La rabiosa actualidad y la vorágine informativa para captar la atención, sobre todo, en redes sociales, merece que, desde ámbitos científicos como la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), ofrezcamos un mensaje de tranquilidad y calma ante algunas pseudonoticias que pretenden relacionar y vincular directamente el virus del mono (monkeypox) con el bioterrorismo.
Dentro de la preparación contra enfermedades emergentes, el bioterrorismo es un riesgo muy poco probable pero que desgraciadamente no es absolutamente imposible. Y efectivamente, dentro de los microorganismos que se teorizan como potenciales agentes bioterroristas, está monkeypox.
Además, los primeros casos han aparecido sin clara asociación, por lo que en algún medio de comunicación se ha recogido está preocupación. ¿Debemos entonces planteárnoslo y preocuparnos? Respondamos en base a la información disponible de fuentes abiertas.
La viruela del mono es un microorganismo de difícil contacto a través de gotas, por lo que es muy difícil su dispersión
Para empezar, la viruela del mono es un microorganismo de difícil contacto a través de gotas, por lo que es muy difícil su dispersión. Por suerte, los grupos terroristas no tienen medios para elaborar dispositivos eficaces por sus escasos medios y falta de conocimiento científico.
Además, en el caso de este brote, lo más importante para descartar la hipótesis bioterrorista es la epidemiología y la presentación de los casos. Los casos índices de cada clúster se deben a relaciones sexuales en fiestas de hombres que tienen sexo con hombres (HSH), con aparición de las lesiones características en zona púbica y/o perianal.
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