La pandemia de la covid-19 ha obligado a la Farmacia Hospitalaria, al igual que a otras muchas especialidades clínicas, a dar varios golpes de timón en su lucha diaria por erradicarla. Llegó sin avisar, con mucho desconocimiento, sin evidencia científica que permitiese combatirla en su origen y con muchas dudas en el ámbito terapéutico y asistencial. Fue un momento difícil, en el que cualquier evidencia valía su peso en oro.
Con el objetivo de recoger datos y generar ese conocimiento tan necesario nació el Registro Español de Resultados de Farmacoterapia frente a la Covid-19 de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). Se trata de un estudio observacional, que se realizó entre finales de marzo y mediados de julio, que ha contado con una muestra de más de 15.000 pacientes y que ha sido coordinado por Jesús Sierra, farmacéutico de hospital y jefe de Sección del Uso Racional del Medicamento del Hospital de Jerez de la Frontera (Cádiz).
En una entrevista con este periódico, Sierra explica los detalles de este registro y analiza cómo ha sido, en el ámbito de la farmacia de hospital, el trabajo diario contra el SARS-CoV-2. Dicha entrevista se enmarcada dentro de #Admirables, un homenaje que Correo Farmacéutico y Diario Médico publicarán a lo largo de este mes para reconocer la labor de los profesionales sanitarios contra la covid-19.
Pregunta.- ¿Con qué finalidad nace el Registro Español de Resultados de Farmacoterapia frente a la Covid-19?
Respuesta.- Pues se hizo por necesidad. Cuando desconoces una enfermedad, lo primero que tienes que hacer es tomar nota de qué está pasando; y cuantas más notas tomes, mejor vas a poder estudiarla. Y eso fue lo que hicimos. Tomamos notas con mucho detalle sobre la farmacoterapia y sobre la evolución de la muestra de pacientes que tuvimos, y eso nos ha permitido lograr nuestro objetivo de generar conocimiento en un momento en el que no había y hacía mucha falta.
P.- Entiendo que al principio de la pandemia, antes un virus desconocido, cualquier evidencia que se descubriese sería muy valiosa...
R.- Yo, este tomar apuntes de todo, lo interpretaba como escribir un cuaderno de guerra. No es comparable, por supuesto, un conflicto bélico con una crisis sanitaria, pero la realidad era muy complicada, ya que, en muchos momentos, las decisiones sobre tratar o no tratar a los pacientes han estados sujetas a pura intuición y a intentar tomar la mejor opción basándose en la evidencia disponible. Por eso, cuando te ves con una enfermedad nueva de la que no conoces nada (y que lo poco que se conocía era lo que llegaba de China), poner en marcha un estudio observacional como éste es muy valioso, ya que te permite describir la enfermedad, generar conocimiento y planificar la asistencia.
P.- ¿Cómo ha sido la participación en la elaboración del registro?
R.- Pues ha sido inmensa. Estoy abrumado. Yo jamás imaginé que desde la SEFH pudiésemos hacer un registro en el que íbamos a incluir a más de 15.000 pacientes, como finalmente ha sido. Cuando iniciamos esto, tras los primeros contactos con la Junta Directiva, el planteamiento era elaborar un registro con, como mucho, 1.000 pacientes. De repente, nos hemos visto con este resultado y ha sido gracias a que todo el colectivo farmacéutico se unió con un fin común: poder tener datos donde no había datos.
P.- Son muchos los datos recogidos que, a día de hoy, siguen analizándose pero, ¿qué utilidad tienen en la práctica diaria?
R.- Es cierto que seguimos analizando los datos, pero la finalidad que queremos darle es que permita arrojar luz sobre algunas dudas que no se han planteado en los ensayos clínicos. Por ejemplo, no está del todo claro la dosis de corticoides que se debe utilizar en covid. Hay un ensayo que se hizo con una dosis estándar de 6 mg de dexametasona y en el que se diferenció entre pacientes con y sin oxigenoterapia. La percepción de muchos clínicos es que ésta puede ser una dosis insuficiente en algunos pacientes, y que a otros, incluso, les puede llegar a perjudicar. En ejemplos como éste es donde buscamos que el registro nos dé información útil para optimizar terapias y definir dosis.
P.- ¿Busca el registro despejar incógnitas a las que no llegan los ensayos clínicos?
