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miércoles, 10 de febrero de 2021

El mal de san Lázaro

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Mié, 10/02/2021 - 08:35
Del hombre al nombre
san lázaro
San Lázaro protagoniza la parábola del rico y el mendigo en el Nuevo Testamento, según la narración del evangelista médico san Lucas.

En el Diccionario de la lengua española de la RAE encuentro recogidas varias expresiones médicas compuestas con la palabra ‘mal’ en su viejo sentido de enfermedad o dolencia: mal caduco (epilepsia), mal de Alzheimer, mal de bubas (sífilis), mal de Chagas, mal de la rosa (pelagra), mal de la tierra (nostalgia), mal de Loanda (escorbuto), mal de madre (histeria), mal de montaña, mal de ojo, mal de orina, mal de piedra, mal de pinto (pinta o carate), mal de san Antón (erisipela), mal francés (sífilis). A los oídos del médico actual, suenan todas algo arcaizantes, pero dentro de lo normal.

Me llama mucho la atención, en cambio, la expresión «mal de san Lázaro», que la RAE define como «elefantiasis» (y esta, como «síndrome caracterizado por el aumento enorme de algunas partes del cuerpo, especialmente de las extremidades inferiores y de los órganos genitales externos, que puede producirse por diversas enfermedades inflamatorias, persistentes, y muy especialmente por los parásitos de los países cálidos del grupo de la filaria»). Creo que yerran los académicos de la Española, y creo adivinar también por qué yerran.

Este san Lázaro del mal de san Lázaro claramente no es san Lázaro de Betania, hermano de Marta y María, sino san Lázaro el mendigo, protagonista de la parábola del rico y el mendigo en el Evangelio de san Lucas (Lc 16,19-31), y santo patrono de los mendigos, de los leprosos y de cuantos padecen cualquier tipo de llaga o enfermedad cutánea. El histórico mal de san Lázaro, pues, es la lepra (no la elefantiasis); y lazareto, el nombre que tradicionalmente hemos dado a las leproserías, así como también a las estaciones de cuarentena para el aislamiento de personas infectadas o sospechosas de padecer alguna enfermedad infectocontagiosa grave.

Ocurre, no obstante, que las palabras ‘lepra’ y ‘elefantiasis’ han significado cosas muy diferentes a lo largo de los veinticinco siglos de historia de la medicina. La «lepra de los griegos» es lo que hoy llamamos ‘psoriasis’, mientras que la «elefantiasis de los griegos» es nuestra actual ‘lepra’ o enfermedad de Hansen; nada que ver con nuestra ‘elefantiasis’ actual, que corresponde a la antigua «elefantiasis de los árabes», ni con la llamada «lepra de los hebreos» (tsara’ath), que hoy llamaríamos quizá ‘dermatosis’ (y que era, por cierto, lo que padecía el mendigo Lázaro de la parábola evangélica).

Cuando la RAE afirma que el mal de san Lázaro es sinónimo de ‘elefantiasis’, está confundiendo la elefantiasis (de los árabes) con la antigua elefantiasis de los griegos, y confundiendo de paso a las decenas de millones de usuarios del diccionario normativo. Es todo un pelín complicado, sí, lo sé; pero se supone que una entidad de la categoría de la RAE tiene a quien pedir consejo cuando entra a definir en un terreno que no domina.

Fernando A. Navarro

Según el diccionario de la Real Academia Española, el «mal de san Lázaro» es la elefantiasis. ¡¿De veras?! Pues sí y no, pero más bien no. Off Fernando A. Navarro Off

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