En Cataluña hay la idea generalizada de que la gestión administrativa (o pública) y el personal estatutario, propios de los centros del Instituto Catalán de la Salud (ICS), suponen un corsé que impide la autonomía necesaria para poder aplicar reformas de gran calibre a favor de la eficacia y la eficiencia.
Pero el Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, el mayor de Cataluña y buque insignia del ICS, está aportando pruebas solventes de que, en ese marco legal y laboral, sí es posible decidir de forma autónoma y llevar a cabo proyectos transformadores y/o revolucionarios que permitan mejorar lo importante: los resultados de salud.
En este centro, del que es gerente Albert Salazar, se aprovechó que durante la primera ola de la pandemia (marzo- abril 2020) el 90% de la actividad era para pacientes con covid-19 y que toda la plantilla se había implicado en ella para que, a partir de junio de ese mismo año, ya nadie volviese a trabajar como de costumbre.
Todo el trabajo es multidisciplinar
La dirección, con la colaboración de mandos y profesionales y de acuerdo con el plan estratégico 2021-2025, mantuvo los servicios y unidades funcionales de las diferentes especialidades y subespecialidades médicas, pero los agrupó en áreas de conocimiento, en las que el trabajo multidisciplinar (diferentes especialidades médicas implicadas, enfermería, fisioterapia, trabajo social, psicología, celadores, administrativos) es el fundamento.
Hasta la fecha (podrían crearse más, a petición de los profesionales) se han constituido 35 áreas de ese tipo como, por ejemplo, la de Atención Postquirúrgica, la de Trasplante de Órgano Sólido, la de Lesionados Medulares, la de Paciente Frágil Traumático, la de Neurociencias, la de Sistema Respiratorio, la de Corazón o la de Críticos.
En paralelo, se organizó la enfermería de acuerdo con la intensidad de los cuidados que precisan los pacientes dentro de cada área de conocimiento.
Esa organización ha tenido reflejo también en la distribución del espacio físico: las especialidades no tienen plantas de hospitalización; y, por tanto, no tienen camas asignadas. Las camas de todo el hospital se gestionan de forma centralizada – con el cuadro de mando Aura- y teniendo en cuenta necesidades quirúrgicas, de críticos y de urgencias.
El ingreso programado es prácticamente inexistente gracias, también, a las alternativas a la hospitalización convencional y a otros dispositivos asistenciales de la zona geográfica de influencia del hospital.
Lo mismo pasa con los quirófanos; el programador quirúrgico Alba permite saber qué pacientes saldrán a hospitalización y con qué intensidad de cuidados. Para urgencias siempre hay disponibles camas para que ingresen en hospital hasta un 10-12% de pacientes que entran por esa puerta, lo que impide ver a algunos hasta una semana esperando en una camilla a ser trasladados a planta.
El cambio más relevante, ha explicado a este diario María José Abadías, directora asistencial del hospital, es el aplicado a la enfermería: aunque su personal está adscrito a los equipos multidisciplinarios de las diferentes áreas de conocimiento, se divide en función de la intensidad de los cuidados en base a metodología científica (agudos, intensivos e intermedios).
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/LDMXKZ4
No hay comentarios:
Publicar un comentario