La pandemia de la covid-19 ha tenido, y sigue teniendo, un gran impacto a todos los niveles, incluyendo su asociación con otras patologías, trastornos o problemas de salud. En este escenario, actualmente no hay evidencia firme sobre una mayor incidencia de trastornos del oído interno en forma de tinnitus, hipoacusia neurosensorial, hipoacusia súbita, vértigo o inestabilidad asociados a cualquier cepa de SARS-CoV-2, según explica Paula Sánchez Fernández, vocal de la Comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) y ORL en el Hospital Universitario Central de Asturias.
Existe un crecimiento descontrolado de la literatura sobre la infección por SARS-CoV2. A modo de ejemplo, son muchos los estudios y revisiones publicadas hasta la fecha sobre la posible relación entre la covid-19 y los trastornos audiovestibulares, "si bien la calidad de los estudios disponibles es a menudo insuficiente y con resultados dispares para establecer conclusiones firmes".
El primer metaanálisis publicado surgió en diciembre de 2021 y abrió paso a otros posteriores. Tuvieron como objetivo estudiar la prevalencia de estos trastornos en pacientes con infección por SARS-CoV-2. En estos estudios podemos resumir que se observaron variaciones de prevalencia de hipoacusia del 3 al 8%, de tinnitus del 4 al 15% y de vértigo del 2 al 7%. "Es importante destacar que esta prevalencia es similar a la que encontramos en la población general, de ahí que no podamos actualmente decir que existe una mayor incidencia de estos trastornos en pacientes que han padecido la covid-19 con respecto a la población general", apunta la especialista. En su opinión, añade, "debemos comprender también la diferencia entre un síntoma que pueda referir el paciente y un daño objetivo".
En este sentido, los otorrinolaringólogos "contamos con pruebas objetivas que nos permiten diagnosticar la pérdida de audición o la pérdida de la función vestibular. Varios estudios han explorado con pruebas objetivas la función auditiva o vestibular en pacientes que han pasado la covid-19. Si bien algunos pacientes refieren haber tenido algún síntoma audiovestibular, estos son en su mayoría transitorios y no hay evidencia clara de daño coclear o vestibular persistente clínicamente relevante tras la infección viral".
En cuanto a la incidencia, el mes pasado ha sido publicado un estudio italiano, en el que no encontraron diferencias en el número absoluto de casos con trastornos audiovestibulares agudos diagnosticados durante la pandemia respecto a periodos anteriores. Por todo ello, incide, "se requieren grandes estudios poblacionales, pero a título personal no estamos viendo un aumento de consultas por estos motivos".
Problemas o fenómenos “desterrados”
Sánchez Fernández comenta que, en estos momentos, "no hay nada concreto que se haya desterrado" a nivel audiológico con el paso de la pandemia y el conocimiento adquirido. En su opinión, quizá la hipoacusia súbita merezca mínima mención: "Consideramos hipoacusia súbita como aquella hipoacusia neurosensorial, que debuta en menos de 72 horas, con pérdida de más de 30 decibelios, al menos en tres frecuencias consecutivas de la audiometría tonal. La primera correlación postulada entre esto y la covid-19 se remonta a abril de 2020. Sin embargo, desde entonces, existen casos anecdóticos con una supuesta relación con la infección teorizada por la asociación temporal y por la ausencia de otros antecedentes médicos relevantes". Otra cuestión es el tinnitus. "Hay varios estudios sobre ello, algunos sugiriendo la relación entre el tinnitus y la infección por SARS-CoV-2. Sin embargo, actualmente, esto no se ha podido demostrar y las publicaciones se están orientando a cómo el estado emocional puede influir en la percepción del tinnitus. Ya desde hace tiempo, sabemos que el control cortical, de nuestro cerebro, modula la percepción del tinnitus", apunta.
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