Según explica Miguel Salavert, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital La Fe, de Valencia, “hoy se sabe que, entre diversas citocinas y moléculas mediadoras, la interleucina (IL-1) juega un papel clave y central en el disparo de esa cascada inflamatoria, causando una sucesión de estímulos para incrementar la aparición y presencia de otros mediadores inflamatorios y biomarcadores (PCR, IL-6, fibrinógeno, dímero-D, ferritina, etc.)”.
“No conocemos aún todos los detalles de esta red de mediadores citocínicos y su compleja interrelación. La tormenta o huracán de citocinas, síndrome de liberación de citocinas, síndrome de activación macrofágica, etc., es denominada hoy por algunos autores como llovizna de citocinas para marcar los hechos cuanti y cualitativos diferenciales con otros síndromes parecidos (shock séptico y síndrome de distrés respiratorio del adulto). Quizás sea mejor hablar de síndrome de hiperinflamación ligado a la infección por SARS-CoV-2, en el cual el disparo encauzado por los DAMPs (danger-associated molecular patterns) en la COVID-19 estimula la producción y liberación de esas IL-1 alfa directamente desde el pulmón, lo cual, al interaccionar con los receptores celulares de células inmunitarias, desencadena una parte de la respuesta inflamatoria”, apunta Salavert.
En este contexto, en marzo de 2020, especialistas del Hospital Clínico San Cecilio, de Granada, decidieron emplear el antinflamatorio anakinra (un antagonista del receptor humano para la IL-1 para el tratamiento de la enfermedad por coronavirus, que está pendiente de la fijación de su precio y reembolso en España) en el abordaje de estos pacientes. “Una vez que observamos que la COVID-19 era una enfermedad inflamatoria desencadenada por un agente infeccioso, en nuestro equipo multidisciplinar optamos por el empleo precoz de anakinra debido a su mecanismo de acción en la fase inicial de la inflamación, su facilidad de administración, así como su excelente perfil de seguridad, y, también, por su posible papel antifibrótico”, cuenta Ismael Aomar, internista de este hospital y autor de la primera tesis doctoral sobre covid en España basada en el empleo de anakinra.
“Vimos que había pacientes que podíamos rescatar tras fallar las distintas líneas de tratamiento empleadas según el protocolo hospitalario con corticoides con o sin otros inmunomoduladores. Tras estas observaciones iniciales, en las que obtuvimos un alto índice de éxito, pensamos que su administración precoz en un grupo de pacientes (con datos de inflamación moderada) podría ser beneficiosa para intentar evitar en un porcentaje elevado el desarrollo del síndrome de distrés respiratorio”, añade Aomar. “Además, se empleó en pacientes añosos y/o con pluripatología importante también con éxito y sin empeoramiento de sus patologías ni interacción con la cada vez más frecuente polimedicación”.
En línea con esto, el estudio de fase III Save-More, del grupo del investigador griego Evangelos L. Giamarelos-Bourboulis, avalaba que la administración temprana de este fármaco reducía en un 64% el riesgo de progresión de la enfermedad y en un 55% el de mortalidad. A partir de estas evidencias, anakinra ha conseguido la indicación de uso incluida en ficha técnica para el tratamiento de la COVID-19 en adultos con neumonía que necesitan oxígeno suplementario (flujo bajo o alto de oxígeno) y que tienen riesgo de evolucionar a una insuficiencia respiratoria grave.
“Se trata de evitar esta progresión, la necesidad de más soporte de oxígeno a mayores flujos o de anticiparse a la ventilación mecánica no invasiva e invasiva, al traslado a unidades de críticos o a un sistema ECMO, como ocurrió con tanta frecuencia en las primeras olas. El lema de su uso sería: cuanto antes, mejor”, afirma Miguel Salavert.
Datos ‘en vida real’
Se está viendo que el fármaco no solo reduce el riesgo de progresión de gravedad y de muerte al mes en los porcentajes del estudio, “sino que también disminuyó el riesgo de progresión a fallo respiratorio severo o muerte en un 38% en el día 14 del estudio. Además, añadir anakinra al actual standard-of-care hizo 2,8 veces más probable alcanzar una mejoría global del status clínico”, apunta Salavert. “Aunque los centros que hemos aplicado las conclusiones de este ensayo a la práctica clínica en los últimos meses estamos analizando nuestra propia experiencia para obtener resultados en vida real. Las primeras percepciones son favorables, evitando el empeoramiento evolutivo del síndrome hiperinflamatorio y encontrando con mayor precisión la ventana de oportunidad de administrarlo antes de los 7-10 días de evolución de la enfermedad, entre la fase de infección viral inicial y la pulmonar, precediendo a la verdadera fase de hiperinflamación”.
