Aunque desde algunos colectivos se ha defendido excluir de vacunación a quienes ya han pasado la enfermedad, el presidente de la Sociedad de Vacunología, Amós García, dice no tener tan claro que haya que excluirlos “porque no está bien definido el tiempo de inmunización natural del SARS-CoV-2. Es algo que aún hay que debatir. Yo, sin conocer el tiempo de inmunización natural y sabiendo que algunos cuadros de reinfección se han producido no excluiría a las personas que ya han pasado la enfermedad. Además, ¿qué haces con los asintomáticos? ¿Haces una PCR a todo el que se va a vacunar? Hacer un test o PCR a todo el que se vaya a vacunar sería mucho más caro y colapsaría el sistema”, reflexiona.
En línea semejante se expresa a Olalla para quien aunque a priori parezca lógico excluir a un individuo con CR o anticuerpos positivos “hay que estudiar si es viable a nivel poblacional o si los ensayos se han realizado sin esta estrategia”.
La contradicción en cuestiones como ésa procede, en opinión Jiménez, no sólo del desconocimiento sobre la vacuna que se usará y sobre la inmunización natural que se genera al pasar la enfermedad sino también del hecho de que las estrategias de vacunación se matizarán según los países y, con toda probabilidad, la estrategia tendrá que ser diferente en países más pobres.
Desde el punto de vista de la Bioética, cabe poca reflexión cuando la evidencia científica no ha concluido la duración de la inmunización o las posibilidades de reinfección.
Así, tanto Vicente Soriano, exasesor de la OMS y codirector del Máster en Bioética de la Universidad Internacional de La Rioja, como Montse Esquerda, directora del Instituto Borja de Bioética, de la Universidad Ramón Llul, condicionan esa decisión a los avances en el conocimiento de cómo se comporta el virus. Soriano apunta que “habría que ver si dura la inmunidad y, si fuera así, no habría prioridad para vacunar ese grupo, que ya ha desarrollado anticuerpos”.
Esquerda coincide en el planteamiento, pero no deja de expresar su escepticismo a que exista esa inmunidad duradera, y señala el caso conocido de la reinfección de un facultativo catalán, “que sufrió dos veces la enfermedad, y la segunda vez fue más dura que la primera”.
Por otro lado, De Miguel responde que, ante un contexto de escasez de vacunas, además de ser partidario de realizar los test de detección del virus previos a la vacunación, “hay que presumir inmunidad”.
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