Del Insalud a la viruela del mono: 30 años de sanidad
Laura G. Ibañes. Madrid / Fotos: ARCHIVO DIARIO MÉDICO
El año 1992 fue un año importante para España. Mientras el mundo vivía el estallido de la guerra de Bosnia y la firma del Tratado de Maastricht, España se centraba en los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Expo de Sevilla, el AVE… Los acontecimientos se acumulaban a finales del tercer mandato de Felipe González en una España que no era capaz de retrasar por más tiempo el estallido de la crisis económica a la que se rindió finalmente en la primavera del año siguiente, dando paso a años de paro y replanteamiento de todo el sistema de Seguridad Social, incapaz de sostener por más tiempo los gastos de la propia Sanidad, que todavía se costeaba entonces con cargo a las cotizaciones sociales.
Con Farmacia de Guardia liderando las audiencias de la televisión, Instinto Básico en la gran pantalla, el 20 de abril del 90 encabezando los 40 Principales y la Ley Corcuera de la patada en la puerta en los grandes titulares de la prensa.
Con más de la mitad de la población masculina fumando a diario sin traba alguna, con la polémica todavía abierta del Póntelo, pónselo, con los casos de sida en pleno auge y con un monstruoso e ingestionable Insalud que aún acumulaba las competencias sanitarias de once de las diecisiete autonomías.
Con la factura farmacéutica creciendo casi al 25%, con José Antonio Griñán como ministro de Sanidad y con el eco del Informe Abril publicado apenas un año antes cuestionando todo el sistema sanitario cinco años después de haberlo fundado y estructurado con la Ley General de Sanidad de 1986. En esa España nació Diario Médico.
El Pacto de Toledo y la gran huelga: la sanidad 1992-1996
Revisar los titulares de aquellos primeros números de Diario Médico provoca, más que nostalgia, cierta sonrisa. Las preocupaciones de la sanidad de aquella época no eran tan diferentes de las actuales: desigualdades en el gasto sanitario por persona de hasta 18.000 pesetas según la autonomía, las sociedades de primaria quieren fusionarse, se estudia implantar un examen al terminar el MIR, impagos del Insalud a los proveedores sanitarios, primaria pide un máximo de 35 pacientes al día, medicamentazos para contener la factura farmacéutica, acuerdos en La Moncloa para dar autonomía de gestión al médico… Hasta Griñán de la mano de Pascual Maragall reclamando, a imagen de Dolors Montserrat y Mariano Rajoy 25 años después, que Barcelona se convierta en sede de la Agencia Europea del Medicamento.
Aunque muchos de los titulares de aquella época son casi un calco de los de ahora, sería injusto decir que la sanidad española no ha cambiado desde entonces. Y no solo por la pandemia de covid.
Aquellos primeros años de Diario Médico que se sucedieron hasta la primera victoria de Aznar en el 96, en los que España enterró a Severo Ochoa y vio nacer a Facme y el CNB, con Griñán primero y Ángeles Amador después al frente de la Sanidad española, fueron, de hecho, especialmente intensos.
‘Medicamentazos’
En materia de farmacia, con la casi recién estrenada Ley del Medicamento y viviendo en directo fusiones como la de Glaxo con Wellcome, el Gobierno tuvo que publicar su primera lista negativa de medicamentos y la obsesión por reducir el gasto farmacéutico llevó ya a barajar “equivalentes de efecto terapéutico”, pese a que los genéricos estaban todavía a punto de lanzarse en España, entre reticencias del colectivo médico.
En lo profesional, las sociedades y los colegios de médicos se alzaron en vano en contra del decreto que reguló la libre elección de médico en el Insalud y la obligación de España de incorporar la directiva europea de Medicina General, junto a la difícil situación en la que quedaban los médicos licenciados que no habían realizado el MIR, llenó las calles de mareas blancas.
Las huelgas alcanzaron su máximo en la era Amador, cuando CESM reclamaba la equiparación salarial y solo tras negociaciones de meses se alcanzó un acuerdo que esbozaba ya el camino hacia el Estatuto Marco (que tardaría, con todo, una década más en llegar).
