Estudiar Medicina de Familia y no tener vocación es una ecuación difícil de resolver. Resulta ser que la vocación de los estudiantes MIR que quieren especializarse en Medicina de Familia se está viendo superada en muchos casos por las condiciones en las que se encuentra la especialidad. No hay nada más que ver los datos. Durante estos dos últimos años ha sido necesario abrir un plazo extraordinario para intentar cubrir las plazas, y, aun así, en 2022 quedaron 93 plazas sin asignar, y 131 en 2023.
Clara es una joven que quería elegir la especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria, pero se enfrentó a opiniones que le hicieron cambiar de parecer: "A los médicos que les pregunté me dijeron textualmente que ni se me ocurriese optar por familia". A Clara le atormentaba tener cinco minutos para tratar a un paciente y que todo se quedara en papeles. "Atender a 50 personas al día es una locura". Le parecía "horroroso" que el enfermo pudiera llegar a pensar que con tan poco tiempo no le había dado tiempo "ni de escucharlo". Finalmente, se decantó por la especialidad de Alergología.
María Domingo tiene 25 años, y ha conseguido plaza en la especialidad que siempre quiso, Medicina de Familia: "Era de mis opciones desde que empecé la carrera". A pesar de que familia estaba en el pódium de sus posibilidades, su idea llegó a tambalearse. "La situación actual me hizo replantearme si verdaderamente me compensaba la especialidad o no". Será en el Hospital Poniente de Almería, en su tierra, donde pasará sus próximos cuatro años.
Las listas de adjudicación de plazas demuestran que la especialidad se llena cuando ya no hay otras. ¿Se elige por vocación o porque "no queda otra cosa"? Domingo cree que, a pesar de que en su caso fue por vocación, "hay un mayor porcentaje de personas que eligen la especialidad de familia con tal de no repetir el MIR o porque es la única que le ha quedado, antes que por vocación".
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