañamiento en el duelo tras una muerte perinatal. Hay otros en España, aunque a criterio de varios expertos, no los suficientes.
Andrea, nombre figurado, venía con dos niñas de un parto gemelar. Le correspondía dar a luz en un hospital del sur de Madrid. Perdió una de las niñas pocas semanas antes de salir de cuentas. La gestación continuó, pero le aconsejaron ir a la maternidad del Hospital Gregorio Marañón. Allí sí tenían un protocolo de despedía.
Andrea le da un doce sobre diez de valoración a todo el equipo del Gregorio Marañón. Llegó con la idea clara de ver a su bebé muerto, pero al final no fue así. El equipo médico no se lo recomendó. Así que no lo vio y no se arrepiente. Reconoce que su caso puede ser distinto, porque ella se llevó una vida, la de su otra gemela. Lleva un colgante en el cuello con la inicial de la niña que perdió.
Pasos en España
Lynne McIntyer, doctora en la Universidad Autónoma de Barcelona e investigadora de las pérdidas gestacionales en España, reconoce el avance que se ha producido en los hospitales españoles en la atención a los duelos perinatales, pero apunta que "todavía queda camino por recorrer para alcanzar la misma atención que se ofrece en otros países de Europa".
"Hay que dar la posibilidad a la mujer de ver a su hijo muerto y pasar tiempo con él, porque se ha demostrado que eso cura, porque la muerte sin cuerpo es una muerte que cuesta reconocer". La pregunta clave que el profesional sanitario debe hacer a la mujer en estos casos, según la experta, es: ¿Ha perdido usted a un hijo o ha perdido un embarazo?
"La respuesta que da la gestante a esa pregunta es su relato, su experiencia y hay que respetarlo y actuar en consecuencia. Porque hay mujeres que han abortado de manera natural a las 16 semanas o a las 20 semanas y su sensación es la de haber perdido un hijo y tienen que hacer su duelo", explica McIntyer.
Hasta la consulta de McIntyre, psicoterapéuta perinatal de profesión, han llegado muchas mujeres pidiendo ayuda, porque no han podido hacer su duelo de pérdida perinatal. Además, McIntyre también asesora a centros para dar esta atención.
"Hemos visto que el duelo tras la pérdida se hace mejor cuando se trata a estas parejas como a padres, porque en el proceso de embarazo es donde se va creando la identidad de los padres y esto no desaparece al dar a luz a un niño muerto. Por eso, hay que darles todas las facilidades: decirles que pueden traer la ropa que compraron para su bebé, que les pueden vestir, preguntarles qué necesitan, cómo se siente. Y, cuando se van del hospital, ofrecerles una caja de recuerdos de su hijo, porque han tenido un hijo y eso no podemos borrarlo, ni es bueno borrarlo".
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