Abrir caminos en la farmacia comunitaria no siempre es fácil y más si se trata de apostar por el consejo dermofarmacéutico. Virginia Barrau, vocal de Dermofarmacia del COF de Zaragoza, lo ha conseguido, poniendo sus conocimientos y su vocación al servicio de la población e impulsando proyecto innovadores, como la realización de videoblogs para sordomudos, el lanzamiento de un programa para la detección y derivación desde la farmacia de pacientes con hidrosadenitis o la organización de jornadas y ponencias para difundir la importancia del cuidado de la piel del paciente oncológico. Su espíritu emprendedor le ha llevado también a lanzar una línea cosmética propia que aúna el cuidado estético y el de las afecciones cutáneas. Por todo ello, es una de las ganadoras de los premios Admirables, de CF y DM, en la categoría Farmacia.
PREGUNTA. ¿Qué le supone recibir este premio?
RESPUESTA. Es un reconocimiento al trabajo innovador que he intentado hacer desde que soy farmacéutica y es una manera de dar visibilidad a proyectos diferentes que se hacen desde la farmacia.
P. ¿Qué destacaría de estos galardones?
R. Me gusta que se premien a diferentes profesionales de la salud. Yo creo que la profesión sanitaria tiene que ir encaminada a apoyarnos unos a otro para ir superando los retos. Lo que tenemos que hacer ahora es promover la unidad sanitaria en favor del paciente.
P. Cuando uno recibe un reconocimiento así, ¿de quién se acuerda?
R. Me acuerdo de mi madre y de mi abuela. Para mí son dos mujeres increíbles a nivel profesional y en cuanto valores. En su momento, las dos hicieron un gran esfuerzo por salir hacia delante y por impulsar proyectos diferentes en sus profesiones y es lo que me han inculcado.
P. ¿Eran farmacéuticas?
R. No, mi abuela fue enfermera y jefa de Cruz Roja durante la Guerra Civil; fue un hecho que le marcó mucho. Yo, ahora con la covid, me he acordado mucho de ella, que tuvo que pasar de una normalidad a una guerra, estar en el frente tratando de ayudar a todo el mundo... Mi madre es abogada y jefa de Recursos Humanos de la Agencia Tributaria y tuvo a su cargo a muchísimas personas y tuvo muchas veces que ayudar. Todos, desde nuestra profesión, la que sea, tenemos la oportunidad de dar un valor humanitario a nuestro trabajo y eso me lo han transmitido las dos.
P. Su trayectoria profesional siempre ha estado ligada a la de la oficina de farmacia. ¿Qué le aporta llevar tantos años atendiendo a sus vecinos detrás del mostrador?
R. El contacto directo con el paciente. Una de las ventajas de ser farmacéutica comunitaria es que tienes un trato diario con muchos pacientes y con diferentes perfiles, sobre todo en mi farmacia, que es la de mi padre, y es una farmacia de paso, lo que nos permite atender a clientes de barrio y de paso, lo que te da una diversidad de miras espectacular.
Todos, desde nuestra profesión, tenemos la oportunidad de dar un valor humanitario a nuestro trabajo
P. ¿Cómo recuerda sus primeros años con la bata blanca?
R. Los recuerdo muy complicados, porque sales de la carrera, donde todo está muy controlado, al mostrador de la farmacia, donde estás con el paciente real y no sabes lo que te va a preguntar. También fue difícil introducir ideas nuevas en una farmacia donde había muchas cosas instauradas. Yo me especialicé en dermofarmacia y cosmetología y, entonces, la piel se veía como un envoltorio y no como algo importante en la salud. Por tanto, cuando llegué hablando de la piel, había gente que pensaba que quería convertir la farmacia en una perfumería. Por eso, el primer paso fue formarme yo para formar al equipo, que tuve que cambiar en parte. Y, al final, lo superamos con mucha paciencia y haciendo ver que cuando hablamos de piel también hablamos de salud. En este proceso, tengo que agradecer a mi padre que hubiera confiado en mí y que me apoyara en la especialización y en los diferentes proyectos.
P. Además de la formación, parte de su éxito ha sido impulsar proyectos innovadores, como los viodeoblogs de dermofarmacia traducidos al lenguaje de signos...
R. La idea surgió cuando en una guardia vinieron unos chicos sordos para que les asesorara sobre granitos y pensé en hacer videoblogs con interpretación a lengua de signos española. Fue un proyecto muy bonito, aunque costó mucho: exigía tiempo, recursos (un cámara, un traductor...)... Y hubo gente me dejó tirada en el camino, pero también laboratorios que me ayudaron a financiar el proyecto, que no tenía fines lucrativos, pero sí generaba costes. Al final, con su apoyo y mi perseverancia fue posible.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/T0k6eqK
No hay comentarios:
Publicar un comentario