Javier Padilla, médico de Familia y diputado de Más Madrid en la Asamblea regional, es uno de los autores del artículo de The Lancet donde políticos de derechas e izquierdas de distintas autonomías plasman su consenso sobre las reformas que requiere el Sistema Nacional de Salud (SNS). Cree que ningún acuerdo es posible “sin el apoyo social a un sistema que los ciudadanos sientan como suyo” y sostiene que el conflicto y la división recurrentes que los autores del artículo confían en que quede aparcado, se da “en la cotidianidad”. Por ello confía en la formación de “un gobierno central con el apoyo de muchos partidos diferentes”.
Para llegar a ese pacto, que no supone “la abolición de toda diferencia”, no es partidario de fijar líneas rojas ‘a priori’, aunque defiende que los elementos centrales de su formación son “la universalidad y centralidad hegemónica de la titularidad pública del SNS”. Por ello cree que la interacción con la sanidad privada se debe limitar a situaciones excepcionales y “no sustitución de los recursos que necesita el sistema público”.
PREGUNTA: En el artículo de The Lancet, hacen un diagnóstico del SNS y plantean soluciones que también se han dado en otros foros. ¿Qué tiene de nuevo su trabajo? ¿Por qué no se logra ese gran pacto para procurar la supervivencia y mejora SNS?
RESPUESTA: Uno de los problemas con todo lo relacionado con los pactos es que se suelen entender como la abolición de toda diferencia en vez de como el establecimiento de una tabla de diálogo común para acordar los retos del futuro. Creo que en este caso eso sí que es una aportación y que tiene algunos ejemplos en los que fijarse, como puede ser el pacto de estado contra la violencia de género.
Los sistemas sanitarios públicos se ven sometidos a nivel global a diferentes tensiones y eso no se va a aplacar con un pacto o ningún consenso, pero sí es necesario establecer aquellas cosas en las que el diálogo ha de ser multilateral y ser pensadas a largo plazo.
P.: Si partidos de derecha y de izquierda defienden modelos distintos de sanidad pública, ¿es posible el acuerdo? ¿Cuál sería el punto de encuentro?
R.: Hay un poema de Laura Casielles que creo que sirve como respuesta a esta pregunta. Dice así: "Cada vez que no estemos de acuerdo, empecemos mejor por la buena noticia: hoy, aquí, dos personas se han hecho a la vez la misma pregunta”.
El punto de encuentro es el reconocimiento de un problema, de diagnósticos compartidos y de los elementos de solapamiento en posibles soluciones, reconociendo que hay otros aspectos en los que, clarísimamente, no se podrá llegar a acuerdo. Además, lo que une cualquier tipo de acuerdo posible solo puede ser el apoyo social a un sistema que siente como propio y reconoce como un aspecto de su identidad como país.
P.: Hay coincidencia en que hay que reordenar el SNS, pero ¿cómo habría que hacerlo?
R.: Los retos son múltiples, pero hay tres líneas que sí deberían quedar muy claras: reordenación de roles profesionales, lo cual incluye, primero, incrementar el papel de algunas figuras (fisioterapia es, tal vez, el paradigma de esto); segundo, ampliar las competencias de otras (desarrollo del potencial de las enfermeras, especialmente en el ámbito de atención primaria, con reconocimiento e incorporación de las especialistas en enfermería familiar y comunitaria); y, en tercer lugar, incorporar nuevas figuras o incluso desarrollarlas (como ocurre con la figura del administrativo sanitario).
La segunda línea sería pactar suelos de financiación para los ámbitos esenciales y con menor capital tecnológico como son la atención primaria y salud pública. Y la tercera línea es hacer que las políticas de salud tengan una visión de generar salud y no solamente de tratar la enfermedad. Esto supone actuar intersectorialmente, pero el retorno social es enorme.
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