Las vacunas frente al SARS-CoV-2 han demostrado ser la herramienta más útil en la lucha contra una pandemia que ha consumido al planeta durante los dos últimos años, pero la irrupción nuevas variantes, como la sudafricana, presumiblemente más peligrosa debido a su gran cantidad de mutaciones, regresa al mundo a una incertidumbre ya agotadora. Aunque la ciencia lleva meses afanada en la obtención de nuevos medicamentos para combatir la infección causada por el virus, lo cierto es que el panorama actual vuelve a otorgar enorme protagonismo a la consecución de nuevos tratamientos que sean eficaces y supongan un respiro para pacientes y profesionales sanitarios.
Durante el congreso que la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha celebrado en Santiago de Compostela esta semana, el presidente ejecutivo de los comités organizador y científico, Javier de la Fuente Aguado, se ha mostrado esperanzado ante la aparición de dos líneas de terapia que en los ensayos clínicos han dado resultados muy prometedores: “Pueden ayudar mucho al manejo de la covid-19, porque pueden evitar hospitalizaciones”. Sin embargo, al mismo tiempo se ha mostrado prudente pues todavía no hay suficiente experiencia en la realidad clínica: “Estos medicamentos aún no están comercializados, se pueden solicitar al Ministerio de Sanidad mediante uso de emergencia”.
Todos tienen un efecto antiviral: “Unos neutralizan el virus, potenciando la respuesta inmunitaria, y otros afectan a la replicación del mismo”. Los primeros son anticuerpos monoclonales que se generan en laboratorio y que, obviamente, están humanizados para evitar reacciones alérgicas. Deben administrarse entre los días 5 y 7 desde el inicio de la infección, cuando el virus presenta más actividad. Cuentan con un informe favorable de la Agencia Europea del Medicamento para pacientes con covid leve-moderada y se ha visto que reducen un 70%-80% la hospitalización y las necesidades de soporte de ventilación e intubación.
“Pero esto es en ensayos con pacientes de riesgo de complicaciones, es decir, pacientes inmunodeprimidos, que tienen insuficiencia cardiaca, obesidad mórbida o diabetes mellitus”, ha matizado De la Fuente, también presidente de la Sociedad Gallega de Medicina Interna (Sogami).
Molnupiravir
Por otra parte, el fármaco molnupiravir, originalmente concebido como antigripal, demostró en sus primeros ensayos que administrándose también durante los primeros días, reduce un 50% el riesgo de hospitalización o muerte de los pacientes con infección moderada y con alto riesgo de complicaciones. Aunque este porcentaje ha sido reducido por la compañía a un 30%, a tenor de un informe hecho público ayer por la FDA.
Pese a la introducción de estos nuevos tratamientos, el presidente de la Sogami ha señalado que el fármaco remdesivir sigue figurando en las guías clínicas y continúa teniendo utilidad. Combinado con baricitinib, es en los pacientes que sufren insuficiencia cardiaca, pero no necesitan soporte ventilatorio, en quienes tienen más eficacia: “Reduce la necesidad de intubación y la mortalidad”.
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