No saber usar el equipo de protección individual (EPI), o hacerlo mal, es más determinante que la exposición directa al coronavirus para que un profesional sanitario sufra un covid grave y/o con secuelas duraderas. Ésta es la principal conclusión de un estudio elaborado por la Universidad de Navarra (UNAV), que analiza los contagios por coronavirus, sus causas y secuelas en un grupo de profesionales de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) durante la primera ola de la pandemia. El estudio, publicado en Journal of Occupational and Environmental Medicine, es el primero que analiza los contagios y sus secuelas en profesionales de un centro hospitalario, en este caso la CUN en su sede de Pamplona, donde menos del 6% del personal contrajo la enfermedad.
La herramienta que ha permitido analizar y sistematizar los datos del estudio, basado en una encuesta a 119 profesionales infectados en los primeros meses de la enfermedad, ha sido diseñada por la Asociación Española de Especialistas de Medicina del Trabajo (Aeemt) y responde al nombre de Índice de Vulnerabilidad Ocupacional Covid-19 (Covid-19 occupational vulnerability index), un privilegiado testigo que evalúa el riesgo de contraer covid merced a 29 ítems que analizan factores como la salud del profesional y sus condiciones de trabajo, pero también -y aquí reside la principal novedad- su capacidad, medios y disposición para cumplir con las medidas preventivas.
"En líneas generales, el personal sanitario es un grupo poblacional de mediana edad y principalmente sano, de forma que, sobre el papel, no somos un sector especialmente vulnerable frente a una enfermedad en la que factores personales como la edad y las comorbilidades se asocian con la gravedad de la infección, su letalidad y las consecuencias a largo plazo", afirma Alejandro Fernández Montero, especialista en Medicina del Trabajo de la CUN, responsable del Área Covid de la UNAV y director del estudio. Aun así, tras la primera ola de la enfermedad, un 10% de los profesionales sanitarios estaba o había estado infectado, "un 20% de ellos sufrieron un covid grave y casi el 50% tenían secuelas de la enfermedad 6 meses después de haberse contagiado, la mayoría leves, pero algunas considerables, como pericarditis", apunta el director del estudio.
La infección más severa no se dio entre el personal que ejercía en primera línea
En el caso de la CUN, apunta el director del estudio, de los 120 profesionales que se infectaron en los primeros meses de la pandemia, aproximadamente un 18% lo hicieron de forma grave, "entendiendo por covid grave el que requería hospitalización o el que cursaba como una neumonía bilateral en un TAC". Lo más significativo, según Fernández Montero, es que ese 18% de infectados graves no ejercía, en su mayoría, en la considerada primera línea de lucha contra la nueva enfermedad.
Parecía obvio que las condiciones de trabajo de los sanitarios y su exposición (directa o indirecta) al virus eran determinantes para esta mayor vulnerabilidad, pero ¿residía ahí la única explicación? Para dar respuesta a esta pregunta es, precisamente, por lo que el índice diseñado por la Aeemt incluye datos relativos a la salud personal (actual y previa) del trabajador y a las condiciones y el lugar exacto en que desarrolla su trabajo diario, pero también aspectos formativos o relativos al grado de cumplimiento de las medidas de prevención laboral por parte de la empresa.
A cada ítem se le asignó un valor numérico y, de esta manera, se evaluaron cuantitativamente aspectos tan poco habituales como la formación preventiva que ha recibido el profesional, el nivel de cumplimiento de lo aprendido, el grado de supervisión por parte de los servicios de Prevención, el trabajo con aerosoles, la capacidad de la empresa para modificar o adaptar sus protocolos sobre la marcha o el contacto habitual o esporádico con pacientes posiblemente contagiados, entre otros. Los sanitarios con puntuaciones más altas (de 6 a 7) tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar covid grave y secuelas clínicas que aquellos con puntuaciones más bajas (de 0 a 3).
El análisis de los datos aportados por los 119 trabajadores de la CUN encuestados revela que los sanitarios que sufrieron la enfermedad de forma más severa y con mayores y más duraderas secuelas no fueron precisamente aquellos que ejercían en unidades o servicios considerados de primera línea (Urgencias, UCIs, Neumología, Medicina Interna...), sino quienes estaban expuestos al contacto con aerosoles (en unidades de cuidados intermedios) y/o trabajaban en la zona considerada limpia de la Clínica; es decir, en áreas no catalogadas como de asistencia covid.
El estudio concluye que una sólida formación en materia preventiva es fundamental
"Vimos que las personas que utilizaban los equipos de forma más esporádica, porque, en principio, no los necesitaban de continuo, tenían menos capacidad de protección y sufrían un covid más grave, o presentaban más secuelas, respecto a otros colegas que estábamos en primera línea, pero siempre muy bien equipados y formados. De hecho, la mayoría de quienes se contagiaron dentro de esa primera línea pasaron la enfermedad de forma más leve", según Fernández Montero.
En un estudio que evalúa el efecto que la falta de medidas de protección tiene sobre la evolución de la enfermedad, y que se centra en los primeros meses de la pandemia, es inevitable que flote la duda sobre el impacto que tuvo el desabastecimiento de EPIs que denunciaron muchos centros y servicios en esos primeros días. Fernández Montero asegura, no obstante, que, en el caso de la CUN, ese desabastecimiento no se dio y, por tanto, no es un factor significativo en el estudio.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/HXc0gaK
No hay comentarios:
Publicar un comentario