Kenneth S. Kosik es, desde 2004, profesor Harriman de Investigación en Neurociencia y codirector del Instituto de Investigación en Neurociencia de la Universidad de California en Santa Bárbara. Su principal campo de interés es el papel de la proteína Tau en la enfermedad de Alzheimer. Ha participado, actualizando los últimos avances en este ámbito, en la reunión científica Global Summit Neuro 2020/22, que se está celebrando en Salamanca y ha organizado la Fundación CIEN y la Fundación Reina Sofía
PREGUNTA. ¿Puede explicar su investigación sobre los procesos biológicos fundamentales, en particular los relacionados con la patología y la evolución del cerebro?
RESPUESTA. Mi campo de estudio principal es la proteína Tau, que es la proteína que interviene en los ovillos neurofibrilares característicos de la enfermedad de Alzheimer. Es un misterio cómo funciona esta proteína, que es perfectamente normal y que todos tenemos. Pero, por alguna razón que no entendemos del todo, cambia y se vuelve patológica. Mi investigación se centra en cómo ocurre ese cambio, para tratar de entender esa transformación de la proteína y su relación con la evolución más general del cerebro humano.
P. ¿Hasta qué punto son prometedores son los nuevos medicamentos experimentales dirigidos a la proteína Tau patológica?
R. Lamentablemente, no tenemos muchos medicamentos para la proteína Tau. El grupo de medicamentos que terminan llegando a convertirse en tratamientos clínicos es muy escaso. Y este es un problema en el campo del tratamiento de una enfermedad como la de Alzheimer. Si nos fijamos en el cáncer, por ejemplo, podemos ver que tiene una gran variedad de tratamientos. Y nuevos tratamientos y medicamentos se suman continuamente a la lista. Esta es una de las razones por las que necesitamos más investigación básica en enfermedades neurodegenerativas, para ampliar la lista de posibles fármacos futuros. En este momento no entendemos completamente cómo la proteína Tau se vuelve anormal y, por tanto, sin esa comprensión básica que deriva de la investigación, no es posible desarrollar medicamentos.
P. ¿Será posible la prevención de la enfermedad de Alzheimer?
R. Es difícil de prevenir. Lo que podemos hacer es disminuir el riesgo de desarrollar Alzheimer. Y una de las cosas que queremos comunicar a la gente es precisamente cómo hacerlo. Esto no es algo particularmente complejo o difícil, hay cosas muy simples que uno puede hacer para disminuir el riesgo de desarrollar Alzheimer, y que se dividen en dos categorías.
P. ¿Cuál es la primera?
R. Es lo que yo llamo conoce tus números: cuál es tu presión arterial, cuál es tu nivel de colesterol y cuál es tu glucosa. Si mantienes esos números en niveles normales, tu riesgo disminuirá. Y, una vez más, eso es muy fácil, porque si tienes anomalías con esos números tenemos medicamentos para tratarlos. Y si mantenemos esos números en niveles normales, el riesgo de desarrollar Alzheimer disminuye. Cada persona debe reducir esos números para disminuir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
P. ¿Y la segunda categoría?
R. Se refiere al comportamiento, a hábitos. En la parte superior de la lista de hábitos que disminuyen el riesgo de Alzheimer está el ejercicio: es la mejor manera de disminuir el riesgo de desarrollar muchas enfermedades, incluida la enfermedad de Alzheimer. Luego hay otras cosas que se pueden hacer, como mantener la mente activa: puedes hacerlo resolviendo un puzzle, un rompecabezas, aprendiendo a tocar un instrumento, aprendiendo un nuevo idioma, incluso estar con amigos mantiene la mente activa. Dormir bien por la noche es esencial para el cerebro, algo que a veces es más fácil decir que hacer, pero es un factor importante a la hora de disminuir el riesgo de desarrollar Alzheimer.
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