Después de muchos años en los que los especialistas no contaban con ningún tratamiento farmacológico eficaz para la obesidad, no hay duda de que los agonistas del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) han significado un hito en la lucha contra esta enfermedad. La investigación y la práctica clínica han dado buena cuenta de sus efectos secundarios físicos, como las náuseas, los vómitos y la diarrea. Sin embargo, la evidencia sobre los efectos psicológicos es escasa y contradictoria. De hecho, han sido objeto de análisis en el último congreso nacional de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).
Tatiana Lacruz Gascón, doctora en Psicología Clínica y directora del máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad de la Universidad Europea, demanda más investigación. La literatura médica no arroja suficiente luz. Existen estudios que concluyen que los nuevos fármacos tienen beneficios en la reducción de la sintomatología psicológica y de los atracones, mientras que de la revisión de otros trabajos no se infieren efectos positivos ni negativos. Pero Lacruz advierte de que la FDA ha reportado casos de síntomas depresivos y de acción suicida.
“No se está evaluando si la pérdida de peso se hace de manera saludable o patológica. Ingerir 400 calorías al día, porque la persona se siente saciada no es saludable”, asegura la experta, quien conmina a los profesionales sanitarios a reflexionar sobre cómo y cuándo prescribir los GLP-1, y unidos a qué otro tipo de terapias.
La 'desconexión' y otros potenciales riesgos
Tatiana Lacruz habla de riesgos para las personas con obesidad y para la sociedad en general. Entre los primeros, destaca precisamente la desconexión que se produce entre las señales de hambre y saciedad: “La desconexión sucede porque los fármacos favorecen la sensación de saciedad, por lo que ésta no se regula naturalmente”.
Otra contingencia que enfatiza la psicóloga es la de volver a poner el peso en el centro del tratamiento: “Seguimos estigmatizando el exceso de peso y esto puede ser un factor cooperante de trastornos de la conducta alimentaria”. Por ello, considera que el peso corporal no debe ser el único parámetro a tener en cuenta y que el tratamiento con estos fármacos debe ir acompañado de otras acciones necesarias, como una intervención nutricional, actividad física y una estrategia emocional.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/vemXah7
No hay comentarios:
Publicar un comentario