En una encuesta realizada recientemente por Satse, siete de cada diez profesionales de enfermería declaran haber sufrido en alguna ocasión accidentes biológicos por pinchazos, cortes, salpicaduras… Argumentan que la principal causa es el estrés laboral que sufre el colectivo enfermero debido al exceso de trabajo en los centros sanitarios.
Ante esta situación, el sindicato ha pedido a las consejerías de Sanidad de las autonomías que mejoren los protocolos destinados a evitar los contagios de los sanitarios por agentes biológicos, como es el SARS CoV-2, la hepatitis o el VIH.
Para la Asociación de Enfermería del Trabajo (AET) en el accidente con exposición a riesgo biológico la prevención es crucial, ya que sus consecuencias pueden ser irreversibles para los trabajadores.
“La prevención debe contemplar varios aspectos simultáneamente: implementación obligatoria de dispositivos de bioseguridad y prohibición de uso de agujas tradicionales, formación acerca de procedimientos de trabajo seguros y de la importancia de la atención precoz de estos accidentes, difusión del procedimiento a seguir en caso de producirse, campañas de vacunación con captación activa de profesionales sanitarios potencialmente vulnerables, sensibilización durante los exámenes de salud… Todo esto requiere medios humanos y recursos materiales”, explica a DM Ana Guerra, vocal de la junta directiva de AET y presidente de AET en Castilla y León.
Por otro lado, añade que es necesario actualizar el protocolo de vigilancia sanitaria específica del Ministerio de Sanidad, que data del año 2001 y que ya está obsoleto en bastantes cuestiones.
“No estaría de más, por cierto, empezar a contar con la Enfermería del Trabajo en la elaboración de estos documentos. Abogamos por la multidisciplinaridad y la participación de todas las profesiones implicadas como algo enriquecedor en todo caso. Hasta ahora, nuestra presencia en la coautoría de estos protocolos es nula”, lamenta Guerra.
La causa, el estrés laboral
La causa principal de los accidentes biológicos es el estrés laboral que sufre el colectivo enfermero.
“Está sobradamente demostrado que el número de accidentes de trabajo va unido a factores como la precariedad, el estrés, la rotación del personal, la sobrecarga asistencial… Ello produce, al mismo tiempo, una infranotificación de estos accidentes. Esta clase de síntomas, añadidos a la sobrecarga de trabajo actual, repercuten directamente en todos y cada uno de los indicadores relacionados con la calidad asistencial: absentismo, rotación de profesionales, errores en la praxis, retraso en la atención, consecuencias directas e indirectas de tener que priorizar a quien dirigir la atención sanitaria, demorando lo que a priori se pueda considerar no urgente... Lo estamos viendo a diario”.
La AET explica que las consecuencias pueden ser irreversibles para los trabajadores e indican que el estrés laboral es la primera causa de este tipo de accidentes
Precisamente por ello, desde la AET explican que es prioritario reforzar las plantillas, ofrecer un soporte emocional, mejorar las condiciones de trabajo y retributivas, eliminar la elevada precariedad, así como aprovechar mejor las capacidades y cualificación de las enfermeras, y ofrecer un apoyo social e institucional a los profesionales.
“Esta carrera de fondo que es la pandemia les necesita en sus plenas facultades para llegar a la meta. Hay que reforzar las capacidades y los recursos de afrontamiento de los profesionales, que ya rebasan el límite de sus fuerzas. Ello supone más proactividad y menos reactividad”.
Turnos nocturnos y mortalidad
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) sostiene que los profesionales que trabajan de noche en los hospitales pierden cinco años de vida por cada 15 años de trabajo.
Desde la AET no cuentan con datos de mortalidad ocasionados de manera directa por la permanencia en turno nocturno, pero sí hay evidencia sobre la mayor prevalencia en estos trabajadores de ciertos efectos nocivos sobre la salud que sí son causa de más mortalidad en la población general, como desórdenes del sueño, fatiga, enfermedades cardiovasculares, trastornos digestivos…
“Esto se debe a que son más sedentarios, hay cambios en su ritmo de alimentación respecto a los ritmos circadianos, tienen más sobrepeso y hay más consumo de tabaco. También sufren más los factores de riesgo psicosocial, ya que están más expuestos a violencia, reciben menos instrucciones, tienen menor control sobre el trabajo, menos participación en las decisiones que les afectan, hay menor número de profesionales atendiendo y menos recursos de apoyo. Y todo ello con un menor efecto de factores beneficiosos moduladores de estrés, como son el tiempo para la vida social y familiar”, explica Guerra.
Recuerda, además, que aunque parezca que el trabajador está adaptado, a la larga le pasa factura. “Desde el punto de vista de la salud ocupacional es recomendable limitar el número de años que se permanece en turno de noche”, aconseja.
Seguridad, salud y calidad de vida
La pandemia está afectando a la seguridad, salud y calidad de vida de los profesionales de enfermería.
“Los profesionales, cada uno desde su ámbito, estamos dando lo mejor de nosotros para frenar esta pandemia a costa de nuestra propia salud. Estamos agotados física y emocionalmente. Pero seguiremos ahí donde tenemos que estar. Los profesionales que tristemente fallecieron, los contagiados a causa de su trabajo, los que se separan de sus familias para evitar contagiar, la tensión emocional grabada a fuego de todas las experiencias vividas que van más allá de lo profesional, los desvelos por evitar contagios y limitar la propagación, la permanente necesidad de actualización de conocimientos, esa sensación de alerta constante, los desvelos... Volveremos a reinventarnos después de todo esto”.
Guerra, además, explica que el sistema sanitario está mostrando sus fortalezas y sus insuficiencias. “Se deberá afrontar, cuando sea posible, la reconstrucción, y habrá que tener en cuenta a todos los profesionales que formamos la sanidad, cada uno en los aspectos que mejor conozca”, concluye.
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