El cáncer de mama es la primera causa de muerte en la población femenina a nivel mundial, según la OMS. Un estudio español ha analizado la relación de este tipo de tumor con la obesidad en más de 2.000 mujeres posmenopáusicas y ha concluido que alrededor del 40% de los casos con receptor de estrógenos positivo (ER+) podrían estar relacionados con el exceso de grasa corporal. La investigación se publica en Journal of Epidemiology and Community Health.
Este porcentaje es significativamente mayor que el 10% (uno de cada 10) de los casos que actualmente se atribuyen al exceso de peso, para el que se utiliza ampliamente como medida el índice de masa corporal (IMC). Esto indica que probablemente se ha subestimado el impacto real de la obesidad en el riesgo de cáncer de mama, señalan los investigadores, quienes apuntan que el IMC no es una medida muy precisa de la grasa corporal, particularmente en mujeres mayores, porque no tiene en cuenta la edad, el sexo ni la etnia.
Para el estudio compararon el IMC con el CUN-BAE, un estimador de la adiposidad corporal desarrollado por la Clínica Universidad de Navarra que tiene en cuenta la edad y el sexo, en 1.033 mujeres blancas posmenopáusicas con cáncer de mama y 1.143 libres de la enfermedad, pero emparejadas por edad, sexo y región geográfica. Todas las mujeres habían participado en el estudio multicaso-control MCC-España, que tenía como objetivo evaluar los factores ambientales y genéticos asociados con los cánceres de intestino, mama, estómago y próstata, así como la leucemia linfocítica crónica, entre personas de 20 a 85 años. [En este proyecto MCC-España participaron 13 provincias españolas: Asturias, Barcelona, Cantabria, Girona, Granada, Guipúzcoa, Huelva, León, Madrid, Murcia, Navarra y Valencia].
A todos los participantes se les preguntó sobre factores de riesgo potencialmente influyentes: sociodemografía, estilo de vida e historial médico y reproductivo a nivel personal y familiar. La información dietética se recopiló a través de un cuestionario de frecuencia de consumo alimentario semiestructurado validado de 140 ítems, y se utilizó un cuestionario autoadministrado para recopilar información sobre el consumo habitual de alcohol entre los 30 y los 40 años.
La herramienta CUN-BAE clasifica la grasa corporal como: menos del 35%; 35%–39,9%; 40%–44,9%; y 45% y más; mientras que el IMC clasifica el peso como: menos de 25; 25–29,9; 30–34,9; y 35 y más. El IMC promedio fue de poco más de 26 en el grupo de comparación y de poco más de 27 en las mujeres con cáncer de mama. El CUN-BAE promedio fue de poco menos del 40% en el grupo de comparación y casi del 40,5% en las mujeres con cáncer de mama.
Se observó un IMC inferior a 25 (referencia) en el 45% de las mujeres del grupo de comparación y en el 37% de las que padecían cáncer de mama, mientras que se observó un IMC de 30 o más, que significa obesidad, en el 20% del grupo de comparación y en poco más del 24% en el grupo de las que padecían cáncer, respectivamente.
Los investigadores observaron un CUN-BAE inferior al 35% (referencia) en el 20,5% de las mujeres del grupo de comparación y en el 16% de las que padecían cáncer de mama, y un CUN-BAE del 40% o superior en poco más del 46% de las mujeres del grupo de comparación y en el 53% de las que padecían cáncer de mama. Un CUN-BAE del 45% o más se asoció con más del doble de riesgo de cáncer de mama posmenopáusico en comparación con un CUN-BAE inferior al 35%.
No se observó una tendencia similar para el IMC, lo que llevó a los investigadores a estimar que el 23% de los casos de cáncer de mama eran atribuibles al exceso de grasa corporal utilizando el IMC y hasta el 38% utilizando el CUN-BAE.
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