La acalasia es un trastorno del funcionamiento del esófago que afecta a su tejido muscular. De causa desconocida, provoca una alteración de los movimientos que son necesarios para que los alimentos pasen al tubo digestivo, generando una gran dificultad de deglución de los alimentos sólidos y líquidos.
El tratamiento convencional de esta enfermedad, que afecta aproximadamente a una de cada 10.000 personas, es una cirugía para seccionar los músculos afectados del esófago, permitiendo mejorar los síntomas de los pacientes.
Sin embargo, la introducción de una nueva técnica endoscópica conocida como POEM (miotomía endoscópica peroral) permite obtener como mínimo unos resultados tan eficaces, “pero como mucho menor riesgo de complicaciones o cicatrices porque el acceso es un orificio natural, la propia boca”, señala José Ramón Aparicio, jefe de Sección de la Unidad de Endoscopia Digestiva del Hospital General Universitario de Alicante.
El tratamiento consiste en crear un túnel de seguridad en la pared del esófago, por el que se introduce el endoscopio hasta alcanzar los músculos de la pared esofágica, que son seccionados. El candidato ideal para esta técnica es el paciente con acalasia recientemente diagnosticado o que no haya recibido otros tratamientos previos para esta enfermedad ya que éstos pueden dificultar la técnica.
El POEM no sólo está indicado en el tratamiento de todo tipo de acalasia, donde se ha convertido en la primera opción terapéutica, sino que se ha realizado con éxito en otros trastornos motores del esófago como el espasmo esofágico difuso, gástricos como la gastroparesia e incluso para el tratamiento del divertículo de Zenker y otros divertículos esofágicos. Las únicas contraindicaciones a la técnica son las inherentes a la anestesia puesto que para su ejecución necesitamos que el paciente sea sometido a una anestesia general.
La técnica tiene una duración de entre 45 y 60 minutos (similar a la técnica quirúrgica) y mejora de manera inmediata la calidad de vida del paciente, que puede empezar a tolerar líquidos en 24 horas”, comenta Juan Martínez, adjunto de la Unidad de Endoscopia encargado de desarrollar este procedimiento en el hospital, tras realizar un período de formación exhaustivo. Para el endoscopista, “la mayor dificultad de la técnica consiste en que hay que trabajar en un espacio creado por nosotros, el tejido submucoso esofágico, al cual no estamos habituados y cercano al mediastino, donde existen órganos vitales”.
La implantación del procedimiento “ha requerido un período de formación previo, que ha incluido prácticas con animales y estamos en la fase de realización de casos tutorizados por expertos, lo que hace que a lo largo de este año probablemente estemos en disposición de llevarla a cabo en nuestro hospital con seguridad”, indica Martínez.
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