Pero si algún cambio de trascendencia vivió la sanidad de entonces fue, sin duda, el Pacto de Toledo, que separó las fuentes de financiación de la sanidad y la Seguridad Social, para que el sistema sanitario se financiase vía impuestos en lugar de vía cotizaciones y el derecho tuviera carácter universal.
De la Oveja Dolly a las 'vacas locas': la sanidad 1996-2004
Fueron solo dos ministros, José Manuel Romay Beccaría y Celia Villalobos, los que estuvieron al frente de la Sanidad en los primeros años del PP, entre 1996 y 2002. Pero la Sanidad (y la España) que el uno heredó y la que Villalobos dejó parecen mundos aparte.
Romay Beccaría llegó todavía con el eco de los escándalos de corrupción del PSOE por el caso Filesa, Mario Conde, la fuga de Roldán y el GAL. Con Pedro Duque, la oveja Dolly, Médico de Familia y Urgencias disputándose la parrilla de televisión y las Spice Girls batiendo récords.
Y Villalobos cedió el testigo a Ana Pastor, apaciguada ya la fiebre de Gran Hermano, cuando se estrenaban en la gran pantalla Harry Potter y El Señor de los anillos, con una sociedad que celebraba la publicación del genoma humano y que todavía estaba conmocionada por el asesinato del exministro Ernest Lluch a manos de ETA, el escándalo de Gescartera y, claro está, el atentado contra las Torres Gemelas.
Traspaso de la sanidad a las autonomías
Dos mundos tan diferentes como los que vivió la sanidad española. En aquellos escasos seis años se culminó el traspaso de las competencias sanitarias a las autonomías, se aprobó la ley de nuevas formas de gestión sanitaria, salieron al mercado los primeros genéricos, Viagra y la píldora del día después, se hizo despegar el modelo Alcira de gestión privada de la sanidad pública, se desplegó el sistema de los grupos relacionados de diagnóstico y se puso en tela de juicio la compatibilidad del ejercicio público y privado.
Fueron años en los que también se vivió la fusión de Almirall y Prodesfarma junto al nacimiento del CNIO y el CNIC, se fracasó una vez más en la elaboración de un Estatuto Marco y una norma común de tiempos máximos de espera, se temió en vano el efecto 2000 y se revolucionó la sanidad con el informe Errar es humano, el arranque de la medicina personalizada y las primeras publicaciones de la técnica del CRISPR.
Contagios de hepatitis C
Seis años en los que se sobrevivió a duras penas a las crisis de las vacas locas, los contagios de hepatitis C, los filtros de Baxter y las muertes por Lipobay.
Y todo ello en un contexto profesional más que complicado de huelgas por el 6=0, la Plataforma 10 minutos de atención primaria y el conflicto por la libre colegiación. Seis años de vértigo en los que Diario Médico dio también un estirón saltando a internet y sembrando el germen de su portal de pacientes CuídatePlus.
Las grandes leyes sanitarias
Ana Pastor tomó el relevo de aquellos años de vértigo convirtiéndose en 2002 en la primera persona con una licenciatura en Medicina que lideraba la sanidad española.
Su ministerio fue el primero tras las transferencias autonómicas y tuvo que lidiar con batallas de salarios y la crisis del SARS. Fueron solo dos años, compartidos con el euro, la fiebre de Operación Triunfo, la boda real, el Prestige y la Guerra de Irak, pero cundieron mucho en sanidad. Pastor sacó adelante cuatro normas vitales que siguen siendo el tronco de la sanidad descentralizada en España: la Ley de Cohesión, la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, el Estatuto Marco y la de Autonomía del Paciente.
Fueron años también fértiles para Diario Médico, que alumbró una nueva publicación, Correo Farmacéutico, para dirigirse a todo el ámbito que rodea a los medicamentos.
De la prohibición de fumar a la vacuna del VPH: la sanidad 2004-2009
La virulencia de los acontecimientos que llegaron después es difícil de olvidar, empezando por aquel funesto 11M y la improvisada victoria del PSOE en las urnas dejando el mando de la sanidad en manos de Elena Salgado primero y Bernat Soria, después.
