El Hospital Universitario Gregorio Marañón, de Madrid, cuenta con un nuevo circuito que proporciona una mayor seguridad en el manejo y administración de los medicamentos en el entorno quirúrgico en todas sus etapas, desde que el paciente va a ser intervenido hasta que va a planta.
Se trata de una iniciativa en la que han participado enfermeros, cirujanos, anestesistas, farmacéuticos hospitalarios y técnicos de Sistemas, según cuenta a este medio Almudena Ribed, del Servicio de Farmacia del hospital madrileño y una de las impulsoras.
Ribed destaca que el entorno quirúrgico "es diferente al de otras áreas porque la medicación es administrada por los anestesistas, hay medicación de alto riesgo, muchos estupefacientes, mucha actividad...; en cambio, hay muy poca automatización del circuito del medicamento, algo que no sucede en otras áreas, donde hay más tecnología y presencia del farmacéutico hospitalario".
Por eso, pensaron que era necesario hacer una "restructuración de todo el proceso de utilización de los medicamentos, concretamente, en el entorno perioperatorio". Para el diseño del circuito del medicamento en el entorno quirúrgico, los profesionales implicados realizaron previamente un estudio ANFE (Análisis Modal de Fallos y Efectos).
Y aquí encontraron información interesante que les sirvió para ver dónde había más problemas y dónde tenían que intervenir.
Puntos críticos
Así, vieron que, de todo el circuito del medicamento en el entorno quirúrgico -desde que el paciente está en lista de espera hasta que se va-, los puntos de mayor riesgo son: que en quirófano no dispongan de un medicamento; que se administre un medicamento a una dosis errónea o incluso un medicamento que no es; errores en la conciliación de la medicación, en la analgesia después de la cirugía, en la profilaxis antibiótica y en la tromboprofilaxis.
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