Tras la celebración de elecciones generales, se presenta una nueva oportunidad para hacer un repaso de los retos que tiene por delante nuestro sistema nacional de salud y cómo abordarlos. Desde el Consejo General de Colegios de Médicos (Cgcom), y en colaboración con las sociedades científicas y la Fundación IMAS, realizamos recientemente un completo diagnóstico del sistema sanitario público y medidas para mejorarlo.
Quiero comenzar por los problemas estructurales, como la separación entre salud pública y asistencia sanitaria, que ha llevado a un enfoque predominantemente curativo en lugar de preventivo. Este paradigma debe cambiar y, para ello, es necesario reorientar el sistema hacia la promoción de la salud y la prevención de enfermedades mediante la implementación de estructuras que integren la salud pública y la asistencia sanitaria.
Otro aspecto estructural es la educación sanitaria de la población. Sin duda, trabajar en este sentido resultará fundamental para un uso adecuado de los servicios sanitarios. Debemos concienciar a toda la sociedad sobre el sistema de salud y el respeto a los profesionales sanitarios, así como promover la alianza terapéutica entre médicos y pacientes, y la participación de asociaciones de pacientes y entidades científico-médicas en la reorientación de la salud pública.
Otro reto que impacta de manera directa en la estructura y planteamiento del SNS es el aumento de la población de personas mayores y pacientes con enfermedades crónicas complejas, así como la soledad no deseada. Para dar solución a este inmenso reto, debemos desarrollar una atención integral que incorpore los recursos sociales y profesionales necesarios para brindar una asistencia de calidad, incluyendo equipos multidisciplinarios, prevención de la fragilidad y cuidados paliativos.
En este sentido, no podemos olvidar que una mayor integración entre atención primaria y especializada, así como la creación de redes asistenciales que garanticen la continuidad de la atención, representan un paso de gigante en este aspecto. Pero también debemos hacer frente en los próximos años a la ampliación de la cartera de servicios del sistema sanitario público, especialmente en salud mental y salud bucodental, para cerrar las brechas existentes en comparación con otros países desarrollados.
La crisis generada por la pandemia ha evidenciado la necesidad de contar con una estructura de gobierno eficaz en el sistema sanitario, que lo dote de una gobernanza transparente, participativa y basada en evidencia científica. En este sentido, se han dado pasos como la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública, pero aún falta ponerla en marcha para, entre otras acciones, ordenar y valorar los resultados del sistema sanitario y establecer un sistema de información compartido.
Y si hablamos de cambios de calado, no podemos obviar a los pacientes. Es imprescindible incorporar a los pacientes en las estructuras de gobierno y en el proceso de toma de decisiones del sistema sanitario, garantizando su participación activa y promoviendo la toma de decisiones compartidas.
Pero si los pacientes son el 50% del SNS, el otro 50% lo conforman los profesionales sanitarios, auténticos baluartes del SNS. Por tanto, implicar a la profesión médica en la planificación y gestión del sistema sanitario y mejorar la experiencia del médico en el SNS a través de su participación en la gestión del sistema, fomentando su autonomía y responsabilidad es, sencillamente, gran parte de la solución. Pero esta implicación no será total sin mejoras en las condiciones laborales y motivacionales del médico que permitan aumentar la calidad y eficiencia del sistema.
asfasdfasfas
La organización y gestión de los sistemas sanitarios son otra de las claves a tener en cuenta. Pero ¿cómo lo hacemos? A través de órganos de gobierno transparentes en los centros de salud, estableciendo contratos y objetivos explícitos, promoviendo la autonomía y responsabilidad profesional, y estableciendo sistemas de medición y evaluación de resultados.
Y si hablamos de transparencia, es más que necesario implantar un sistema cristalino de medición sistemática y evaluación de resultados y de mejora continua de la calidad. Esto permitirá establecer estándares de calidad, hacer públicos los resultados y fomentar la participación de las entidades científico-profesionales en la política sanitaria.
Todos estos cambios y movimientos deben de ir acompasados porque la transformación de nuestro sistema no puede hacerse a tramos y parches o fracasará. Es necesario tener una visión holística, y esto implica desarrollar modelos asistenciales adecuados a las necesidades de los ciudadanos. En esta línea, sería positivo organizar la atención en función de grupos de pacientes con necesidades similares, desarrollar equipos multidisciplinarios, medir resultados y costes por subgrupo de pacientes, y fortalecer la atención comunitaria.
Si hablamos de transformación en el año 2023, no podemos obviar el concepto “digital”. Impulsar una transformación digital del SNS que incluya, entre otros muchos aspectos, el uso de tecnologías como la inteligencia artificial y la historia digital de salud del ciudadano, es absolutamente básico. Para ello, hay que establecer una estrategia de salud digital, promover la automatización de procesos y fomentar la educación digital de profesionales y ciudadanos.
En definitiva, estos son los diez grandes retos que desde la profesión médica consideramos cruciales a la hora de reconstruir un sistema sanitario que está en peligro. Un sistema que permita sostener el modelo sanitario universal, público y gratuito que durante más de 40 años ha ayudado a construir y cohesionar nuestro país. Urge un pacto de Estado por la sanidad que consolide y afiance este pilar de nuestro estado de bienestar, un consenso que quizá ahora tenga una nueva oportunidad de comenzar su andadura.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/VAK0kW8
No hay comentarios:
Publicar un comentario