Esos cinco años, de 2004 a 2009, fueron años en los que el mundo vio morir a Juan Pablo II y a Sadam Husein, en los que se vio nacer a Perdidos, Google Earth, la Wii y el iPhone. En los que Merkel, Sarcozy y Obama ganaron las elecciones, mientras España celebraba las primeras bodas homosexuales, la Expo del Agua y el ¿Por qué no te callas? del rey.
En esos años Salgado puso fin rotundo al pacto que había reinado durante años con la industria farmacéutica, sustituyéndolo por una tasa obligatoria que debían pagar los laboratorios para financiar con ella el Instituto de Salud Carlos III.
El fraude de la clonación humana
La que llegaría luego a ser vicepresidenta del Gobierno dotó por fin el Fondo de Cohesión Sanitaria, aprobó la Ley de Reproducción Humana Asistida y de Investigación Biomédica, afrontó la crisis de la gripe aviar, rascó millones para la sanidad en la Conferencia de Presidentes, soportó los plantones del PP en el Interterritorial y la ruptura del calendario vacunal por el neumococo en Madrid.
Fueron años en los que la sociedad se asombró primero y se indignó después con el fraude de la clonación humana, en los que se descubrieron las células iPS, en los que España soñó con liderar la OMS, en los que Sanofi saltó al podio al unirse con Aventis, Merck se casó con Serono y Bayer con Schering. Y en los que se tildó de alarma mediática innecesaria la gripe aviar y se celebró la vacuna del VPH. Pero también años que conmocionaron por las sedaciones del Severo Ochoa o la retirada de Vioxx.
Pero, si algo marcó el mandato de Salgado, fue la primera ley del tabaco, que prohibió fumar en los lugares de trabajo y obligó a los grandes bares a construir salas de fumadores. Entre críticas y aplausos por una ley más tímida de lo que inicialmente se había concebido, Salgado intentó repetir en vano la experiencia con el alcohol. Y Bernat Soria heredó un ministerio que acababa de aprobar la Estrategia AP21 para relanzar la atención primaria y la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos, que tantas veces se enmendaría después.
En lo profesional, el periodo de gobierno de la sanidad Salgado-Soria afrontó las primeras tensiones por la prescripción enfermera y el hacer y deshacer de enmiendas en el texto, el desarrollo de la carrera profesional, el primer aumento de los numerus clausus, la conversión en delito de las agresiones a los médicos y la decisión definitiva de Europa sobre la jornada de 48 horas.
Gestión privada.
El nacimiento del sistema de Dependencia
Las primeras investigaciones con embriones compartieron titulares con los conflictos judiciales que desató la jubilación forzosa a los 65 años. Pero, sobre todo, con el despegue de los planes de Esperanza Aguirre de construcción de hospitales de gestión indirecta en Madrid y la pérdida del Carlos III por parte de Sanidad, que pasó a depender el nuevo (e intermitente) Ministerio de Ciencia, para no volver. Fueron años de negación de la crisis, de cambios legales y, sobre todo, del arranque del sistema de Dependencia.
El susto de la gripe A: la sanidad 2009-2011
No llevaba ni un mes en el cargo Trinidad Jiménez cuando en abril de 2009 se declaró el primer caso de gripe A en España, con toda la avalancha mediática que implicó constatar dentro de las fronteras patrias el inicio de la epidemia que vaticinaba la OMS. La gripe A trajo, con todo, la paz al Consejo Interterritorial presidido por Jiménez, que aunó fuerzas para enfrentarse a la epidemia, tras años de fuertes conflictos partidistas.
Su mandato se redujo a poco más de un año, el de la muerte de Michael Jackson, pero dio para mucho. Mientras Pfizer y Wyeth se unían a imagen de MSD y Schering-Plough o de Roche y Genentech, el Ministerio de Sanidad sumaba también nuevas competencias, las de Asuntos Sociales y Dependencia. Mientras se celebraba el primer trasplante de cara, la sanidad esquivaba solo a duras penas las obligaciones de recortes que se acelerarían en 2010, con la rebaja del salario de los funcionarios.
