Poco a poco, proyecto a proyecto, Farmacéuticos Sin Fronteras España (FSFE) se ha consolidado como en una ONG de referencia dentro del sector sanitario. Su inmensa labor social, su trabajo de cooperación en decenas de países y su compromiso por mejorar la salud de los más vulnerables son la base de una institución que lleva activa desde 1990.
La iniciativa más importante de esta organización es Proyecto Boticarios, un programa de voluntariado internacional coordinado por Ángel Huélamo, director de FSFE, que combina formación especializada en labor humanitaria e intervenciones de cooperación sobre el terreno. Hasta la fecha, gracias a este programa, que cuenta con la colaboración de Cinfa, se ha formado a un total de 331 farmacéuticos, de los que 117 han participado en 59 intervenciones in situ en diferentes proyectos. Además, Proyecto Boticarios está de celebración, ya que acaba de cumplir diez años.
Toda la labor humanitaria realizada en la última década a través de este proyecto, sumada al trabajo realizado por la ONG a través de otras muchas iniciativas, han sido el principal aval que ha hecho que Huélamo haya sido distinguido con uno de los Premios Admirables 2022 en la categoría de Farmacia.
Pregunta. Enhorabuena por este premio que busca reconocer la importante labor que realiza FSFE. ¿Considera que es necesario dar más visibilidad a todo ese trabajo y ponerlo en valor?
Respuesta. Muchas gracias. Claro que sí, nosotros realizamos una labor muy bonita, que todo el mundo te agradece, pero luego buena parte de esa labor es muy intangible. Muchas veces nuestras misiones se traducen en una imagen, en una fotografía o en grandes cifras, pero no disponemos de un producto físico que sea fácilmente perceptible. Es un hándicap que tenemos pero, afortunadamente, nuestro trabajo cada vez se va conociendo más y tiene mayor visibilidad gracias a reconocimientos como este.
P. ¿Contribuye también a esa mayor visibilidad el ser una ONG profesional integrada en el sector de la Farmacia?
R. Nosotros siempre hemos querido ser una institución profesional, pegada al sector, cuyos fondos provienen mayoritariamente de la industria farmacéutica, la distribución, las oficinas de farmacia, el Consejo General de COF y los colegios profesionales. Poco a poco, los propios financiadores han ido haciéndose parte del proyecto, pero creemos que aún queda camino por recorrer.
Ya en 2006, en nuestro plan estratégico, creamos el lema de que éramos La ONG del farmacéutico porque decidimos que teníamos que trabajar directamente con el sector y ser capaces de ser una organización que dé respuesta a nuestros beneficiarios, pero que también sepa dar respuesta a las necesidades de colaboración que nos plantee el sector, porque nuestra labor es canalizar la solidaridad del sector farmacéutico.
P. ¿Cuáles son actualmente las principales líneas de actuación de FSFE?
R. Tenemos abiertas cuatro grandes líneas. La primera de ellas es la ayuda humanitaria, que son donaciones puntuales de medicamentos en caso de una determinada crisis o situación de emergencia. Un claro ejemplo de ello es el actual conflicto en Ucrania.
La segunda es la cooperación al desarrollo, que es donde se enmarca Proyecto Boticarios. Engloba iniciativas a corto y medio plazo en las que se busca dar ayuda de manera sostenida, por ejemplo, poniendo en marcha una red de botiquines, creando una red de farmacias o montando una red de abastecimiento de agua potable. Son proyectos con una mayor consolidación y que buscan la autosostenibilidad.
La tercera línea es la de acción social, en la que se incluyen los proyectos que atendemos en España. Aquí tenemos dos tipos de proyectos. El primero es el de asistencia directa, en el que, a través de servicios sociales, contactan con nosotros, nos presentan casos de pacientes con tratamiento crónico que no pueden hacer frente al pago de ese tratamiento y nosotros se lo financiamos. Y la segunda parte de la acción social es la educación para la salud, que busca promover iniciativas saludables a través de diferentes talleres e iniciativas.
La última línea de trabajo es la formación. A través de ella formamos a profesionales tanto en España como en los países en los que trabajamos.
P. Proyecto Boticarios es vuestro buque insignia. ¿Cómo ha vivido usted, como impulsor y coordinador de esta iniciativa, el crecimiento que ha tenido?
R. Para mí ha sido un reto profesional, ya que desde sus inicios nos propusimos poder brindarle al farmacéutico español la oportunidad de trabajar y ayudar directamente sobre el terreno. Sabíamos que no era algo fácil, ya que debía ir acompañado de una formación base, pero lo hemos conseguido y lo hemos traducido en formación curricular y en la opción de que los farmacéuticos puedan cooperar y trabajar in situ. Todo ello ha supuesto una gran satisfacción.
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