La falta de transparencia sobre los ensayos realizados está detrás del descarte implícito del uso de las vacunas rusa y china en nuestro país, pero Amós García, presidente de la Sociedad Española de Vacunología, explica que “en el contexto de una epidemia no hay que descartar nada, hay que ir esperando a ver qué publican sobre cada vacuna las revistas científicas de impacto y, a partir de eso, tomar decisiones”.
Con todo, coincide el portavoz de la Organización Médica Colegial, José Luis Jiménez, presidente del Colegio de Médicos de Orense, en que “hay muy poca información de la rusa y menos aún de la china. Hay información más transparente de la de Oxford y la de Janssen, pero cualquiera de ellas valdría si cumplen los criterios que la OMS ha definido como válidos; esto es, una efectividad del 50%, esperemos que superior, aunque sabemos que no va a ser el 100%”.
Con esa transparencia por delante, la cautela está en boca de todos. “Están por ver los resultados de los ensayos en fase III de cada vacuna, de forma que podamos analizar cuáles son las ventajas que aportan (disminución de síntomas, de formas graves, de realización viral en viñas aéreas superiores…) y si estas ventajas se mantienen en todos los grupos o no. Es probable que cada vacuna tenga un perfil de eficacia diferente en cada rango de edad, de forma que convivan varias en el mercado con diferentes indicaciones de uso según el perfil del paciente”, explica Julián Olalla, presidente del Comité Científico del I Congreso Covid
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