Nueva ley del medicamento
Jiménez aprovechó el consenso y diálogo que permitió la gripe A para sacar adelante la reforma de la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos, abriendo la puerta a la receta enfermera. El acuerdo, con todo, no fue suficiente para conseguir que el enésimo intento de un pacto sanitario se salvara del fracaso.
Mientras Madrid gestaba su proyecto de área única y la profesión trataba de construir la columna vertebral de la troncalidad y la habilitación profesional de los extracomunitarios, Rafael Matesanz disfrutaba de su año de gloria, recibiendo el Príncipe de Asturias por el constante liderazgo de España en trasplantes.
Leire Pajín estrenó Whatsapp y cogió el testigo de la Sanidad (y la Igualdad) en otoño de 2010, cuando ni la victoria de España en el Mundial de fútbol ni las consecuencias del terremoto de Haití salían ya en los telediarios y Wikileaks y la muerte de Bin Laden se contaban ya en 140 caracteres.
Su mandato heredó una controvertida ley del aborto libre hasta las 14 semanas y terminó sacando adelante la reforma de la ley antitabaco para prohibir fumar definitivamente en los bares. Con ella se celebró la séptima y última ECOE de Familia, se aprobó la Ley General de Salud Pública y se obligó a prescribir por principio activo.
El uso de las redes sociales se aceleraba por momentos y las tablets estaban a punto de convertirse en el regalo estrella de la Navidad. Diario Médico no fue ajeno a ese creciente y turbulento camino hacia lo digital, y lanzó su versión de papel semanal e intensificó la información diaria online.
De las mareas blancas al ébola: la sanidad 2011-2014
Y cuando parecía que lo digital sería el único reto a afrontar, llegó la crisis económica. Pensar en el mandato de Ana Mato al frente de la Sanidad es pensar en el Real Decreto Ley 16/2012 que puso patas arriba toda la sanidad al calor de la crisis económica... y pensar en la trama Gürtel.
Y es que, los años de Gobierno de Mato, fueron los años de los grandes recortes en sanidad, de la exclusión de los inmigrantes sin papeles, del copago para los pensionistas y las luchas contra el euro por receta catalán y madrileño; fueron los años de la desfinanciación de medicamentos y de los constantes recortes autonómicos de días libres o de personal.
Pero también fueron los años de los ERE, de Bárcenas, de la Púnica, del clan Pujol, de las tarjetas black, del caso Nóos... y, por supuesto, del caso Gürtel y aquella sentencia que consideró a Mato “partícipe a título lucrativo”, forzando su dimisión.
Recortes y copagos
El recién llegado Gobierno popular tomó las riendas de los impagos con un ambicioso plan de pago a proveedores que resolvió una deuda con los laboratorios, las farmacias y las empresas de tecnología sanitaria, que superaba ya los 15.000 millones.
Pero, a la vez, la disciplina europea forzó a un improvisado real decreto ley en abril de 2012 que rompió la paz sobre el modelo sanitario que se había asentado poco después de la Ley General de Sanidad. Y los recursos en el Tribunal Constitucional empezaron a acumularse al mismo ritmo que los telediarios publicaban noticias de desahucios.
El conflicto ministerio-autonomías siguió creciendo y creciendo, bien fuera por el intento de saltarse la ley del tabaco para el fallido Eurovegas, bien por los euros por receta, bien por los sin papeles, bien por la oposición de algunas autonomías a las 37,5 horas y los límites a la tasa de reposición del personal. Fueron años de globos sonda con ideas variopintas de recortes sanitarios que dejaron más boquiabierta a la sociedad que el relaxing cup of café con leche, el pequeño Nicolás o la renuncia de Benedicto XVI.
Pero fueron también años de mareas blancas contra los planes privatizadores de seis hospitales madrileños, una polémica que se entremezcló con la precampaña electoral y las críticas al Real Decreto 16/2012 tiñendo de blanco las calles no solo de Madrid.
