El coronavirus ha puesto en jaque a los sistemas de sanidad y economías de todo el mundo y ha desencadenado una carrera frenética a nivel internacional para ser los primeros en la obtención de la vacuna capaz de frenar el virus.
A pesar de que ya se habían registrado antes brotes de la familia del coronavirus, como el SARS o el MERS, nunca se ha llegado a desarrollar ninguna vacuna contra ellos, ya que son virus no estacionales y, por lo tanto, con la desaparición del brote, desaparece la necesidad y la rentabilidad de elaborar una vacuna. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿llegará la vacuna, una vez más, tarde a la cita?
En la actualidad, el tiempo medio para la obtención de una vacuna oscila entre 10 y 15 años. A pesar de esto, la vacuna del Ébola fue desarrollada en tan solo cinco año y es que, en momentos de crisis es cuando se rompen los paradigmas, se plantean nuevas formas de trabajo y, como consecuencia, se consigue una mejora que permite avanzar y progresar.
En medio de la actual emergencia sanitaria, es esencial romper los paradigmas que impiden una reducción significativa del periodo de desarrollo de una vacuna. La complejidad del proceso de desarrollo de medicamentos, unido a la falta de coordinación en los pasos del mismo y la falta de aprovechamiento del conocimiento existente, conllevan una demora notable en el tiempo requerido para su obtención.
Aplicaciones y herramientas
Romper paradigmas, replanteando de cero el proceso de elaboración, como ya se hizo en el pasado con el desarrollo de nuevos productos en otras industrias, como la telefonía o el automóvil, nos llevaría a reducir notablemente el plazo de desarrollo. Por ejemplo, la aplicación de Set Based Engineering en los laboratorios nos llevaría a reducir la fase de prototipado de la vacuna de entre dos y tres años a dos y tres meses. Esta herramienta permite la generación de conocimiento enfocado a cubrir los gaps actuales y a la utilización sistemática y eficiente del conocimiento ya existente. Si a esto añadimos la aplicación de herramientas de Lean Project Management para la optimización y coordinación de las diferentes etapas de proceso de desarrollo de la vacuna, nos ayudaría a reducir los plazos hasta un objetivo inferior a seis meses en el caso del coronavirus.
Por otra parte, la falta de coordinación entre los diferentes agentes involucrados y una secuenciación ineficiente de las etapas y tareas del proceso, así como incidentes previsibles similares al que obligó a AstraZeneca a parar sus ensayos, pueden ocasionar un retraso superior al 30%.
En definitiva, la aplicación de metodologías ya probadas con éxito en industrias maduras pueden ayudar de manera significativa a la optimización del proceso actual de desarrollo de una nueva vacuna y a la reducción de los plazos para su obtención.
coronavirus Off Joseba Calvo, manager en Kaizen Institute. Industria Farmacéutica Opinión Opinión Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/36nsXQv
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