La terapia con células CAR se relaciona con cierto riesgo de desarrollar el síndrome de liberación de citocinas y el síndrome de neurotoxicidad asociado a células efectoras inmunitarias (ICANS, en sus siglas en inglés).
Son dos síndromes descritos ampliamente y bien conocidos, para cuyo manejo existen recomendaciones protocolizadas. Pero no son las únicas complicaciones ante las que estar pendiente con el tratamiento con CAR-T: las infecciones y la toxicidad hematológica también pueden aparecer tras la infusión. Un grupo de investigadores, con Kai Rejeski, del Departamento de Hematoncología en el Hospital Universitario LMU, de Múnich, ha estudiado en pacientes con linfoma no Hodgkin qué factores contribuyen a la toxicidad hematológica para, de esta forma, obtener una calculadora útil en la selección de los pacientes para el tratamiento.
El score, que se determina antes del agotamiento de los linfocitos, se compone de cinco factores que reflejan la reserva de médula ósea previa a CAR-T (como el recuento de plaquetas, la hemoglobina) y el estado inflamatorio (PCR, ferritina, entre otros). La herramienta, denominada CAR-Hematotox, se ha validado en dos cohortes externas e independientes, donde se determinó la duración de la neutropenia grave después de la infusión de CAR-T.
En declaraciones a DIANA, Rejeski explica que esta herramienta “separa a los pacientes en dos categorías de riesgo: bajo riesgo, con una duración de la neutropenia generalmente corta (mediana de 5 días), mientras que los pacientes de alto riesgo muestran neutropenia prolongada (mediana de 12 días). En un estudio de seguimiento internacional, que se publicará próximamente e incluye pacientes del Hospital Vall d'Hebron, en Barcelona, hemos confirmado además la capacidad discriminatoria del score en relación con las complicaciones infecciosas y con un alto riesgo de progresión de la enfermedad”.
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