El 'no hace falta un máster para ponerse un traje' y otros despropósitos
Tratando de calmar ánimos y emulando los Pactos de la Moncloa preconstitucionales, Rajoy se ofreció a firmar con los profesionales la hoja de ruta que seguiría la sanidad: gestión clínica, receta enfermera... Dio tiempo a aprobar el decreto de troncalidad, pero los acontecimientos se precipitaron: Teresa Romero dio positivo para el virus del Ébola.
Tras la rueda de prensa más inexplicable de toda la carrera política de Mato comenzó una auténtica crisis de comunicación y despropósitos informativos en los que el sensacionalismo de parte de la prensa tuvo tanto de lo que avergonzarse como el entonces consejero madrileño Javier Rodríguez y su no hace falta un máster para ponerse un traje.
Apenas unas semanas más tarde, Mato se vio salpicada por el caso Gürtel y dimitió antes de que terminara 2014, el año en el que el abdicó el rey y el mundo dijo adiós a Nelson Mandela, Adolfo Suárez y Emilio Botín. Su dimisión no fue la única que resquebrajó el primer mandato de Rajoy: Gallardón había abandonado ya el barco unos meses antes, ante la fallida reforma de la ley del aborto.
Los fármacos para la hepatitis C y el baile de ministros: la sanidad 2014-2018
Alfonso Alonso cogió el testigo en diciembre de 2014, en plena precampaña electoral de las autonomías, y llevaba solo unos días en el cargo cuando estalló la crisis de la hepatitis C, las protestas para acceder a los nuevos fármacos y la tensión paralela para definir quiénes recibirían el fármaco, a qué precio y cómo y quién lo pagaría, en un vaticinio de lo que empieza a pasar ya con cada gran novedad terapéutica que llega al mercado.
Teniendo en cuenta las dimensiones del problema (sanitario y económico) que implicaba, y pese a ciertas críticas autonómicas, Alonso salió airoso del conflicto y lo hizo con mucha menos polémica incluso que la que había suscitado la retirada de la vacuna de la varicela de las farmacias poco antes.
El intento de la gestión clínica
Con la crisis de la hepatitis C medio resuelta, Alonso intentó materializar la regulación de la gestión clínica y la receta enfermera, pero el texto (modificado a última hora) no gustó a los enfermeros, desatando una polémica que se entremezcló con la campaña electoral.
Con el año y medio de rigor que acostumbran como mucho a sobrevivir los ministros en la cartera de Sanidad, que quema tan rápido, el aspirante a lehendakari del Gobierno vasco acabó por dejar en manos de Fátima Báñez de forma provisional el ministerio de Sanidad.
Con este conflicto de la receta enfermera todavía sin resolver y tras 315 días de Gobierno en funciones tras la fallida investidura de Sánchez y la repetición de elecciones, Rajoy asumió a finales de 2016 de nuevo la presidencia del país renovando el Gobierno y poniendo al frente de la Sanidad a Dolors Montserrat.
El Brexit y la sede de la Agencia Europea del Medicamento
La catalana asumió la sanidad en un año en el que Cataluña fue precisamente la protagonista del día a día de toda España, colapsada y paralizada por el conflicto independentista catalán, el referendum de independencia y la rocambolesca huída de Puigdemont a Bruselas junto al hasta entonces consejero de Sanidad de Cataluña, Toni Comín.
Fue un año en el que el boom de Netflix tuvo que competir con una realidad digna del mejor guión de ficción, en el que se entremezcló el estupor por la victoria de Trump con el del Brexit, la disolución definitiva de ETA con los atentados yihadistas de las Ramblas, la muerte de Carmen Chacón con la de Rita Barberá y el juicio de La Manada con el nacimiento del Me too.
Al ritmo de Despacito, el mandato de Montserrat se enfrentó a la tensión creciente de las víctimas de la talidomida y el fallido intento de traer para Barcelona la sede de la desterrada Agencia Europea del Medicamento tras el Brexit. Pero consiguió, tras más de una década de conflicto, un acuerdo entre médicos y enfermeros sobre la receta enfermera, un pacto para la participación de los pacientes en la toma de decisiones sanitarias y la primera regulación de las nuevas formas de fumar.
