La nueva clasificación GesEPOC 2021 introduce un cambio en el umbral de disnea para considerar a un paciente de alto riesgo (de complicaciones o mala evolución). Además, establece tres fenotipos clínicos: no agudizador (pacientes que como mucho tuvieron en el año previo una exacerbación que no requirió ingreso); agudizador no eosinofílico (aquellos que en el año previo tuvieron dos o más exacerbaciones ambulatorias, o una o más agudizaciones graves que requirieron atención hospitalaria presentando además un recuento menor que 300 eosinófilos/mm3 en sangre periférica en fase estable), y, por último, agudizador eosinofílico (con las características de los anteriores, pero además con un recuento mayor de 300 eosinófilos/mm3 en sangre periférica en fase estable).
“Con la clasificación, se busca un tratamiento personalizado atendiendo a las características de cada paciente”, indica Javier de Miguel Díez, jefe de Sección de Neumología del Hospital Universitario Gregorio Marañón, en Madrid, y uno de los autores de un estudio que han desarrollado para conocer la evolución de los pacientes con EPOC así clasificados. El trabajo se ha llevado a cabo por los servicios de Neumología del Gregorio Marañón y del Hospital Universitario Infanta Leonor, también en Madrid.
El estudio, publicado en la revista Open Respiratory Archives de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), mereció el segundo premio al mejor artículo científico del año otorgado por la sociedad científica.
Los investigadores realizaron un seguimiento prospectivo durante seis años en un estudio observacional sobre 273 pacientes con EPOC, a los que aplicaron la clasificación GesEPOC 2021.
Así constataron que los pacientes con peor pronóstico eran “aquellos que ingresaban en el hospital por exacerbación o que tenían agudizaciones más frecuentes y que no presentaban una elevación de eosinófilos en sangre”, expone otro de los autores de la investigación, Zichen Ji, neumólogo del Gregorio Marañón. “La elevación de estos leucocitos reflejan normalmente algún tipo de inflamación alérgica, y son los pacientes con EPOC que no la presentan los de peor pronóstico”.
En el estudio, la mayoría de pacientes eran no agudizadores. Se encontraban en una proporción similar los eosinofílicos y los que no tenían eosinofilia (un poco más numerosos estos).
Tratamiento según el perfil
Los fenotipos clínicos ayudan a orientar en el inicio del tratamiento. El también autor del estudio Julio Hernández Vázquez, del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Infanta Leonor, indica que “los agudizadores sin perfil eosinofílico se tratan, fundamentalmente, con una doble broncodilatación LAMA/ LABA (anticolinérgico de larga duración y beta-adrenérgico de larga duración). En los pacientes con perfil agudizador eosinofílico, el tratamiento se basaría en un LABA y un corticoide inhalado”.
Dentro de ese perfil de pacientes, que se van a beneficiar de añadir el corticoide, se identifica también un subgrupo de enfermos que podrían ser subsidiarios de recibir un anticuerpo monoclonal. “Recientemente, se ha publicado un estudio que muestra cómo el fármaco biológico dupilumab en el grupo de pacientes con exacerbaciones de moderadas a graves y eosinofilia reduce las agudizaciones en un 30% en comparación con placebo, mejorando síntomas, función pulmonar y calidad de vida”, apunta Javier de Miguel.
La reducción de las agudizaciones se asocia también con la mortalidad de forma global. Así se ha demostrado en amplios estudios, que “ponen de manifiesto cómo la reducción de las exacerbaciones influyen en la disminución de la mortalidad cardiopulmonar y la global”, resalta Javier de Miguel. Atajar estos episodios de agravamiento va “más allá de la enfermedad respiratoria, también impacta en la mortalidad cardiaca”.
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