La Navidad es un periodo especialmente sensible a la hora de afrontar el estudio para los exámenes MIR, FIR o EIR. Las academias apuestan por la necesidad de “desconectar” de forma completa durante los días más señalados (o los fijados en el propio calendario de estudio) y que ese enfoque no suponga un “olvido” total del estudio o una “culpabilidad” por ese descanso, que suele derivar en excesos de “compensación” que tampoco ayudan a prepararse.
Según Alberto García-Guerrero, director de MIRAsturias, el periodo navideño “no debe suponer un problema para nuestros alumnos”, ya que “tienen dedicado un plan de día de descansos y otras jornadas de trabajo donde tienen detallado el plan a seguir”. La actitud con la que deben afrontar este período, añade, “es semejante a lo que vienen realizando durante los meses previos”. Para Inés Rodrigo, tutora coach de PROMIR y residente en Medicina de Familia y Comunitaria en el Hospital la Paz de Madrid, “hay que estudiar durante la Navidad, pero tomárselo como si fuese un examen más de los que teníamos que prepararnos durante la carrera. E incluso podemos tener más tiempo para descansar, ya que es para el examen que, con diferencia, más hemos estudiado a lo largo de nuestra vida”. Alicia Acedo y Sonia García-Consuegra, profesoras de GoFIR, inciden en esta época “no se debe cambiar considerablemente la forma de estudiar con respecto al resto del año, puesto que el examen ya está muy próximo y podría ser perjudicial. Eso no quita que no se puedan disfrutar de estas fiestas, aunque de una forma distinta a la que estamos acostumbrados”. Y luego, muy importante, “tener el ánimo y la motivación alta; se va acercando el examen, pero los alumnos tienen tiempo aún y deben visualizar el objetivo e ir con determinación a por él”, inciden desde GoFIR.
Encajar todo
Para Rodrigo, “merece la pena de querer disfrutar de estos días con nuestra familia, amigos o pareja y que podamos tomarnos un tiempo de descanso”. En esta línea, añade García-Guerrero, “los días destinado a vacaciones deben ser empleados para un completa desconexión y no incurrir en el error de intentar avanzar en el temario o recuperar días perdidos”. En su opinión, no son para “tocar un libro o entrar en la plataforma”, sino que están adjudicados “para pasar tiempo con familiares y amigos y recuperar energías de cara a la recta final”. Ello incluye “seguir realizando las actividades de ocio libre (deporte, meditación, etc…) y no emplear este tiempo en seguir abarcando conocimientos”.
Respecto a cómo encajarlo, Rodrigo apunta: “Puede ser, por ejemplo, el día de Navidad completo y Nochebuena cogérselo solo a partir de las seis de la tarde. O también un poco en función de cómo cada uno celebre las Navidades”. En cambio, Acedo y García-Consuegra consideran primordial “no perder el contacto con el estudio en ningún momento”. Aunque haya algunos días en los que no se haga un estudio tan intensivo, como en Navidad o en Nochevieja, “lo importante es hacer algo que no rompa el ritmo. Hacer preguntas tipo test o repasar algún concepto clave que suelen preguntar en el examen, pero no dejar ningún día completo sin estudiar”. En su opinión, este enfoque se debe a que se corre el riesgo de que “en lugar de un día sean dos” los que se acaben tomando de descanso.
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