Moción de censura
No dio tiempo para más: las condenas por la Gürtel y los másters y cremas de Cifuentes precipitaron una nueva moción de censura en junio de 2018 que prosperó expulsando a Rajoy de la presidencia en favor de Pedro Sánchez, que premió el apoyo de Compromís concediéndole la cartera de Sanidad a Carmen Montón.
Baile de cargos y parón del Gobierno: la sanidad 2018-2020
La llegada de Carmen Montón a Paseo del Prado se anticipaba breve por tratarse de un gobierno en funciones a la espera de la convocatoria de nuevas elecciones… pero no tan breve. Montón llegó con el gran encargo de recuperar la universalidad de la sanidad, perdida con el RDL 16/2012 que expulsó a los inmigrantes sin papeles de la cobertura pública, y de implantar derechos como la financiación de los tratamientos de fertilidad para la mujeres sin pareja masculina, pero apenas duró tres meses en el cargo. Meses suficientes, en cualquier caso, para tener que apagar fuegos como el escándalo que rodeó al trasplante de hígado del jugador de fútbol Eric Abidal.</p> <h2><font color="#000000"><b>Los másters y las dimisiones</b></font></h2> <p>En el mismo verano de 2018 en el que Soraya Sáenz de Santamaría perdía frente a Pablo Casado en las primeras primarias del PP, Montón se veía <strong>forzada a dimitir</strong> tras una denuncia anónima que la acusaba de<strong> haber copiado </strong>más de la mitad de <strong>su trabajo de fin de máster.</strong> En otro momento tal vez la cuestión no habría llegado a más, pero el eco de los másters de Cifuentes estaba todavía demasiado cercano.</p> <p>Su precipitada marcha dejó respirar hondo a la <strong>sanidad privada,</strong> que temía que Montón reprodujera en toda España su cruzada en Valencia contra la gestión privada de la sanidad pública.</p> <h2>Lucha contra las pseudoterapias</h2> <p>El<strong> improvisado cambio situó a María Luisa Carcedo </strong>al frente del Ministerio de Sanidad en septiembre de 2018. El mismo día de su investidura, casi como una premonición, Carcedo explicaba en una entrevista con diario médico que era <strong>necesario reforzar la salud pública </strong>y hacer cumplir la Ley de Salud Pública, que seguía guardada en un cajón… Pero tampoco hubo tiempo para eso.</p> <p>Tan solo había llegado a darse un baño de masas junto al mediático <strong>Pedro Duque</strong> en la presentación del <strong>Plan de lucha contra las Pseudoterapias</strong> y a lanzar la idea de implantar un semáforo nutricional en el etiquetado de los alimentos, cuando Sánchez fracasó en su intento de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, precipitando una <strong>nueva convocatoria de elecciones en abril</strong> del 2019, que culminó con una<strong> investidura fallida</strong> y la <strong>repetición de elecciones</strong> en noviembre.</p> <h2>El vaivén de cargos e investiduras fallidas</h2> <p>El <strong>acuerdo in extremis con la formación morada</strong> permitió al PSOE formar Gobierno y, como pago de la cuota catalana,<strong> Salvador Illa</strong> llegó al Ministerio de Sanidad en enero de 2020, tras <strong>332 días de Gobierno en funciones,</strong> tras un parón legislativo de investiduras fallidas y repeticiones de elecciones que había tenido a la sanidad en barbecho más de dos años en los últimos cinco y que la había sometido a un <strong>vaivén de altos cargos inimaginable,</strong> con siete ministros diferentes en los últimos siete años (y su correspondiente corte de directores generales) y dos dimisiones (y sus correspondientes precipitados nombramientos posteriores) impulsadas por denuncias contra la cabeza visible de la sanidad española.&nbsp;</p> </span> </div> </div> </div> <div class="content-bg"> <div class="bg"> <div> <figure role="group"> <img loading="lazy" class="size-full" alt="fondo 8" data-entity-type="file" data-entity-uuid="0495f3b1-8c9e-42fb-9100-b3272ec9d42e" src="https://statics-diariomedico.uecdn.es/cms/2022-05/8.