Son Lázaro Jiménez y Álvaro Lafuente, los dos médicos del equipo de primera intervención de los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza que se han desplazado hasta Marruecos para ayudar a las víctimas del terremoto.
Han estado cuatro jornadas completas dando una asistencia médica de emergencia a los habitantes de pueblos y aldeas de la zona de Talat N' Yahoud, donde no habían visto a un sanitario desde que la tierra se movió bajo sus pies.
Salieron el domingo 9 de septiembre a las 20 horas de España y estaban trabajando ya el lunes a las 18 horas. "Somos una columna rápida de intervención para dar esa primera asistencia sobre el terreno". Los dos médicos forman parte de un equipo de ocho personas, con un técnico en emergencias y el resto bomberos.
De sus últimas intervenciones, Lázaro Jiménez destaca el rescate a "una niña de dos o tres años de edad con un traumatismo craneoencefálico grave a la que tuvimos que evacuar porteándola por una zona inaccesible con desprendimientos. Fue un traslado dificultoso, pero exitoso", explica a través de un vídeo. En el mismo día, Lafuente habla de sus intervenciones para estabilizar fracturas y heridas de complicada evolución de no ser tratadas a tiempo.
"La apuesta por la asistencia sanitaria la hicimos desde Zaragoza y acertamos. Decidimos llevar dos médicos y gracias a eso, cuando llegamos y estábamos empezamos a trabajar con la UME, un contingente militar marroquí nos pidió que fuéramos con ellos hacia poblados del interior de la cordillera, porque no tenían médicos", explica Armando Cester, jefe de la asistencia sanitaria del cuerpo de Bomberos de Zaragoza, del que además de Jiménez y Lafuente forman parte once médicos más y trece enfermeras.
Cester, que está al frente de este equipo de sanitarios -"un servicio de emergencias pionero, con más de 40 años de antigüedad, explica- no ha viajado a Marruecos. Se ha quedado en Zaragoza, pero ha estado en contacto diario con sus compañeros, cuando al final de la jornada tenían un poco de tiempo para relatar lo que había dado de sí el día.
Roturas de caderas, de extremidades y traumatismos craneoencefálicos han sido las patologías que han tenido que atender de manera habitual. En una pequeña aldea remota, encontraron más de 20 muertos y atendieron a unas 25 personas con contusiones, fracturas, heridas... Un tercio de las intervenciones diarias las califican de "comprometidas". "Éramos recibidos como ángeles", relatan.
Gracias a que iban en un convoy del Ejército Marroquí, la movilidad por el terreno fue muy ágil. "Llegábamos donde teníamos que ir de manera directa y asistiendo a las personas que nos íbamos encontrando", explican.
Llevaban dos contenedores móviles, de un tamaño aproximado de metro por metro y medio. En uno, las células, goteros, medios de inmovilización, aparatología... En el otro, medicamentos para estabilizar, analgesia...
Su asistencia, recalca Cester es de "emergencia, atendemos patologías que en poquísimo tiempo pueden producir la muerte o un agravamiento". Así, algunos de los heridos atendidos por este equipo terminaron en los hospitales de campaña, que, según reconoce los médicos, tras esta primera asistencia de emergencia tienen un papel fundamental.
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