Existe un fármaco muy eficaz para el tratamiento de los pacientes con esquizofrenia, la clozapina, pero tiene un inconveniente. Su uso se asocia a un efecto adverso que, aunque no es muy frecuente, puede llegar a ser muy grave: la agranulocitosis, un trastorno que compromete de forma importante el sistema inmunitario. Por ello, la clozapina está indicada para los pacientes que no responden de forma adecuada a los fármacos de primera y segunda línea.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los psiquiatras para tomar esta decisión es la falta de herramientas para predecir qué pacientes no responderán completamente a las primeras líneas de tratamiento. Hasta ahora, es necesario ir probando y esperar a ver los resultados, lo que puede demorar semanas, meses o años. Esto implica que los pacientes que no responden adecuadamente presenten recaídas y/o ingresos, comprometiendo su funcionalidad y calidad de vida y empeorando su pronóstico a largo plazo.
Ahora, un estudio en que Justo Pinzón Espinosa, investigador del Grupo de Salud Mental del Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau – IIB Sant Pau -que lidera María Portella-, firma como primer autor compartido con Bochao Lin, de la Universidad de Maastricht y liderado por Jurjen Luykx, de la Universidad de Utrecht, pone sobre la mesa una herramienta genómica novedosa.
Este nuevo método ayudaría a predecir qué pacientes responderán mal a los tratamientos convencionales y, por tanto, serían candidatos al tratamiento con clozapina de forma precoz, lo que mejoraría el control de síntomas, la calidad de vida y su evolución.
El estudio se ha realizado como parte de la tesis doctoral de Pinzón Espinosa en la Universidad de Barcelona, cuyos directores son Narcís Cardoner Álvarez, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital de Sant Pau y Jurjen J. Luykx, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Utrecht y el University Medical Center Utrecht, en Países Bajos.
Un tercio de no respondedores
La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta a cerca de 24 millones de personas en todo el mundo, es decir, a 1 de cada 300 individuos. Se caracteriza por una importante deficiencia en la forma en que se percibe la realidad y por cambios de comportamiento y síntomas afectivos y cognitivos que pueden afectar de forma muy importante la calidad de vida de los pacientes. Lo más frecuente es que aparezca al final de la adolescencia o entre los 20 y los 30 años de edad, y en hombres suele manifestarse antes que en mujeres.
La clozapina es un antipsicótico indicado para el tratamiento de la esquizofrenia resistente, o bien, en pacientes que presentan reacciones adversas graves a otros fármacos. Se estima que más de un tercio de las personas que padecen esta enfermedad pueden alcanzar una remisión completa de los síntomas con el tratamiento adecuado. Algunos pacientes experimentan recurrentemente un empeoramiento y una remisión de los síntomas a lo largo de la vida y, otras, un empeoramiento gradual de los síntomas con el paso del tiempo.
Según Pinzón Espinosa, "aproximadamente uno de cada tres pacientes es resistente al tratamiento. Esto implica que le damos un fármaco y, si no funciona, pasamos a segunda línea. Si vuelve a fallar entonces pasamos a la clozapina, pero por el camino pueden haber pasado un par de años y el paciente haber tenido recaídas graves, con todo lo que esto implica en su vida cotidiana afectiva, familiar y labor. Estamos hablando de pacientes muy jóvenes, la mayoría, y para muchos de ellos las reagudizaciones pueden significar abandono de los estudios, baja laboral, problemas de pareja, aislamiento en casa y, sobre todo, sufrimiento mental".
En este estudio, que publica la revista JAMA Psychiatry se utilizó la puntuación de riesgo poligénico para la esquizofrenia (PRS-SCZ, por sus siglas en inglés) y "por primera vez en el mundo hemos logrado discernir qué grupo de pacientes tienen mayor carga poligénica de riesgo de esquizofrenia, asociar su gravedad con factores genéticos y estratificarlos para predecir su necesidad de tratamiento con clozapina a seis años vista", Pinzón.
Este profesional indica que la esquizofrenia tiene hasta un 80% de componente genético. Lo que hemos conseguido en este estudio es poder predecir la mala respuesta de los pacientes a los tratamientos de primera y segunda línea mediante sus datos genómicos, con lo que podemos detectar a los pacientes que son candidatos a recibir clozapina en primera línea, ahorrándoles episodios de agudización, pérdida de funcionalidad y sufrimiento pudiendo ir directamente a un tratamiento que será efectivo para ellos".
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