Destaca también el carácter dual de anakinra, bloqueando tanto la IL-1 alfa como la beta, y consiguiendo así un efecto más completo y global sobre los distintos pasos y efectores de la cascada inflamatoria. “Tal vez su empleo en el momento precoz y de la forma adecuada pudiera evitar el uso más prolongado de corticoides o la necesidad de anti-inflamatorios de siguiente escalón, como baricitinib o tocilizumab. No hay contraindicación de uso ni interacción llamativa con el empleo simultáneo de antivirales frente al SARS-CoV-2, como remdesivir o anticuerpos monoclonales frente a la proteína S (spike) del virus. Incluso podría tener un efecto sobre la prevención del daño vascular, y el riesgo trombótico, al inhibir la IL-1 alfa. Por último, a falta de demostración in vivo en modelos animales o en el ser humano, se especula sobre la posibilidad de que aquellos pacientes en los que se haya empleado anakinra tengan una menor probabilidad de evolucionar a síndromes post-covid o formas de covid persistente”, señala Salavert.
Por su parte, Aomar incide en que tras su administración precoz en determinados pacientes se produce una estabilización clínica durante las primeras 72-96 horas, comenzando luego a mejorar. “Además, tenemos la impresión clínica de que previene la fibrosis pulmonar que desarrollan algunos pacientes que han superado una neumonía grave por SARS-CoV-2”. Siguiendo la línea de investigación de su tesis, el equipo en el que participa Aomar tiene dos artículos pendientes de ser valorados para su publicación: “En uno analizamos nuestra cohorte de cerca de 350 pacientes tratados con anakinra y neumonía por SARS-CoV-2, con el objetivo de ver cómo se ha utilizado en práctica real, y en el otro artículo hemos visto las diferencias en el desenlace clínico entre distintos regímenes de tratamiento con corticoides (metilprednisona ajustada a peso versus dexametasona 6 mg)”.
Biomarcadores y otros retos
Teniendo en cuenta que el SARS-CoV-2 parece haber “llegado para quedarse”, ¿podía llegar a ser anakinra una terapia estándar para toda persona que de positivo en covid? “En mi opinión, no será ni debe ser así”, dice Aomar. “Además, aunque se ha avanzado mucho y hay varias teorías al respecto, en la actualidad no se tiene claro por qué unos pacientes desarrollan un síndrome hiperinflamatorio y otros no. Además, ya ha quedado demostrado, con fármacos como la dexametasona, que su administración en pacientes sin insuficiencia respiratoria incluso podría empeorar el pronóstico. Los datos actuales no permiten contemplarlo como fármaco preventivo”.
En relación a los biomarcadores inflamatorios, Salavert recuerda que el grupo de investigación griego “Tras dos años de pandemia, aún continuamos aprendiendo de la fisiopatología de la infección por el SARS-CoV-2. Se sigue investigando y debatiendo qué influencia pueda tener la hiperinflamación en formas recurrentes o intermitentes de la enfermedad en las formas crónicas o long-covid y en las secuelas a largo plazo, aspectos todavía aún no determinados plenamente”, afirma Salavert.
En cuanto al enfoque de abordaje covid en el escenario actual, que Salavert define como una situación de endemia sostenida, con un alto porcentaje (mayor al 95%) de población vacunada y con un número de pacientes con riesgo de formas graves y de ser hospitalizados cada vez menor, los esfuerzos deberían centrarse en poblaciones de pacientes con covid-19 vulnerables y frágiles y de inmunodeprimidos, “a los que deberíamos ser capaces de detectar muy precozmente para que se beneficien de pautas terapéuticas de anticipación, con fórmulas asistenciales sin ingreso (hospitales de día covid), hospitalización a domicilio o servicios de urgencias preparados para administrar tratamiento precoz con anticuerpos monoclonales o con antivirales intravenosos directos. Estas estrategias han demostrado una reducción del riesgo relativo de hospitalización y muerte del 85 y el 87%, respectivamente”, concluye Salavert.
En colaboración con Sobi.
PP-15412
Ficha Técnica Kineret (anakinra) Promocional:
https://issuu.com/sobiiberia/docs/ft_promocional_reducida_kineret_v7.0.docx [Último acceso junio de 2022]
Ficha Técnica Kineret (anakinra) EMA Summary of Product Characteristics:
https://www.ema.europa.eu/en/documents/product-information/kineret-epar-product-information_es.pdf [Último acceso junio de 2022]
·Kineret: Este medicamento está sujeto a seguimiento adicional. Es prioritaria la notificación de sospechas de reacciones adversas asociadas a este medicamento.
Este contenido ha sido desarrollado por UE Studio, firma creativa de branded content y marketing de contenidos de Unidad Editorial, para SOBI.
La hiperinflamación fue una de las principales sorpresas que el SARS-CoV-2 supuso para los especialistas desde el principio de la pandemia, y, con ella, la ya famosa tormenta de citocinas, que pronto se convirtió en una diana terapéutica prioritaria.Off Ofrecido por SOBI On
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/qevd2Ay
No hay comentarios:
Publicar un comentario