-carolina-darias.jpg"> <figcaption> fondo 8 </figcaption> </figure> </div> </div> <div class="col-8"> <div class="paragraph paragraph--type--campo-texto paragraph--view-mode--default"> <span><h1>... y llegó la covid: la sanidad 2020-2022</h1> <p><strong>La pandemia llegó con una sanidad diezmad</strong>a económicamente por los recortes de 2012 y sin capacidad de recuperación por el colapso del conflicto catalán, el parón gubernamental y la obligada prórroga presupuestaria por la ausencia de un gobierno estable.</p> <p>Y como a toda calma chicha, siguió la tormenta. También en <strong>Diario Médico</strong>, que acometió su cambio más profundo, <strong>hermanándose con la redacción de Salud del diario <em>El Mundo</em></strong> y lanzando su mensual de papel y su portal de información para profesionales sanitarios, que incluía información por especialidades y dirigida a farmacéuticos, médicos, enfermeros y otros profesionales sanitarios.</p> <p>Las promesas electorales del <strong>fin del copago para los pensionistas </strong>y vuelta a la universalidad de la sanidad con las que llegó Illa empezaron a sonar a historias de otra galaxia apenas dos meses después de llegar al cargo, cuando dejó de hacer falta que se<strong> descifrara el genoma humano</strong> para que la sanidad encabezara las portadas de los grandes periódicos.</p> <div class="align-right"> <figure role="group"><img loading="lazy" class="size-full" alt="La covid golpeó en 2020 a una sanidad ya vapuleada por los recortes de 2012 y el parón legislativo." data-entity-type="file" data-entity-uuid="0495f3b1-8c9e-42fb-9100-b3272ec9d42e" src="https://statics-diariomedico.uecdn.es/cms/2022-05/imagen-hospital-infanta-sofia-alberto-di-lolli.jpg" /><figcaption> La covid golpeó en 2020 a una sanidad ya vapuleada por los recortes de 2012 y el parón legislativo. </figcaption></figure></div> <p>El coronavirus dejó de ser “si acaso algún caso diagnosticado” y la unión inicial de calles desiertas, <strong>aplausos de las ocho</strong>, bollería casera y tablas de gimnasia al ritmo del Resistiré empezó dejar paso al estupor en las residencias, a las imágenes de <strong>sanitarios cubiertos con bolsas de basura,</strong> a los test defectuosos, al caos en las cifras de fallecidos, al vaivén sobre las mascarillas y a una avalancha de recursos judiciales, memes, bulos y realidades aún más imposibles.</p> <p><strong>Fernando Simón</strong> e <strong>Isabel Díaz Ayuso</strong> personificaron pronto la cambiante, crispante y confusa narrativa que ha rodeado a la pandemia, el enfrentamiento que vivía el Interterritorial al trazar los planes de la nueva normalidad y la polarización a la que habían llevado las redes sociales a todo el país.</p> <p>Mientras la población aprendía a pronunciar<strong> Pfizer </strong>y algunos se colaban en la lista para ser vacunados, <strong>Illa </strong>preparaba su último giro de guión:<strong> la dimisión </strong>para presentarse a las elecciones catalanas. </p> <p>Y <strong>Carolina Darias </strong>heredaba en enero de 2021 un ministerio que aprobaría la<strong> primera CAR-T pública</strong> y celebraría el <strong>primer trasplante de un corazón de cerdo a un humano</strong> y la ley de eutanasia, pero que todavía tendría que lidiar con las dudas sobre<strong> AstraZeneca,</strong> la vuelta al cole, la retirada de las mascarillas y la <strong>viruela del mono</strong>, pero eso… eso es ya otra historia.</p> </span> </div> </div> </div> <div class="col-8"> <p> <footer class="author-content"> <div class="author-data"> Laura G. Ibañes. Madrid <div class="author-date"></div> </div> </footer> </p> </div>
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/6C0B3c4
No hay comentarios:
Publicar un comentario