La jefa de Farmacia del Hospital de Salamanca, María José Otero, sostiene que los farmacéuticos hospitalarios están muy sensibilizados con los errores de medicación y tienen “grabado en su ADN” la necesidad de evitarlos. En su caso ha llevado este interés a otro nivel, ya que dirige el Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP) y colabora con la OMS en temas relacionados.
Las recomendaciones del ISMP para evitar estos fallos y disminuir los acontecimientos adversos son una referencia. Y, entre otras cuestiones, ha contribuido a fijar pautas para la administración segura de las vacunas de la covid-19.
PREGUNTA. Lleva veinte años al frente del ISMP. ¿Se hace un uso más seguro de los medicamentos ahora que entonces?
RESPUESTA. En este tiempo se han producido progresos importantes en la mejora de la seguridad del uso de los medicamentos, principalmente en los hospitales. La publicación a finales de 1999 del informe Errar es humano tuvo un gran impacto mediático e inició el movimiento de seguridad del paciente, impulsando a todos los agentes implicados en la asistencia sanitaria a abordar la seguridad del paciente como un objetivo prioritario.
Los datos recogidos en la Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud atestiguan que se ha avanzado en la implantación de prácticas seguras. De lo que no cabe duda también es que el progreso es más lento de lo que preveíamos a comienzos de los 2000, que los errores de medicación siguen ocurriendo y falta mucho por hacer.
P. ¿Qué retos trae consigo en este terreno la llegada de multitud de fármacos, cada vez más complejos?
R. Los nuevos medicamentos, como las terapias avanzadas, se utilizan considerando de forma proactiva todos los riegos que puede haber en cada una de las etapas de su utilización y poniendo en marcha en la práctica asistencial las medidas necesarias para minimizar los errores. Lo que realmente preocupa más actualmente en términos de seguridad en el uso de los medicamentos es la complejidad y falta de continuidad de los procesos asistenciales y la complejidad cada vez mayor de los tratamientos, esto es, la polifarmacia: los pacientes crónicos polimedicados y aquellos que por su situación clínica reciben numerosos medicamentos.
De hecho, la OMS en el tercer reto de Medicación sin daño estableció tres áreas prioritarias en las que actuar: la polimedicación inapropiada, las transiciones asistenciales y las situaciones de riesgo, que incluyen los medicamentos y los procesos de alto riesgo.
P. ¿Qué es lo más gratificante para usted, después de tantos años involucrada en la seguridad del uso de medicamentos?
R. Ver que muchos profesionales sanitarios están concienciados de la importancia de utilizar con seguridad los medicamentos y que algunas de las estrategias recomendadas por el ISMP o por otros organismos están implementadas y contribuyen a reducir los errores de medicación.
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