Coincidiendo con el Día Mundial de la Hipertensión, ayer se presentó en Madrid la Guía para el abordaje de la hipertensión por el farmacéutico comunitario en el ámbito de la atención primaria, elaborado por las sociedades científicas de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), Médicos de Atención Primaria (Semergen), Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), Médicos Generales y de Familia (SEMG) y la de Hipertensión Arterial (SEH-Lehla). Este documento de consenso multidisciplinar tiene como objetivo mejorar la prevención y el abordaje de esta patología crónica a través de la coordinación entre los profesionales sanitarios más cercanos al paciente: los de atención primaria (AP) y las boticas.
De la guía cabe reseñar que contiene protocolos de actuación comunes para tratar a los pacientes con hipertensión arterial y mejorar tanto su tratamientos como su diagnóstico precoz. Según Vicente J. Baixauli, presidente de Sefac, en 2020 y en plena pandemia el Instituto Nacional de Estadística (INE) registró casi 120.000 fallecimientos por patologías cardiovasculares, el 24,3% del total de muertes en ese año. Por otra parte, se contabilizaron 14.271 defunciones por enfermedades hipertensivas, 2.400 más que en 2019.
“Durante esos meses de pandemia la hipertensión fue una enfermedad infradiagnosticada. Calculamos que la hipertensión prescrita se redujo hasta un 40%”, comentó María Fernández, presidenta de Semfy. “No hay otra enfermedad tan prevalente y que tenga tanta relación con ingresos hospitalarios, con dependencia, con número de consultas de AP, con gasto sanitario, con consumo de recursos… Hay que tomar medidas para alcanzar objetivos mayores y, en este sentido, la farmacia comunitaria es un aliado que hay que tener muy en cuenta”, afirmó José Antonio García, presidente de SEH-Lelha.
De hecho, en opinión de Antonio Fernández-Pro, presidente de la SEMG, es frecuente que el paciente de HTA debute en controles rutinarios en su botica del barrio y que sea su farmacéutico de confianza el que le recomiende la visita al médico. En este sentido, la guía hace hincapié en cuál es la mejor manera de tomar la tensión al paciente, incluyendo los errores que hay que evitar y un listado de dispositivos homologados que, preferiblemente, se deberían utilizar para que las mediciones sean fiables.
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