Atendí a una embarazada de 36 semanas que acudió a Urgencias porque no se notaba movimientos fetales desde hace tres días. Le diagnostiqué un crecimiento intrauterino retardado III e indiqué una cesárea, pero la demoré porque hacía una hora que había comido la paciente y porque tenía que esperar a los resultados de la covid. A las dos horas, el feto presentó una desaceleración y le practiqué una cesárea urgente (sin los resultados covid y sin estar en ayunas), siendo diagnosticado el bebé de hipoxia crónica. Me han denunciado por demora en la cesárea. ¿Qué viabilidad puede tener la denuncia? l.M.T. (Valencia)
En primer lugar, ante un crecimiento intrauterino retardado tipo 3 en la semana 36 decidió correctamente finalizar el parto, cumpliendo así con los protocolos.
En segundo lugar, en tiempos de pandemia, hay unos protocolos que se deben cumplir, como es realizar una PCR a los pacientes, salvo casos urgentes. En este concreto, la cesárea no parece que fuese urgente, pues a priori el monitor fetal era normal o casi normal.
Por tanto, podría defenderse que la decisión de esperar a que la paciente estuviese en ayunas y a obtener los resultados de la PCR fue correcta, toda vez que no era una cirugía urgente o de riesgo vital.
Igualmente parece acertada su decisión de practicar una cesárea en cuanto apreció una desaceleración en el monitor, aun sin contar con los resultados PCR ni estar en ayunas, pues en esos momentos el feto sí peligraba.
Respecto a los daños que presenta el bebé, apenas dispongo de información, pero si menciona que se trata de una “hipoxia crónica” debe ser porque se sustenta en alguna prueba realizada con posterioridad, como puede ser una RMN cerebral.
En caso de que se trate de una patología crónica, nos podría llevar a pensar que la podía presentar con anterioridad a su llegada a Urgencias, máxime cuando consultó por ausencia de movimientos fetales desde hacía tres días.
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