El cáncer colorrectal (CCR) -la segunda causa de muerte por cáncer a nivel mundial- continúa siendo hoy un importante problema de salud pública, con más de un millón de personas diagnosticadas cada año en el mundo.
El pronóstico ha mejorado durante las últimas décadas, con una supervivencia a los 5 años que ha alcanzado casi el 65% en los países desarrollados. Sin embargo, hasta un 40% de los pacientes recaen a pesar de recibir un tratamiento óptimo inicial basado en cirugía seguido de tratamiento quimioterápico, en los casos de alto riesgo.
En la actualidad, la estadificación patológica continúa siendo el factor pronóstico más importante y guía las decisiones terapéuticas, pero no permite predecir ni la respuesta terapéutica ni el resultado final en pacientes que han recibido tratamiento. Este es un problema importante, especialmente para los pacientes en estadio II con factores de riesgo adicionales y en estadio III, en los que la cirugía seguida de tratamiento quimioterápico adyuvante es el tratamiento recomendado.
En este contexto se enmarca el proyecto Tumour microenvironement-derived factors in localized colon cancer: clinical impact and therapeutic implications (TuMiCC), que tiene como objetivo comprender los mecanismos de las células tumorales para hacerse resistentes a la terapia y, de este modo, racionalizar el uso de la quimioterapia y desarrollar nuevas estrategias que guíen el tratamiento del paciente con CCR, evitando las recaídas.
El estudio, coordinado por Andrés Cervantes, director general y científico del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva -donde coordina el Grupo de Investigación de Desarrollos Diagnósticos y Terapéuticos Innovadores en Tumores Sólidos (Indest)- y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico de Valencia, acaba de cumplir 16 meses de desarrollo (de los cinco años previstos) con el reclutamiento de pacientes e interesantes avances en la caracterización molecular de este tipo de tumores y su entorno.
Para Cervantes, "lo novedoso de nuestro estudio es la integración de distintos análisis a los que contribuyen múltiples aspectos de genómica, biopsia líquida, patología digital con análisis, no solo del tumor, sino del microambiente tumoral". También se están generando modelos a partir de pacientes individuales, "ya sea de organoides (cultivos tridimensionales de tumores extraídos de pacientes) o de tumores de pacientes implantados en animales de experimentación".
En la investigación participan también los grupos de Héctor García Palmer y Elena Élez, del Vall d’Hebron Instituto de Oncología -VHIO-), y Clara Montagut y Alexandre Calon, del Instituto de Investigaciones Médicas del Hospital del Mar, IMIM-Hospital del Mar, de Barcelona. Además cuenta con investigadores como Joan Gibert, Jordi Badia y Mar Iglesias, del IMIM; Noelia Tarazona y Carolina Martínez-Ciarpaglini, del Incliva, y Jorge Pisionero, de la Universidad de Oviedo, entre otros.
Punto de partida
El tratamiento habitual del CCR localizado continúa siendo la cirugía, seguida o no de quimioterapia, dependiendo de las características patológicas del tumor. Pero no se sabe qué pacientes están curados y qué pacientes no tras la cirugía con intención curativa, lo que hace que algunos acaben siendo sobretratados o infratratados.
La razón es que no se dispone de potenciales biomarcadores que ayuden a estratificar mejor a aquellos con alto riesgo de recaída, que son los que se pueden beneficiar de recibir un tratamiento quimioterápico tras la cirugía. Asimismo, se sabe que el microambiente tumoral desempeña un papel en la recaída de estos pacientes.
Según Cervantes, "en el cáncer, no solamente juegan un papel las células tumorales" sino que "también hay otras células, como fibroblastos, células del sistema inmune y células endoteliales, aparentemente normales, que intervienen directamente en el desarrollo y evolución del tumor".
En este sentido, y a su juicio, "dada la importante tasa de recaída que aún presentan los pacientes con CCR localizado, son necesarios nuevos biomarcadores pronósticos y predictivos de respuesta para estratificar mejor a los pacientes, identificando mecanismos de resistencia a la terapia estándar y nuevas dianas terapéuticas".
Así, el proyecto TuMiCC se desarrolla para abordar estas necesidades y "estamos convencidos de que la consecución de los objetivos tendrá un impacto en la práctica clínica que se reflejará en una aproximación más personalizada y un aumento de la supervivencia de nuestros pacientes".
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