Hace tan sólo unos días que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, lanzó con entusiasmo y a bombo y platillo el anuncio de que, “si todo va bien”, España recibiría las primeras dosis y comenzaría a vacunar contra la covid-19 a principios de diciembre. Como un jarro de agua fría, pocas horas después de aquel anuncio, la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca comunicaban que habían paralizado temporalmente los ensayos de su vacuna tras haber detectado un posible efecto adverso en uno de los voluntarios que la están probando.
La de Oxford no es la única vacuna en la que Europa y España han depositado sus esperanzas, pero sí en la que más confiaban y la que Illa tenía en mente cuando hizo su anuncio. Aunque el parón en los ensayos clínicos duró apenas unos días y la investigación ya se ha retomado, el evento devolvió a muchos a la realidad de lo que es un producto en fase III de investigación, abierto todavía a una incertidumbre importante.
Y con ese factor de incertidumbre, el presidente de la Sociedad Espñola de Vacunología, Amós García dice sólo atreverse a fijar, “como mucho, un horizonte: el primer semestre de 2021” para el inicio de la vacunación. El presidente de la Sociedad Española de Vacunología recuerda que “estamos hablando de vacunas en fase III, y en fase III suelen ocurrir imprevistos. Un horizonte de un semestre es razonable. Esperemos que en ese primer semestre haya una o varias vacunas” disponibles.
Tampoco aventura fechas concretas el presidente del Comité Científico del I Congreso Nacional de Covid, Julián Olalla, para quien “ojalá la tuviéramos a finales de año, pero parece más probable que la verdadera fecha sea a partir de mediados de 2021. Confío en que los estándares de calidad de la investigación se estén respetando en los ensayos que conocemos como el de Oxford o Moderna”, afirma.
El portavoz colegial también cree que Illa fue “demasiado optimista” al fijar la fecha en diciembre: “Una fase III en la que ya están algunas vacunas exige al menos seis meses más, así que estaríamos hablando de bien avanzado el año que viene para poder empezar a inmunizar con seguridad”.
El presidente del Colegio de Médicos de Orense, José Luis Jiménez, quita hierro a los parones que puedan producirse en la investigación; “no hay que ponerse especialmente nervioso por un caso que se vea de un efecto adverso. Lo que hace falta es que haya un margen de seguridad amplio. Yo confío en las agencias, en la FDA, la EMA y la Aemps, que tienen suficiente experiencia como para no dejarse llevar por cantos de sirena y por las prisas políticas, que no pueden tener ningún tipo de influencia en la decisión de aprobación de la vacuna”.
Al portavoz colegial le preocupa, aún más que la aprobación de la vacuna, la logística para su administración, teniendo en cuenta que exigirá vacunar a alrededor de 3 millones de personas, según ha estimado inicialmente el ministerio.
“Por la poca información que tenemos, pensamos que vamos a necesitar dos periodos de vacunación, dos dosis separadas entre ellas de al menos un mes, y que se tardará hasta dos semanas después de la segunda dosis probablemente en conseguir la inmunidad necesaria”, añade.
Cómo y quién afrontará el coste de la vacuna, si Gobierno central o autonomías, será la siguiente batalla. Sin saber todavía siquiera qué vacuna será la que prosperará y cuál o cuáles se incluirán en la estrategia ministerial es difícil aventurar un coste.
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