Cuando el farmacéutico de atención primaria (AP) se coordina con el médico para revisar la medicación de los pacientes institucionalizados se consigue optimizar la terapia, pues se detectan problemas relacionados con la medicación (PRM), se disminuye el número de medicamentos prescritos y el riesgo asociados a ellos.
Esto no es una simple teoría. Es un hecho empírico que se ha demostrado en un estudio descriptivo que recoge los datos de las revisiones de la medicación efectuadas a pacientes mayores polimedicados institucionalizados en doce centros residenciales privados o concertados de un área sanitaria de la Comunidad de Madrid. Esas revisiones de la medición fueron realizadas por farmacéuticos de AP coordinados con otros profesionales sanitarios, todo ellos integrados en las llamadas Unidades de Atención a Residencias (UAR).
Estas UAR se crearon en la Comunidad de Madrid en el año 2022 como equipos asistenciales multidisciplinares y, ent re sus funciones, está revisar y conciliar la medicación para mejorar la efectividad, la seguridad y la eficiencia de los tratamientos.
Cristina Peral Bolaños e Isabel Santaolalla García, farmacéuticas de AP de la Gerencia Asistencial de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, han intervenido en este estudio, publicado en Elsevier, que ha contado con una muestra de 295 personas institucionalizadas con una edad media de 87 años, a los que se les revisó la medicación.
En principio, de los 800 pacientes institucionalizados en los doce centros residenciales, se realizaron revisiones de tratamiento en 350, priorizando a aquellos con altas hospitalarias recientes u otras visitas al servicio de urgencias, nuevos ingresos en las residencias así como aquellas personas con un manejo farmacológico complejo, quedando, finalmente, la muestra constituida por 295 pacientes.
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