La inmunoterapia se ha convertido en uno los puntos de inflexión en el abordaje del cáncer. Aunque aún hay tumores que se resisten. Eso ocurre con el glioblastoma, cuando se origina directamente en el cerebro y no es el resultado de una diseminación de otro órgano, es decir, metastásico.
Cuando las células malignas llegan hasta la cabeza procedentes de otras localizaciones sí pueden ser eliminadas mediante inmunoterapia. Esto es, la terapia basada en el entrenamiento de las defensas del organismo consigue plantar cara al tumor.
En realidad, no vale cualquier fármaco de este tipo, sino los que bloquean los puntos de control inmunológico, o checkpoint, que van dirigidos a las células T. La razón por la que no ocurre lo mismo en personas con glioblastoma es que las respuestas inmunes antitumorales se inician en los ganglios linfáticos fuera del cerebro y ese proceso no ocurre de manera efectiva en los casos de glioblastoma.
Por ello, un grupo de investigadores del Jonsson Cancer Center de la Universidad de California (UCLA) ha publicado en Journal of Clinical Investigation que ha conseguido una respuesta a esta incógnita. "Queríamos ver cómo era la respuesta inmune antitumoral en cánceres donde se sabe que la inmunoterapia provoca respuestas clínicas; por ejemplo, melanoma cerebral tratado con este tipo de fármacos checkpoint. Y, luego, podríamos comparar y contrastar con la respuesta inmune antitumoral en tumores cerebrales primarios, como el glioblastoma, en los que la inmunoterapia generalmente no tiene un impacto clínicamente significativo", explica uno de los autores, Robert Prins.
Este cáncer representa entre un 15-17% de todos los tumores cerebrales primarios y es el más frecuente (50-75%) de los astrocitomas, que es como se denomina al grupo de tumores cerebrales en el que se incluye. Su incidencia se incrementa con la edad como ocurre en otros tumores.
La urgencia de su abordaje se debe a que son tumores de crecimiento rápido y por lo tanto producen síntomas secundarios al incremento de la presión intracraneal y que dependerán de la localización del tumor. El profesor de Farmacología Clínica y Molecular y neurocirujano, Prins, explica a este medio lo que no contemplaban tras establecer su hipótesis. "Esperábamos ver un mayor número de linfocitos T en metástasis cerebrales de melanoma y cáncer de pulmón. Sin embargo, no esperábamos ver cambios tan específicos en las subpoblaciones de células T progenitoras, ni en la población de células T CXCL13+ supuestas específicas de tumores".
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