Los rastreadores se han convertido en una figura esencial para luchar contra la expansión del coronavirus. Su labor, a la que ahora se dedican numerosos profesionales sanitarios, se centra en contactar con casos positivos para comunicarles cómo deben proceder y, a partir de ellos, identificar a sus contactos estrechos. Se trata de una labor ardua, poco visible y que requiere estar buena parte del tiempo colgado al teléfono hablando con pacientes y posibles contagiados.
Una de las profesionales que ahora está dedicada a estas labores de rastreo es Teresa Laso, farmacéutica de Atención Primaria en Cáceres. En una entrevista con este periódico, explica en qué consiste esta tarea, cómo la compagina con su actividad diaria y qué impacto ha tenido la pandemia en la rutina de los farmacéuticos de Primaria.
Pregunta.- En general, ¿en qué ha cambiado la actividad del farmacéutico de AP con la llegada de la crisis sanitaria?
Respuesta.- Pues ha cambiado la actividad, pero también la forma de trabajar. Ahora, por ejemplo, se colabora más con las residencias sociosanitarias a la hora de suministrarles medicación y oxígenoterapia, se adaptan tratamientos y formas farmacéuticas, se revisan prescripciones a pacientes con covid que reciben el alta hospitalaria, e incluso en los primeros meses de la pandemia elaboramos soluciones hidroalcohólicas desde los laboratorios de Salud Pública.
P.- ¿Geles hidroalcohólicos desde los laboratorios de Salud Pública? ¿Cómo es eso?
R.- Pues sí, fue algo que hicimos al principio de la pandemia, cuando había dificultades de abastecimiento de estos productos. En estos laboratorios trabajan farmacéuticos cuya labor es la de analizar distintas muestras y alimentos. En esos primeros meses, como esto se dejó de hacer (salvo para casos urgentes), se destinó el laboratorio a la elaboración de geles hidroalcohólicos; una tarea en la que no solo participaron los farmacéuticos, sino todo el personal que allí trabaja.
P.- En tu caso en particular, has pasado de trabajar en labores ligadas al uso racional de los medicamentos a complementar esto con trabajos de rastreo. ¿En qué consisten?
R.- Yo hago guardias de rastreo en fines de semana y algunas tardes, y lo compagino con mis labores de uso racional por la mañana como farmacéutica de área que soy. En cada una de esas guardias trabajamos tres profesionales -un veterinario, un farmacéutico y un enfermero- y lo que hacemos es ponernos en contacto con los casos positivos que nos envían desde la Dirección de Salud para notificárselo, informarles de las medidas de aislamiento y localizar a sus contactos estrechos.
P.- ¿Y qué seguimiento se le hace a esos contactos estrechos?
R.- Una vez que el positivo nos informa de ellos, codificamos esos contactos en nuestra aplicación informática -en la que figura toda la historia clínica del paciente-, nos comunicamos con ese contacto estrecho, le explicamos las medidas de cuarentena que tiene que seguir y le citamos para que se le realice una PCR o la prueba diagnóstica que corresponda. Una vez tenemos todos los contactos estrechos, lo comunicamos a la Dirección de Salud.
P.- ¿Comunicáis vosotros el resultado de las pruebas?
R.- Sí, nosotros también comunicamos resultados, tanto el de la primera prueba (para confirmar el diagnóstico) como el de la segunda (para darle el alta si la prueba es negativa).
P.- ¿Hay diferencias en la reacción que tiene cada grupo de personas cuando se le notifica que ha dado positivo?
R.- Generalmente, sí. A una persona mayor suele afectarle bastante cuando le dices que es positiva, ya que llevan meses viendo como personas de su edad han fallecido a causa del virus; y sobre todo si viven solas. Alguna incluso, mientras hablábamos, se ha puesto a llorar. Hay muchas veces que son personas asintomáticas, pero el impacto que les genera es muy importante.
P.- Personalmente, debe ser duro notificar un positivo a este tipo de pacientes...
R.- Pues sí. Es muy duro notificar un positivo a una persona mayor o a un paciente de riesgo. Para ellos supone un impacto emocional fuerte por su situación clínica y a nosotros, emocionalmente, nos pasa factura.
P.- Por lo que veo, buena parte del trabajo implica usar el teléfono y hablar directamente con el paciente, ¿verdad?
R.- Sí, aquí hay mucha labor de teléfono; hacemos muchas llamadas. No notificamos nada de manera presencial, ni siquiera para ponernos en contacto con alguna persona mayor a la que no localicemos por teléfono, ya que en este caso también intentamos llamar a familiares para localizarle.
P.- Al trabajar directamente sobre el terreno, ¿qué percepción tenéis del cumplimiento de las medidas y de las cuarentenas que realizan las personas con las que contactáis?
R.- Sobre esto, lo único que sé es que suelen preguntarnos muchas dudas. Por ejemplo, sobre cómo se debe actuar en casa con el resto de convivientes o sobre cómo debe ser el aislamiento. Lo que sí percibimos es que puede haber determinadas personas que presentan alguna reticencia a adoptar medidas estrictas. Esto pasa, por ejemplo, cuando le dices a alguien que es un contacto estrecho y que, aunque la PCR salga negativa, debe estar diez días confinado. Hay algunos que se quedan bastante impactados y te preguntan varias veces el por qué.
Percibes además que aquellos que tienen a su alrededor personas mayores y pacientes de riesgo se toman más en serio el cumplimiento severo de estas medidas. Es algo que sientes porque suelen indicártelo y preguntarte.
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P.- ¿Cuál cree que es la base para realizar un adecuado cumplimiento de las medidas para reducir la transmisión del virus?
R.- Pues considero fundamental, además de cumplir con todas las pautas dadas desde el Ministerio de Sanidad, aplicar el sentido común. Debemos reducir los contactos lo máximo posible. Si te ves durante varios días, en grupos de seis, con personas distintas, estás cumpliendo la norma, pero no estás actuando de un modo coherente para reducir tus contactos. Creo que esa conciencia es fundamental.
P.- Toda esta labor nueva de rastreo que ahora hacéis, ¿se traduce en un incremento de horas de trabajo?
R.- Sí, las guardias de rastreo son algo totalmente nuevo. Son un añadido a la labor que antes hacíamos. En nuestro caso, nos repartimos en turnos rotatorios para cubrir todos los días. Los días laborables estamos ubicados en Cáceres y en Trujillo, en horario de 15.00 a 22.00 horas; y los fines de semana trabajamos de 08.00 a 22.00 horas y nos repartimos en tres equipos ubicados en Cáceres, Trujillo y Arroyo de la Luz.
P.- Por buscar algún factor positivo a la pandemia y viendo que trabajáis codo con codo con otros sanitarios en estas labores de rastreo, ¿se están estrechando lazos con otros profesionales?
R.- Mucho. Además, nos permite distribuirnos funciones y trabajar de forma colaborativa. Nos permite también resolver dudas y poner en común situaciones de determinados casos en las que no sabes bien cómo actuar. Es algo que, día a día, permite a todo el equipo tener una relación muy estrecha.
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