Artralgia, cefalalgia, cervicalgia, fibromialgia, lumbalgia, mastalgia, neuralgia, otalgia, pleuralgia... Todo médico tiene claro de entrada que ‘nostalgia’ es un helenismo emparentado con el griego ἄλγος (álgos, dolor); aun cuando en este caso, más que un dolor físico, se trata de una tristeza o un pesar.
La palabra, ahora bien, no nos viene de los antiguos griegos, sino que es una acuñación moderna. Con las acostumbradas diferencias de matiz que se quieran, en casi todas las lenguas encontramos algún término para expresar el sufrimiento causado por la imposibilidad de regresar a la propia tierra: añoranza en español, Heimweh en alemán, saudade en portugués, mal du pays en francés, stesk en checo, homesickness en inglés, söknudur en islandés… Desde antiguo, no obstante, ha habido pueblos especialmente propensos a padecer ese deseo melancólico de volver a casa, al terruño, a los lugares en los que se pasó la niñez y en los que se hallan las personas, los paisajes, los sabores, los objetos más estimados. En España, por ejemplo, son arquetípicos los gallegos y su morriña; en los países germánicos, los montañeses suizos y su Heimweh o Schweizerkrankheit.
El alsaciano Johannes Hofer, estudiante de medicina en la Universidad de Basilea, escogió precisamente como tema de investigación la enfermedad que aquejaba a muchos mercenarios suizos al servicio del rey de Francia Luis XIV. Obligados a permanecer durante años en las llanuras de Francia e Italia, lejos de los valles y montañas de su patria, estos soldados padecían a menudo un mal indefinido que cursaba con mareos, desmayos, fiebre, dispepsia, dolor abdominal, melancolía profunda e incluso la muerte si no se les permitía regresar a su tierra. Tras estudiar la dolencia durante años, Hofer publicó en 1688 su tesis doctoral, titulada Dissertatio medica de Nostalgia, oder Heimwehe. En el mismo título encontramos la primera mención escrita al término nostalgia, neologismo acuñado a partir del griego νόστος (nóstos, regreso). Desde ahí, el helenismo se difundió con presteza a las demás lenguas europeas para designar el doloroso sentimiento de tristeza y lejanía —espacial o temporal— del lugar o la persona amados.
Además de Heimweh (compuesta de ‘hogar’ y ‘dolor’), el alemán tiene también otra palabra bien bonita que quizá deberíamos plantearnos importar en español: Fernweh (compuesta de ‘lejanía’ y ‘dolor’), para expresar la nostalgia por los lugares en los que no hemos estado jamás, pero a los que anhelamos ir.
Fernando A. Navarro
La palabra 'nostalgia' es un helenismo que no nos viene de los antiguos griegos, sino que es acuñación moderna. Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/xwudWt3
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