"Todo el mundo podría vivir su misma vida, pero mucho más feliz, sin lamentarse, sin pensar en la venganza... Si alguien te dice que eres estúpido, no debes siquiera perdonarle, porque eso ya requiere algo de energía. Simplemente ignórale", propone Katalin Karikó, pionera de la tecnología de ARN mensajero que ha hecho posible las vacunas de Moderna y Pfizer, y que pronto traerá nuevas herramientas para combatir diversas enfermedades.
Karikó, vicepresidenta de BioNTech y catedrática en la Universidad de Pensilvania (EEUU), ha recibido este año el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biología y Biomedicina, en su 14ª edición, junto a Drew Weissman -con quien también compartió el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica- y Robert Langer, cuyo trabajo abrió la puerta a las terapias con ARN.
Juntos, Karikó y Weissman "desarrollaron métodos de modificación del ARNm para evitar su destrucción por parte del sistema inmunitario humano", destaca el acta del jurado que ha concedido el Fronteras del Conocimiento. Hablar con Karikó es un placer porque no sólo transmite un gran conocimiento científico, sino también el optimismo y la alegría por descubrir que le hicieron avanzar en los momentos difíciles. Durante 40 años, como señaló tras conocer el premio, no había recibido reconocimientos ni financiación para impulsar sus proyectos.
Varias compañías, además de la propia BioNTech, trabajan hoy en la tecnología del ARN, "llamada a extenderse a otras áreas terapéuticas, como las enfermedades autoinmunes, el cáncer, los trastornos neurodegenerativos, las deficiencias enzimáticas y otras infecciones víricas", como refleja el acta del premio. "El futuro ya es presente, esto está en marcha, la pandemia y la vacuna sólo lo han puesto bajo el foco", coincide Karikó desde su casa en Filadelfia, ciudad cubierta por la nieve a la que acaba de regresar tras recorrer California, Vietnam, Austria y Alemania.
"Mi primer proyecto no fue la vacuna, sino terapéutico", señala, y destaca una de las caraterísticas del ARN que lo hacen tan prometedor: "Con el ARN, la ventaja es que es barato, porque siempre partes de cuatro nucleótidos [las letras que componen el código del ARN], y sólo el orden es diferente. No importa si es para el hígado, el riñón, para cualquier enfermedad... La síntesis es siempre la misma y tu cuerpo fabricará la proteína que logrará la cura".
PREGUNTA: Felicidades por el premio de la Fundación BBVA. ¿Será el Nobel el siguiente?
RESPUESTA: Nunca he sido la clase de persona que busca reconocimiento, pero hay que aprovechar de los premios que pongan la ciencia bajo el foco. Si preguntas a la gente en la calle si se saben el nombre de un científico, te dirán que Madame Curie, Ramón y Cajal... Pero si les pides: 'Uno que aún esté vivo'... ¡No saben! No salen en televisión, no tienen el foco. Bien, yo estoy bajo el foco, soy científica, así que tenemos que decir cuál podría ser el propósito de ponerme bajo el foco. Uno debería ser inspirar a la próxima generación. Hay que decirles en qué consiste ser científico. No necesitas ninguna habilidad especial, sólo concentrarte y trabajar muy duro, sin esperar que vayan a darte una medalla de oro. Lo haces porque tienes curiosidad. Aprendes una cosa, luego otra... Y ese es el premio. El verdadero premio, si te dedicas a esto, es ayudar a alguien que esté sufriendo. Cualquier niño puede ser científico. Yo no tengo una memoria especial, no tengo nada especial. No hay una habilidad especial. Necesitas ser muy flexible si quieres ser gimnasta olímpica, pero aquí no hay nada de eso. Si un niño es curioso -¡y qué niño no lo es!- debemos alimentar esa curiosidad. Es un placer investigar, ver cosas que nadie ha visto. Cuando eres el primero en verlas, y en comprender sus mecanismos, eso es maravilloso.
P: Encuentro un contraste entre la forma en que habla de su magnífico trabajo y cierta arrogancia científica que ha rodeado a la vacuna, en los medios y en la sociedad: 'Han llegado las vacunas, todo está arreglado...'. Y después, cuando se vio que las vacunas ayudan muchísimo, pero no son magia, algo de decepción en algunas personas: 'Nos estamos contagiando igual, no funcionan...'. Primero arrogancia científica y después una decepción que no debió haberse producido. Es muy diferente a lo que percibo en usted.
R: Tú y yo no hemos hemos hecho un buen trabajo: tú eres redactor, yo científica, y no hemos educado apropiadamente al público. Eso es lo que ha faltado también en esta pandemia. La mayoría de los científicos han estado trabajando como locos en este campo. Puedes ser catedrático de algo, pero no has trabajado en un tema desde hace mucho... Los que no trabajaban en este campo han ido al estudio [de televisión] con mucha confianza en sí mismos. No hablan como yo. Usan un lenguaje sencillo, que nosotros deberíamos aprender, y hablan para el público.
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