El examen MIR es una prueba de 4 horas y media con 210 preguntas tipo test, donde no solo cuentan los conocimientos, sino también factores como la capacidad de concentración, la gestión del estrés y la fatiga mental. Esta combinación de factores, que también se necesitan en los exámenes EIR y FIR, hacen imprescindible dar importancia y manejar el descanso para potenciar la mejor preparación y motivación, según coinciden los portavoces de diversas academias.
Para Alberto García Guerrero, director general de MIRAsturias, “es fundamental durante la preparación del examen debido a su gran exigencia. Los opositores rinden 11 horas diarias, ritmo que nadie puede mantener sin un adecuado descanso”. Por ello, añade, “nosotros recomendamos un día de descanso a la semana de forma obligatoria para evitar el agotamiento y mejorar la curva de rendimiento. Si hiciéramos un símil con el entrenamiento deportivo, un deportista necesita descansar para evitar la fatiga muscular”.
Jesús Corres, co-director científico de PROMIR -una plataforma 100% digital con metodología basada en la IA- y responsable de la asignatura de Reumatología, incide en que “es esencial para que el aprendizaje sea efectivo, ya que ayuda a fijar los conceptos en la memoria a medio y largo plazo, especialmente durante el sueño”. Además, reafirma, los periodos de descanso “son necesarios para evitar el agotamiento físico y mental, preservar la motivación y asegurar el bienestar general durante una preparación tan exigente”.
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Por ello, añade Alfonso Pérez, coordinador de los simulacros PROMIR y de la asignatura de Dermatología, como “la concentración prolongada es difícil de mantener, y la fatiga afecta a todos, incluso a campeones mundiales -como se vio recientemente en el ajedrez-, es clave abordar la preparación y el examen como una maratón, no un sprint”. Ello incluye respetar “los descansos y dosificando el esfuerzo para mantener un rendimiento óptimo”. Corres y Pérez coinciden en que los descansos no solo mejoran la retención del conocimiento, sino que también ayudan a combatir la fatiga, mantener la motivación y optimizar el rendimiento durante el estudio y el examen.
Consejos prácticos
Corres, médico de Urgencia Hospitalaria en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, considera que los descansos “deben individualizarse según las necesidades de cada estudiante”. Pérez, médico residente de Dermatología en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, apunta que para que sean “flexibles y adaptables” es vital “identificar signos de fatiga mental y necesidades individuales (como comer o ir al baño) y utilizar simulacros para experimentar y entender los momentos óptimos para pausar”.
También es recomendable “no forzar pausas si la concentración es alta, ni postergar el descanso si el cansancio es evidente”. Algunos ejemplos prácticos incluyen, según Corres, “estudiar durante 50 minutos y descansar 10 minutos por hora; o alternativamente, estudiar 2-3 horas seguidas y luego descansar 30 minutos”. Es fundamental “respetar el descanso nocturno, durmiendo entre 7,5 y 8 horas para asegurar la consolidación de la memoria y el rendimiento al día siguiente”. Para aquellos alumnos que tienen dificultades para la concentración, García Guerrero recomienda el método Pomodoro: “Se estudia durante 25 minutos y se descansan unos cinco para recuperar la concentración y poner toda la atención en el estudio”.
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