En el marco del Día Internacional de la Mujer, las enfermeras denuncian que persiste una visión estereotipada y sexualizada de la profesión y que le siguen atribuyendo roles arcaicos y retrógrados.
En este aspecto, el Consejo General de Enfermería (CGE) recuerda el lastre que supone el machismo para la profesión. "Las enfermeras recordamos el 8 de marzo por un doble hecho: es el día de nuestro patrón, San Juan de Dios, con el que celebramos la entrega por los demás, la ayuda y el valor de nuestros cuidados como profesión; y también recordamos que somos colectivo con un 85% de mujeres que lucha por la participación social, por la igualdad entre hombres y mujeres en la sociedad y por nuestro desarrollo interno como personas. Esta doble condición nos obliga a posicionarnos, no sólo sobre la actividad profesional, sino también sobre nuestra condición social, porque hablar de enfermería es hablar de mujer", explica Raquel Rodríguez Llanos, vicepresidenta I del CGE.
Ante este o panorama, Satse ha elaborado una encuesta -contestada por un total de 5.535 enfermeras y enfermeros de todas las comunidades autónomas- que revela que ha aumentado el número de enfermeras -9 de cada 10- que denuncian los estereotipos sexistas y retrógrados vinculados con la profesión, especialmente con las mujeres.
"Al preguntarles por el estereotipo o imagen irreal de la profesión enfermera, el 84% de los encuestados opina que todavía se cree que se trata de una profesión dependiente de otro colectivo sanitario, el 50% considera que se ve como una profesión sin cuerpo de conocimientos propio, el 39% dice que la consideran una profesión sexualizada y el 23% dice que se cree que no tienen una formación universitaria de Grado", aseguran desde el sindicato enfermero.
Además, una encuesta realizada por el Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa (COEGI) entre sus 5.600 colegiadas, también ha puesto negro sobre blanco que la condición de mujer marca y condiciona la profesión enfermera: "El 83% de las enfermeras encuestadas consideran que persiste una visión estereotipada y sexualizada de la profesión. Casi 7 de cada 10 han vivido o han sido testigos de comportamientos machistas en el ejercicio de su trabajo y admiten que el ser una profesión de mujeres condiciona el avance de la misma", aseguran desde el colegio profesional.
Entre estos comportamientos, los que más se repiten -según el COEGI- son el mayor respeto y la diferencia en el trato hacia un enfermero por parte de compañeros y pacientes por el mero hecho de ser hombre; los comentarios machistas y sexistas repetidos; referirse a las enfermeras como las niñas, nena o chica, calificativos que llevan implícitos una merma en el valor profesional; o comentarios inapropiados y alusiones al aspecto físico de la profesional, entre otras situaciones.
La encuesta elaborada por Satse también ofrece otros datos muy significativos, "como que más de la mitad de las enfermeras (55%) y enfermeros (50,10%) han sufrido en primera persona o conocen a algún compañera que ha sido víctima de comentarios y/o comportamientos ofensivos y denigrantes basados en la imagen estereotipada y sexista de la profesión".
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