La investigación es la única herramienta que puede ofrecer, mediante la participación en ensayos clínicos bien estructurados, más oportunidades a pacientes con cáncer que no han conseguido respuestas a los tratamientos convencionales.
“La investigación en oncología es sinónimo de vida, por lo que participar en un ensayo clínico es beneficioso para la persona que participa y para la población en general”, ha asegurado Pedro Pérez Segura, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, de la que depende la Unidad CRIS de Nuevas Terapias Experimentales del citado centro, y en el que hoy se ha presentado la acción “Amigos Invisibles” de la Fundación CRIS contra el cáncer.
Las ‘caras visibles’ de la actividad investigadora que se lleva a cabo en este hospital madrileño han sido dos mujeres: María Jesús Aparicio y María José García Carramolinos, pacientes de cáncer de la Unidad CRIS de Nuevas Terapias Experimentales, y Arancha Manzano, que junto a Alberto Ocaña, coordinan la citada unidad.
Tras no encontrar respuesta a los tratamientos convencionales y agotar opciones, ambas mujeres –afectadas una de cáncer de vejiga y otra de endometrio, están recibiendo tratamientos personalizados en la Unidad CRIS de Nuevas Terapias Experimentales del Hospital Clínico San Carlos con respuesta positiva tras participar en novedosos ensayos clínicos.
Empuje bidireccional
En este caso, los ensayos se han basado en la administración de fármacos dirigidos a alteraciones genéticas en cada paciente en concreto”, indica Pérez Segura a DM quien considera que este tipo de colaboraciones -centros hospitalarios y fundaciones contra el cáncer como CRIS-, “es una fórmula útil y practica porque todos empujamos en sentido bidireccional que, finalmente, llega al paciente”.
A pesar de que la Unidad es aún joven –comenzó su andadura oficial hace unos seis meses-, las investigaciones tienen un recorrido histórico, lo que ha permitido entrar en el campo de ciertas alteraciones genéticas que presentan los pacientes que, en este caso, ya habían recibido tratamiento estándar y que no habían evolucionado correctamente.
“También es importante destacar que se trata del uso de fármacos altamente personalizados teniendo en cuenta las alteraciones genéticas de su tumor, lo que promueve –tal y como se ha observado- el control de la enfermedad, con una muy buena tolerancia que se manifiesta en su estado clínico”, señala el oncólogo.
Con respecto a las líneas de investigación que se están desarrollando, Pérez Segura indica que actualmente tienen abiertos varios ensayos clínicos con terapias dirigidas hacia alteraciones moleculares concretas, para lo cual se lleva a cabo un amplio análisis de los tumores de los pacientes que participan en los ensayos.
“También se trabaja en identificación de biomarcadores que permitan un conocimiento más profundo de la respuesta a terapias concretas, así como en la incorporación de biopsia liquida para conocer en sangre alteraciones genéticas que permitan identificar pacientes de riesgo de recaída o que sean resistentes a los tratamientos para poder actuar precozmente".
Amigos visibles para una patología invisible
Por último, se analiza la forma de poder seguir identificando dianas, sobre todo inmunológicas, que permitan "diseñar fármacos que actúen sobre el sistema inmunológico en determinados tumores”, explica el especialista.
Marta Cardona, directora de CRIS contra el cáncer, ha insistido en la necesidad de ayudar a la investigación: “Queremos dar las gracias a estas dos mujeres por comprometerse tan firmemente con la investigación en esta campaña, y también a los investigadores que incansablemente buscan tratamientos alternativos para todos los pacientes de cáncer: Hoy buscamos a 2.000 amigos invisibles para vencer al enemigo invisible que es el cáncer, al año se detectan más de 270.000 casos nuevos, y directa o indirectamente nos toca de cerca a todos”.
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