Personal de Enfermería del Hospital General Universitario Dr. Balmis de Alicante está implantado una serie de recomendaciones basadas en la evidencia científica para la valoración y el manejo del dolor de los pacientes ingresados. Con él, se pretende mejorar la calidad de los cuidados enfermeros que se ofrecen a los pacientes susceptibles de padecer algún tipo de dolor.
Según Manuel Álvarez, líder del grupo enfermero creado al efecto, “el plan de cuidados debe centrarse en reducir el sufrimiento, mejorar la calidad de vida y la funcionalidad del paciente, así como disminuir los posibles efectos adversos de las intervenciones”.
En este contexto, adecuar la práctica clínica a las recomendaciones basadas en la evidencia son “formar parte de una red de excelencia en los cuidados, reducir la variabilidad en la práctica clínica y, lo más importante de todo, mejorar los resultados en salud de la población”, señala Álvarez, que cuenta con la participación de Cristina Sánchez, Guillermo García y Ana Rosa Mateo -supervisora de Enfermería de Cirugía y Urología-.
Estos profesionales tienen además el apoyo de la supervisora de la Unidad de Sistemas de Información de Enfermería, Manuela Domingo, y la adjunta de Enfermería responsable de la Unidad de Calidad, Maite Ortiz de Saracho.
Esta iniciativa forma parte del programa Sumamos Excelencia, impulsado por el Centro español para los cuidados de salud basados en la evidencia (CECBE) y dirigido a los centros sanitarios o sociosanitarios que quieran iniciarse en proyectos de implantación de buenas prácticas, la evaluación de los procesos y los resultados en salud.
En la práctica
El proyecto, de un año de duración, ha arrancado de forma piloto en las Unidades de Hospitalización de Cirugía y Urología (9ª A y 9ª B) y se centra en la gestión adecuada del dolor. “Es un derecho fundamental de la persona y su valoración, prevención, reducción e intervención deben ser prioritarias en los cuidados de enfermería. Nuestro rol en el manejo del dolor dentro de los equipos multidisciplinares es fundamental, por lo que al implantar la mejor evidencia científica mejoraremos la calidad en los cuidados”, insisten los impulsores. Tras una fase de formación y auditoría previas, se encuentra en la fase de intervención o de implantación de las recomendaciones.
Los enfermeros que componen el grupo de trabajo son los encargados de formar al resto del personal para asegurar la correcta adhesión a las buenas prácticas basadas en la evidencia. Algunas de las recomendaciones concretas que se van a implantar son la valoración de la presencia o riesgo de cualquier tipo de dolor en todos los pacientes de Cirugía y Urología al ingreso, después de cambios en la situación clínica, así como con anterioridad, durante y después de un procedimiento. Para ello, se han incluido nuevas escalas en el programa de historia clínica digital.
Entre ellas, la escala Painad, que permite una valoración del dolor en pacientes con demencia, en los que esta tarea resulta más compleja. Consta de cinco elementos que se han de puntuar: respiración, vocalización negativa, expresión facial, lenguaje corporal y capacidad de alivio. Además, el proyecto contempla otro aspecto novedoso: la activación en la historia clínica de un plan individualizado de cuidados de manejo del dolor, que se basa en los resultados de esta valoración y con las intervenciones efectivas que se van a utilizar, involucrando al paciente en su autocuidado.
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