Si los cien primeros días de gestión son claves para que un nuevo Gobierno fije sus prioridades y consiga ganarse la confianza de interlocutores y agentes sociales, apenas 77 le han servido al sindicato que más representación tiene entre los médicos de Cantabria para constatar que la sanidad "no está en la agenda de prioridades" del Ejecutivo popular de María José Sáenz de Buruaga.
En esos 77 días, la sanidad cántabra sigue sin gerentes hospitalarios (ni Valdecilla ni Sierrallana ni Laredo) ni de Atención Primaria; el pacto por la sanidad que Buruaga prometía en su programa electoral sigue siendo un eslogan, y la Administración sanitaria solo ha citado dos veces a los sindicatos, y para actos meramente protocolarios: las presentaciones del consejero de Sanidad, César Pascual, y la del nuevo gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS).
Remedando al personaje de Lampedusa, Santiago Raba, vicepresidente del Sindicato Médico de Cantabria (SMC), tiene la sensación de que "todo ha cambiado para que todo siga igual. Si la gestión del ejecutivo saliente (pacto PSOE-PRC) fue un desastre, los médicos estamos muy enfadados y decepcionados con la absoluta parálisis del nuevo, porque la situación es muy grave y no puede esperar ni los cien días de presunta cortesía. Cantabria es, ahora mismo, la comunidad con peores datos de lista de espera del SNS: operaciones que debían realizarse en 24 o 48 horas están esperando más de 10 días".
Entre tanto, sí, mucha declaración pública de responsables sanitarios y la primera comparecencia parlamentaria de Pascual, esta misma semana, en la Asamblea regional para esbozar sus proyectos. Además de reconocer que la asistencia sanitaria en el medio rural durante el verano ha sido "mejorable" y de achacarlo todo a la "envenenada herencia recibida", el consejero de Sáenz de Buruaga ha avanzado que su plan para retener talento médico y paliar el déficit en especialidades como Medicina de Familia y Pediatría incluye incentivos como un plus de alojamiento, contratos para MIR de último año o la posibilidad de fichar a médicos extracomunitarios, a imagen y semejanza de la iniciativa que la Comunidad de Madrid ha plasmado esta misma semana por escrito.
Todo eso está muy bien, dice Raba, pero es "empezar la casa por el tejado", y los cimientos, según él, tienen nombre y fecha de aprobación: el acuerdo de fin de huelga que el SMC firmó con el ejecutivo saliente el 17 de noviembre de 2022, y cuyo desarrollo sigue en el aire. Tan incierto es ese desarrollo que "ni siquiera sabemos cuál es el grado de compromiso del nuevo consejero con lo firmado". Entre otras cosas, claro, porque no se ha reunido con ellos para aclarárselo.
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