En torno al trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no es infrecuente topar con presunciones erróneas, como que solo aparece en la infancia, que afecta en especial a los varones y que está sobrediagnosticado.
Todas ellas son desmentidas y matizadas por Josep Antoni Ramos Quiroga, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) e investigador principal del grupo G-27 del Ciber de Salud Mental (CiberSAM). Este experto de referencia internacional en TDAH ha participado con una ponencia sobre TDAH en adultos en el XXV Congreso Nacional de Psiquiatría, celebrado recientemente en Santiago de Compostela.
“Tenemos que desmitificar la idea de que hay sobrediagnóstico. De hecho, la evidencia científica nos muestra que en realidad está infradiagnosticado, en especial entre los adultos”. Así lo ha comentado a DM Josep Antoni Ramos Quiroga quien alude a un reciente estudio que acaba de publicar en Journal of Attention Disorders como primer firmante, donde se analiza la prevalencia y el tratamiento de esta alteración en España.
Entre las conclusiones del trabajo, destaca que “en España, solo el 0,1% de la población general adulta tiene un diagnóstico de TDAH, cuando los datos epidemiológicos cifran el trastorno en un 2-3%. Eso nos indica un infradiagnóstico muy importante”.
Cuatro veces más mortalidad
Las implicaciones no son baladíes por cuanto el TDAH se asocia con mayor mortalidad -“cuatro veces más, comparada con la de la población general”- en gran parte porque sin tratamiento estas personas pueden tener más riesgo de accidentes, consumo de drogas, tentativas suicidas y de presentar enfermedades cardiometabólicas.
Según expone el psiquiatra, “los factores de riesgo de genético asociados al TDAH también se relacionan con más probabilidad de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y migraña. No podemos caer en el error de pensar en el TDAH como en un trastorno menor. Es una alteración que se asocia a otros trastornos; un tratamiento adecuado nos permite hacer prevención secundaria”.
Otra de las premisas matizadas por Ramos Quiroga es que el trastorno afecta casi exclusivamente a la población masculina. “Las mujeres sufren un retraso diagnóstico. Durante la infancia, quizá por determinados sesgos, se las considera niñas que no tienen interés o que no rinden o que tienen ansiedad. En general, no muestran síntomas marcados de hiperactividad y no molestan tanto, lo que impide que se detecte bien el trastorno. No es algo exclusivo del TDAH. En otras patologías del neurodesarrollo, como el trastorno del espectro autismo, también ocurre. Quizá falta mayor formación con esta perspectiva”.
En el estudio sobre población española, se observa que más del 70% de la población con TDAH diagnosticada en la infancia son chicos, mientras que al llegar a la edad adulta, la mitad son mujeres.
La primera opción terapéutica en adultos son los tratamientos estimulantes y en muchos casos, también hay que asociar un abordaje cognitivo-conductual, resume el especialista para quien clasificar el abordaje de las enfermedades mentales en una disyuntiva entre farmacoterapia y psicoterapia es una grave simplificación. “Depende de la patología, será más eficaz uno u otro, pero en la gran mayoría de casos, en especial los moderados-graves, es necesario aunar ambos”.
“Los psiquiatras no damos pastillas”
En su opinión, “debería desterrarse la idea de que los psiquiatras damos pastillas. Lo que hacemos es prescribir medicamentos que, por cierto, a veces se administran por vía endovenosa, intranasal… intentamos que los pacientes mantengan una buena calidad de vida. En el caso concreto del TDAH, más del 80% responden correctamente a los tratamientos. Sería estupendo conseguir una respuesta similar en muchas enfermedades oncológicas, cardiológicas o neurológicas”.
Con todo, hay aún mucho margen de mejora en diferentes ámbitos. “Nos faltan biomarcadores que permitan alcanzar un diagnóstico a partir de un simple análisis, si bien, en el caso del TDAH tenemos una elevada capacidad para alcanzarlo con gran fiabilidad”.
Al respecto recuerda que “en España ni los psiquiatras ni los psicólogos visitan a sus pacientes en diez minutos. Esa idea de que te ven unos minutos y te dan una pastilla no se corresponde con la realidad. Los especialistas dedicamos tiempo a la evaluación y al seguimiento de los enfermos”.
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