El tratamiento de las mujeres que sufren síntomas discapacitantes de la menopausia ha sufrido un grave retroceso en los últimos veinte años. La publicación en 2002 del estudio WHI (Women’s Health Initiative) y en 2003 del Million Women Study, que alertaban de los riesgos de la terapia hormonal, se tradujeron en una brusca caída de las prescripciones.
Desde entonces, la investigación y desarrollo de nuevas terapias tampoco ha respondido de forma adecuada a la necesidad de soluciones que alivien el detrimento de la calidad de vida y la morbimortalidad asociadas a la deprivación estrogénica.
Según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), una de cada cinco mujeres españolas de más de 50 años, 1,6 millones, sufre peor calidad de vida que las generaciones anteriores debido al abandono de la terapia hormonal, cuyo uso ha pasado a ser casi residual.
Ante este panorama, un amplio artículo publicado en la revista Cell, firmado por especialistas de Australia, Italia y Estados Unidos, resume lo que se sabe sobre la biología de la menopausia y las terapias para sus síntomas. El informe alerta del infratratamiento y de la falta de evidencias sobre la eficacia y la seguridad de las terapias.
Ginecólogos españoles referentes en menopausia aplauden que este informe esté sirviendo para visibilizar la menopausia y reivindicar los beneficios de la terapia hormonal, siempre de forma individualizada y según los criterios reconocidos por las sociedades científicas para optimizar sus beneficios y reducir sus riesgos.
Terapia hormonal
Este tratamiento está indicado en mujeres sanas sintomáticas con menopausia reciente; menores de 60 años o cuando no hayan pasado más de diez desde la menopausia, así como en aquellas con insuficiencia ovárica prematura o menopausia precoz. Entre sus limitaciones de uso están los antecedentes personales de cáncer de mama, enfermedad tromboembólica y hepática. Si la prescripción se atiene a grandes rasgos a estas condiciones, los expertos coinciden en que su balance beneficio-riesgo es claramente positivo.
"Hay unas restricciones perfectamente establecidas y hay suficiente evidencia, dentro de lo limitada que en algún momento puede ser, del efecto del tratamiento en el alivio sintomático y en cuanto al perfil de seguridad", destaca María Jesús Cancelo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y jefa de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Guadalajara. La experta lamenta "el rechazo, no solo de las mujeres, sino de los profesionales sanitarios" a la terapia basada en estrógenos, que considera "el tratamiento etiológico" de los síntomas de la menopausia.
Coronado: "Necesitamos estudios que respondan a si la terapia hormonal produce cáncer de mama o lo mejora"
"El tratamiento hormonal no solo es beneficioso frente a los sofocos, también para el síndrome genitourinario, y protege frente a la osteoporosis, la enfermedad cardiovascular y la intolerancia a la glucosa. ¿Cuáles son sus problemas? Las trombosis y el cáncer de mama", recuerda Pluvio Coronado, presidente de la AEEM y jefe de Sección de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
El experto advierte de que hay datos contradictorios sobre la relación de la terapia con estrógenos con el cáncer de mama, y lamenta la falta de investigación al respecto, pese a que es la principal incertidumbre sobre la seguridad de estos medicamentos y una limitación principal de uso. "Necesitamos estudios de calidad que respondan a si el tratamiento hormonal produce cáncer de mama o lo mejora", defiende.
Intratamiento
Según el artículo de Cell, el 75% de mujeres menores de 55 años que han pasado la menopausia sufren trastornos vasomotores, y en el 28% de los casos son de carácter moderado a severo. Sin embargo, más del 85% de las mujeres en los países de altos ingresos no reciben un tratamiento eficaz aprobado por las agencias reguladoras para el abordaje de sus síntomas.
En España, solo un 4% de las mujeres sintomáticas menopáusicas y el 2,35% de las que están en la perimenopausia utilizan terapia hormonal, frente al 20% de hace 20 años, de acuerdo a la AEEM. "Los porcentajes de uso son muy bajos en mujeres con síntomas que afectan mucho a la calidad de vida, como sofocos, sudores nocturnos e insomnio o irritabilidad, pese a que son tratamientos muy eficaces y muy estudiados", corrobora Esther de la Viuda, miembro de la junta directiva de la citada asociación y profesora de la Universidad de Alcalá. Comprende que hay que "ser proactivos" a la hora de sensibilizar sobre los beneficios de estos tratamientos en las mujeres candidatas.
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