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viernes, 27 de noviembre de 2020

"No hay una enfermedad más deshumanizadora que esta"

Medicina Intensiva
Rosalía Sierra
Vie, 27/11/2020 - 08:00
Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2020
José Eugenio Guerrero, jefe de la UCI del Gregorio Marañón y de HM Hospitales
José Eugenio Guerrero, jefe de la UCI del Gregorio Marañón y de HM Hospitales. (Foto: Mauricio Skrycky)

“En la lucha contra el virus no era posible esperar milagros, solo valía el trabajo, la dedicación y el esfuerzo más allá de cualquier límite”. Así describió José Eugenio Guerrero, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario Gregorio Marañón (Madrid), los peores momentos de la pandemia.

Lo hizo durante su discurso de agradecimiento por haber recogido, en nombre de todos los profesionales sanitarios de España, el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, un galardón que quiso dedicar a todos los compañeros que habían perdido la vida durante la pandemia. 

PREGUNTA: ¿Qué le supuso ser elegido para representar a todo el colectivo sanitario?

RESPUESTA: Como médico, fue un orgullo y un honor muy grande.

P: ¿Por qué cree que le eligieron?

R: La verdad es que no lo sé. Sí es cierto que nuestra UCI trató un volumen muy grande de pacientes, creció de una forma tremenda y es un ejemplo muy representativo de lo que supuso la pandemia para la sanidad pública. 

También represento a la sanidad privada [como jefe de UCI de HM Hospitales], que también tuvo un papel muy importante durante la pandemia. Toda la sanidad tuvo un comportamiento ejemplar.

P: ¿Cómo se afrontaron en primera línea los primeros meses de la pandemia?

R: Era algo que no esperábamos. Nos enfrentábamos a la enfermedad más importante de nuestra carrera.

La UCI llegó a tener unas 5 o 6 veces más camas de lo normal, y ni aun así llegábamos.

P: ¿Cómo fue posible adaptarse tan rápido?

R: Es fundamental la sensibilidad de la dirección del hospital, que entendió el problema y nos dio lo que necesitábamos.

P: La pandemia ha dado una visibilidad a las UCI que nunca habían tenido y sí muchas veces reclamado.

R: Cuando le dije a mi madre que iba a ser intensivista no sabía qué era eso. Somos unidades que, normalmente, tratamos pocos pacientes, y se tiende a pensar que mucha gente viene a morir en la UCI.

Lo cierto es que, normalmente, tenemos resultados magníficos, y las UCI españolas son un ejemplo para todo el mundo.

Creo que, socialmente, a los cuidados intensivos se nos tiene en muy alta consideración. Somos caros con respecto a otros servicios, pero poco para las vidas que podemos salvar.

P: Esta vez no han sido precisamente pocos los pacientes que han pasado por estas unidades, y además, muchos al mismo tiempo...

R: Exacto, y eso tiene un lado malo y un lado bueno:la mayoría de los pacientes se comportan de manera similar.

El problema es que muchos de estos pacientes necesitarán ser intubados, y una cama de UCI no es una cama con un respirador: es una cama atendida por una enfermera que sabe qué hacer y por un médico que sabe qué hacer. Un respirador y una cama no son cuidados intensivos.

P: Y esos profesionales son un bien escaso, ¿no?

R: Todos tuvimos que hacer un gran esfuerzo, y fueron demasiadas horas trabajando, mucho cansancio.
Y, cuando parecía que íbamos a poder descansar, el bicho reapareció con mucha agresividad.

P: ¿Estamos mejor preparados para esta segunda ola?

R: Sabemos algo más, pero poco. Eso sí, jugamos en un campo diferente: ahora no tenemos problemas de material ni de EPI, sabemos protegernos mejor.

En cuanto al tratamiento de la enfermedad, al menos sabemos qué es lo que no sirve, porque la realidad es que aún no tenemos un tratamiento seguro y eficaz.

P: ¿Y en cuanto a ocupación, a presión asistencial?

R: Estamos en torno al 30-40% de pacientes covid con respecto a la primera ola. El problema fue que carecíamos de recursos suficientes para atender también a los no covid.

Sí que es cierto que estos disminuyeron drásticamente, porque la gente pensaba: “Si voy al hospital, me muero de covid”. Ahora prefieren ir a morir en su casa de su patología principal. Ya se va normalizando la frecuentación de urgencias con dolencias no relacionadas con el coronavirus, que en marzo y abril eran mínimas.

P: ¿Qué ha supuesto la pandemia para uno de los grandes retos de las UCI, la humanización?

R: En el Gregorio Marañón habíamos logrado una unidad humanizada, con visitas reguladas, intimidad... Pero frente al covid poco podemos hacer. No hay una enfermedad más deshumanizadora que esta.

José Eugenio Guerrero, jefe de la UCI del Gregorio Marañón, fue la cara visible de la profesión al recoger el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Admirables Off Rosalía Sierra Off

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