Cada 17 de noviembre celebramos el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Pulmón. Cada año este cáncer se cobra la vida de aproximadamente 25.000 personas en España; el 85% de estas muertes se evitarían si no sentáramos a la mesa a un enemigo mortal: el tabaco.
La conmemoración de la lucha contra el cáncer más letal de nuestro país este año se adivinaba más triste para quienes nos dedicamos a ayudar a nuestros pacientes a dejar de fumar. A la vuelta del verano recibimos la noticia de la parada de la fabricación de uno de los fármacos de elección para ayudar a dejar de fumar: la vareniclina, comercializada por el laboratorio Pfizer con el nombre comercial de Champix. La presencia en este medicamento de niveles de nitrosaminas por encima de los permitidos por la Agencia Europea del Medicamento para administración crónica de medicamentos -inferiores a los que tenemos en otros productos como embutidos o carne del churrasco- provocaron una retirada parcial primero en junio y su retirada total en septiembre.
Además de ser uno de los tres medicamentos de primera línea para ayudar a nuestros pacientes a conseguir la cesación tabáquica, junto con la terapia sustitutiva de nicotina y el bupropión, la vareniclina se encontraba financiada por el sistema público y resultaba una alternativa farmacológica ideal para ofrecer a nuestros pacientes, por su eficacia y perfil de seguridad. Su cese en fabricación, debido a la necesidad de desarrollar fiablemente un proceso más riguroso de purificación de nitrosaminas, nos adivinaba un futuro relativamente incierto en el tratamiento del tabaquismo.
Sin embargo, a finales de octubre recibimos la noticia de la entrada en nuestro vademécum de una nueva molécula para dejar de fumar: la citisina, que el laboratorio polaco Aflofarm comercializa en nuestro país con el nombre de Todacitán. La citisina es un alcaloide vegetal (proveniente de las semillas de los árboles del género Cytisus laburnum), de estructura relativamente similar a la de la nicotina. Pese a su reciente comercialización en España, esta molécula no es una desconocida para los especialistas en tabaquismo; sus propiedades son conocidas desde hace ya unos 70 años, cuando durante la 2ª Guerra Mundial los soldados la utilizaban para paliar los síntomas de abstinencia producida por la escasez de los productos del tabaco.
Pese a que en España no se había comercializado hasta la fecha, porque la Agencia Europea del Medicamento no había dado aún su visto bueno, otros países europeos del antiguo bloque soviético ya la tenían disponible desde hacía décadas en su arsenal terapéutico.
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Evidencia científica
La evidencia científica disponible a día de hoy, y siendo conscientes de que son pocos los estudios de calidad sobre su eficacia, muestra que esta no parece ser inferior a la de la vareniclina, fármaco que se deriva de ella. Los estudios de toxicidad postcomercialización tras más de 70 años presente en otros países muestran que no se ha reportado efecto grave alguno hasta el momento. Si hubiera que ponerle un pero a esta molécula sería que, debido a que su semivida es muy corta, provoca que su pauta posológica pueda resultar algo engorrosa: los pacientes empiezan con una administración de seis comprimidos diarios, que van paulatinamente reduciendo, y esto podría conllevar una disminución de la adherencia al tratamiento.
Los especialistas en tabaquismo confiamos en que la citisina sea otra herramienta útil para todas aquellas personas que desean dejar de fumar.
El precio, ¿una barrera?
Habrá quien me lea y piense que me olvido de nombrar su principal inconveniente: su precio. No lo creo así; me niego en rotundo a considerar que su precio es un inconveniente. Cada envase de Todacitán contiene los comprimidos necesarios para cubrir la totalidad del tratamiento completo (25 días) y su PVP en España es de 198 €. Es cierto que se pensaba que su precio iba a ser menor, pero cuando alguien, paciente o compañero, les hable de la barrera que supone su precio, recuérdenle que quien compra un medicamento para dejar de fumar está invirtiendo en salud, mientras que los 5€ que paga por su cajetilla de tabaco los está gastando en muerte y cáncer, en años de menos con los suyos.
Por último, es conveniente recordar que la estrategia más efectiva para que nuestros pacientes consigan dejar de fumar, de una manera mantenida en el tiempo, es la aplicación de una terapia multicomponente que, además del tratamiento farmacológico, incluya la ayuda de un profesional sanitario experto, con habilidades de comunicación y capaz de emplear también herramientas cognitivo-conductuales.
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