R.- Un estudio observacional no va a estar nunca por encima de un ensayo clínico, pero es cierto que los ensayos clínicos se diseñan de una forma muy rígida, definiendo una dosis concreta; y eso no permite resolver qué pasa si esa dosis se incrementa en determinados pacientes. Eso es algo que sí esperamos poder ver con este registro.
Además, otro elemento que considero importante es que el seguimiento que hemos hecho es a 42 días desde inicio del ingreso, y eso permite obtener una pequeña suma de mortalidad de pacientes que fallecen después de haber sido dados de alta. Casi todos los estudios lo que han medido ha sido mortalidad intrahospitalaria, así que con el registro vamos a poder afinar un poco más en lo que a evolución se refiere.
P.- ¿En qué ha cambiado el día a día del Servicio de Farmacia Hospitalaria a raíz de la pandemia?
R.- El día a día ha cambiado sobre todo en el contacto humano, tanto entre nosotros como con otros servicios del hospital. Las relaciones se desarrollan ahora de manera mucho más telemática. También ha habido cambios en la prioridad de algunas actuaciones y hay muchos proyectos en los que estábamos trabajando que se han tenido que dejar a un lado a raíz de la crisis sanitaria.
P.- ¿Cómo lo vive desde dentro el impacto de esta segunda ola de la pandemia?
R.- Pues si en la primera ola se percibía que había cierto miedo, lo que ahora se ve es mucho cansancio. Ahora mismo tenemos más conocimiento y eso nos permite trabajar con algo más de confianza, pero a medida que ha pasado el tiempo ha ido creciendo ese cansancio, ya que vemos que los ingresos y la mortalidad siguen creciendo, y que además esta situación no te permite asumir nuevos retos profesionales y poner en marcha proyectos en los que estábamos trabajando.
P.- ¿Qué impacto ha tenido la covid-19 en lo que respecta a la gestión del stock, sobre todo en los meses más duros de la pandemia?
R.- Pues ha modificado la necesidad de stock de diferentes medicamentos. Por ejemplo, todo lo que son fármacos de sedación y de UCI han visto en ocasiones multiplicada su demanda por ocho, e incluso por diez. Esta adaptación del stock se debe a que antes, en la UCI, teníamos un paciente que, de media, solía estar dos o tres semanas; ahora, con la covid, hay pacientes que llegan a estar hasta tres meses y con necesidad de sedación continua. Situaciones como ésta son las que han llevado a modificar la gestión de estos medicamentos.
Fuera de la parte de UCI, no ha habido cambios significativo en la gestión, más allá de algunas adaptaciones que se produjeron al principio de la pandemia en las que se daba más medicación a determinados pacientes para que tuvieran que venir menos veces al hospital. Es algo que está estabilizado.
P.- ¿Y cómo ha sido la gestión que se ha realizado con los medicamentos usados directamente para el abordaje de la covid?
R.- En la primera ola de la pandemia hubo determinados fármacos (hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir, etc.) que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) distribuyó de manera homogénea, controlando cada pedido que se hacía. Creo que fue una decisión muy acertada, pero que a su vez complicaba la gestión a los servicios de farmacia por el trámite que ello suponía. En esta segunda ola, eso está siendo mucho más sencillo, sobre todo porque hay menos medicamentos que se estén utilizando al verse que algunos no eran efectivos. Los que sí se continúan usando, como es el caso del remdesivir, se siguen tramitando a través de la Aemps, pero es algo que se ha convertido en parte del día a día.
P.- Por verle un lado positivo a la pandemia, ¿crees que ha permitido desarrollar la telefarmacia?
R.- Sí, pero a mi juicio la telefarmacia debería haber llegado de otra forma. Tendría que haber llegado con una implantación sólida del farmacéutico clínico, y no ha sido así. Ha llegado como una necesidad logística apremiante y sin el componente asistencial adecuado. Los medios de los que disponemos no permiten tener una consulta virtual que reproduzca la consulta presencial. Veo que ha sido muy útil, pero que no ha llegado del modo adecuado ni con los recursos necesarios.
P.- Y en cuanto a la colaboración interprofesional, ¿crees que la pandemia la ha potenciado?
R.- Sí, creo que ha sido excepcional. He hablado de esto con compañeros y hemos llegado a la misma conclusión: ninguno por separado sabíamos qué era la covid ni cómo tratarla, pero todos unidos hemos ido aportando conocimiento real a partir de lo que íbamos conociendo. En eso ha habido mucha generosidad por parte de todos y se ha conseguido crear una asistencia colaborativa.
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